El Prometido De La Amante De Mi Esposo

Samuel

Como contador tengo dos trabajos. En uno me encargo de todos los procesos o proyectos de Matías, además de ser su socio en algunos. Por otro lado, con el dinero que gane trabajando para él, hice mis inversiones individuales. Después de la tecnología y la comida, lo más lucrativo, es el sexo.

Por eso soy el dueño de un club nocturno exclusivo de la alta sociedad. Donde todos tienen la libertad de dejarse llevar por sus fantasías.

Al ingresar deben colocarse máscaras. Las rojas son solo para aquellos que únicamente vienen a observar. Amarilla para los que quieren sexo casual, pero individual y en privado. Por último, el verde es para los que aceptan todo y en público.

Los últimos lo hacen en el centro del salón, donde hay tres diferentes camas y está rodeada de sillones para los que disfrutan solo observando. Una orgi@ en vivo y en directo.

Como todos los sábados que tengo libre, estoy detrás de los vidrios espejados observando todo. En la misma habitación tengo inmensos televisores a través de los cuales, observo los movimientos del lugar. Gracias a las diferentes cámaras puestas en el ingreso y la salida principal.

 También en la entrada de cada uno de los treinta dormitorios que brindamos para aquellos que prefieren la privacidad. Dentro hay botones de alerta para aquellas mujeres que no les gusta lo que quieren hacerle e intentan obligarlas. Siempre hay un degenerado que no respeta los límites, o un no, por eso tengo tantos hombres y mujeres de vigilancia y todo queda grabado, menos en las habitaciones.

Sería otra noche normal si no fuera porque reconocí a cierta Rubia loca y hermosa ingresar con una máscara amarilla. Llame al personal de ingreso preguntando por ella. Me explicaron que era la primera vez que venía

_ ven a la mujer de rojo _ le dije al encargado de la vigilancia, sentado frente a las pantallas _ Es mía. Que nadie se le acerque o será expulsado

_ si jefe _ respondió y tomó el radio para comunicarse.

Ahora veremos si realmente cumples tus afirmaciones, loca. Si eres capaz de acostarte con un loco en el trabajo, ¿qué serías capaz de hacer aquí? Quiero ver tu talento en la cama

Llego al centro del lugar y la observo desde la barra, no ha bebido ni una gota de alcohol y parece nerviosa. Supuse que era porque es la primera vez que viene… No. No lo creo, estoy seguro de que no soporta que la ignoren, mujeres como ella, están acostumbradas a tener toda la atención.

Es un golpe bajo, para su enorme ego, que nadie se le acerque. Me rio ante su desesperación, es hermosa. Por supuesto que lo es, al mismo tiempo, es insoportable y una promiscua.

Mis hombres seguramente están sorprendidos por mis acciones, en los cinco años que tengo en este club no he tocado a una mujer, todas saben que soy el dueño y han querido acercarse, sin embargo, no me gustan las mujeres fáciles. No las juzgo, pero no me interesan.

Hace dos unos meses terminé con mi última pareja, Samira una hermosa morena. Yo quiero hijos y familia y ella, quería libertad, entendimos que no éramos el uno, para el otro.

Veo que Romina se levanta y camina al baño. Cuando regresa, sus pechos ya están más a la vista, creo que solo sus pezones están cubiertos. Quiere acostarse con alguien a toda costa, me carcajeo desde mi lugar, nadie se acerca a ella aunque se pare desnuda en medio. Esta noche no obtendrás lo que quieres muñeca

Casi una hora más tarde, se levanta y se dirige hacia la salida, me acerco a ella, no se irá de aquí hoy, sin que tome mi venganza. Tuve que ponerme hielo en los huevos la última vez, por el dolor que me causó.

Romina

Regreso a mi departamento con el nudo en mi garganta. Le dediqué siete años de mi vida, y me dejo por otra mujer más apropiada según los estándares de sus padres.

El problema es que seguía buscándome de vez en cuando solo para acostarse conmigo. Darío no fue mi primer hombre, estuve con otras dos personas antes que él, pero después nadie me volvió a tocar.

Tomo uno de mis juguetes para autocomplacerme, acostada en el sillón. No logro tener un orgasmo porque mi mente traicionera únicamente me trae a Darío. No debería ser así, mi propia conciencia es mi peor enemiga

Decido bañarme, luego me visto lo más sexy que tengo. Un vestido rojo de satén, sin sostén, escote caído y espalda abierta, me pongo unos zapatos altos del mismo color. Hace meses una compañera de trabajo me invito a una fiesta y hoy decidí que debía ir. Necesito olvidarlo, no seguiría llorando por él.

Cuando me dirijo a la puerta el timbre suena. Observo la imagen del intercomunicador y es Darío. ¡Esto no puede estar pasando!

- Romina, necesito hablar contigo- dice está con su traje azul cielo, que le queda tan bien

No soy estúpida, las últimas dos veces que vino aquí con la excusa de “hablar”, abrirle la puerta, fue mi perdición, porque terminé acostándome con él. Con un hombre casado, que me arrojo a la basura.

Sabía que no se iría así, que opte por las escaleras de emergencia, era el octavo piso y hacía frío. Bajar fue una travesía, más con mis tacones, pero lo hice y luego fui en busca de mi auto

Llego al lugar muy nerviosa. Sabía de qué se trataba, estaba segura de lo que quería, eso no reducía mi expectativa y el miedo que cargaba, ¿y si estaba cometiendo un gran error? Me entregan el antifaz amarillo, me lo pongo y camino hacia el interior, la música está al máximo, todos usan máscaras.

El antifaz rojo es para observadores, los de antifaz amarillo aceptan sexo, pero individual y los de antifaz verde están dispuestos a todo, como los del trío que está ahora sobre la cama en medio de la sala. Una mujer castaña está con un moreno detrás embistiéndola y un rubio por delante llenado su boca.

Me senté en una esquina esperando que alguien me ofreciera lo que venía a buscar, no bebí alcohol, quería estar consciente de mis actos. Sin embargo, me esquivaban como si tuviera veneno.

Fui al baño y me observé al espejo, estaba hermosa, no era por mi aspecto, ¿o sí? Baje los tirantes de mi vestido, para ver si conseguía más atención y regrese al mismo lugar

Me sentía frustrada, nada cambio y decidí irme, pero cuando caminaba hacia la puerta, choque contra un enorme moreno vestido de negro de antifaz amarillo. Me ofreció la mano sin decir una palabra y la tomé, tampoco quería hablar. Camine detrás de él hasta una de las habitaciones.

Apenas ingresamos comenzó a besarme, y diablos, besaba delicioso, sus inquietas manos caminaron por mi cuerpo con lentitud a diferencia de su boca.

Sabía lo que hacía y yo lo que quería. Me llevo a la cama, nos arrodillamos en ella besándonos. Lo ayudé a sacarse el saco y también la camisa. Nos acostamos y su boca, bajo por mi cuello, intenté concéntrame en él, sin embargo, Darío apareció otra vez y lo empujé.

_ yo lo siento. No puedo _ murmuré, solo me miró sin responder. Salí de la habitación y corrí hacia el estacionamiento.

Regrese a mi departamento, insultándome a mí misma, era una estúpida, para empeorar mi desastrosa noche, Darío seguía en mi puerta y no estaba solo, estaba con su esposa.

Baje del ascensor y camine hasta la puerta, mientras ellos seguían discutiendo, coloque el código y cuando iba a ingresar esa mujer me grito

_ aléjate de mi hombre maldita golfa

_ cariño, vámonos _ dijo él, tomando su cintura. Definitivamente, cada día yo me volvía más patética. ¿Rechace a un hombre que prometía buen sexo por este infeliz?

_ ¡cómo verá, señora, yo no estaba! Acabo de llegar, de una noche muy caliente con mi novio, por lo tanto, no tengo nada que ver con su problema _ entre y cerré la puerta detrás para meterme a la ducha con toda la ropa y llorar. Doy consejos, pero yo misma no los cumplo.