Mi Galán De Telenovelas

Lucia guiaba y Marcos seguís las indicaciones. La ciudad estaba casi vacía, era de esperarse de un martes a la noche, en una ciudad medianamente pequeña.

Encontraron abierto un resto de comidas rápidas y descendieron.

Al entrar había dos mesas ocupadas solamente. En una, 3 muchachas conversaban animosamente y en la otra un

hombre de mediana edad leía un libro.  Con poca luz y una música baja, nadie presto atención a la pareja.

Marcos dejo que fuera Lucia la que eligiera donde sentarse.

Al momento se acercó una joven sonriente y les indico que, sobre un rincón de la mesa podían encontrar el QR que los llevaría al menú.

Ambos tomaron sus celulares y se dispusieron a ver que podían ordenar

-Estoy más que hambriento ¿Y tú? - dijo Marcos sin mirar a su acompañante

-Tal vez un poco, pero debe ser por la ansiedad que me ha provocado usted. Casi nunca ceno- Contesto Lucia y, mirando a su alrededor agrego

-Debo ir al baño-

- ¿Otra vez? - le cuestiono el hombre extrañado

- ¡Ah disculpe! ¿Cuántas veces puedo ir al toilette en horario de trabajo jefe? - La sonrisa de

la mujer no era una demostración de alegría, más bien era de burla.

- ¡Mira que eres cabrona! No quise ser grosero ni mal educado\, solo fue una pregunta.

Lucia se puso de pie y giro sin contestar dirigiéndose al baño, pero sintió que la mano de Marcos sujeto su muñeca. Se volvió de inmediato encontrándose de frente con el enorme cuerpo de aquel hombre que se había puesto de pie junto a ella.

-Mi nombre es Marcos, no soy señor, no soy tu jefe… ni mucho menos “Usted”. Soy Marcos y me gustaría mucho que me llames así- le susurró al oído y, diciendo esto, la soltó y volvió a su asiento.

Lucia quedó paralizada, el corazón se le salía por la garganta y solo atino a afirmar muy lentamente con la cabeza. Luego huyo al baño.

 Al volver, vio que Marcos seguía allí sentado en el mismo lugar, con la diferencia que ahora charlaba con las 3 jóvenes que anteriormente habían estado ocupando una de las mesas, estas se encontraban de pie junto a él.

(-Hete aquí al Don Juan) pensó Lucia y se acercó sin decir nada.

Al tomar asiento junto a Marcos, se dio cuenta que aquellas señoritas habían reconocido al famoso actor.

-Les digo que se equivocan. Yo no soy quien ustedes creen. ¿No es así? - Dijo el Adonis tomando la mano de la recién llegada en busca de auxilio.

Por un momento Lucia hizo silencio y luego, con una mesura majestuosa acoto

-Recién llego a esta conversación, no sé qué quieres que responda.

Una de las muchachas se apuró a decir

-Lo hemos reconocido, solo queremos un autógrafo.

- ¿A quién has reconocido? - quiso saber Lucia

-Pues a Él- dijo otra de las jóvenes, señalando a Marcos.

- ¿Y quién se supone que es? - volvió a cuestionarla Lucia

-Es Marcos Aragón, el galán de la novela de la tarde. La miro todos los días, no me pierdo ni un segundo.

La mujer rio y tomando con sus dos manos el brazo del actor contesto muy graciosamente

- ¿De verdad ustedes creen que si ese “galán” fuera “este hombre” estaría sentado en “este

lugar” perdido del mundo con una mujer que trabaja como seguridad? - y al decir esto mostro su uniforme levemente.

Las chicas se miraron entre ellas y se quedaron en silencio

-Pero si no es el, entonces, se le parece muchísimo- agrego la más pizpireta- ¡Es muy guapo!

Lucia dirigió la mirada al hombre que tenía a su lado y, tocándole la nariz con su dedo, como un gesto de cariño, respondió.

-En eso tienes toda la razón, pero este “galán” es solo mío y no lo comparto.

Marcos sonrió tiernamente y beso la frente de Lucia en forma amorosa.

-No exageres amor- le respondió

Las jóvenes se disculparon y salieron del recinto casi corriendo.

Cuando cruzaron la puerta Lucia soltó el brazo de Marcos y riendo agrego

-Me debes una-

-Si amor- contesto el hombre que la miraba cómplice de aquel momento- por un instante, hasta yo me creí tu acto. Eres una actriz nata.

-En realidad sentí que tenía que hacerlo o nos quedaríamos aquí toda la noche. Además, mi trabajo es cuidarte y mantener todo en bajo perfil. Al menos es lo que dijiste cuando salimos de la comisaria… ¿No es así?

Marcos hizo silencio mirándola fijo a los ojos y, acercándose levemente murmuro

-Me parece muy bueno que me tutees.

Lucia sonrió, esta vez no estuvo a la defensiva.

Mientras cenaron la charla fue muy amena, ambos estaban cómodos con el otro.

La conversación fue variada, desde la infancia hasta la vida que llevaban ahora.

Cuando volvieron a la gran casona ya casi amanecía.

-Bueno, acá te abandono- dijo Lucia, al descender del automóvil que, nuevamente habían estacionado junto a la casa de seguridad- Que pases un hermoso cumpleaños

Marcos agradeció con una sonrisa y se disponía a retirarse cuando sintió un fuerte deseo de abrazarla.

La mujer se detuvo al verlo dudar.

De repente y sin decir nada más, en dos pasos enormes como era aquel adonis, se encontró abrazando a Lucia.

-No me podía ir sin un regalo- Le dijo

Ella se quedó helada por un momento, pero muy lentamente subió un poco sus brazos y, tomándolo por la cintura, contesto a aquel abrazo.

- ¡Feliz cumpleaños! - susurro

Por fin se separaron y Marcos se encamino rumbo a la gran casona.

Lucia solo se quedó allí, viendo cómo se retiraba sin voltear.