Maya Watson, una chica de 17 años de secundaria hija de una buena familia, es inteligente, dulce, ingenua y muy hermosa, pero su belleza es oculta tras mucha ropa que la hacen parecer gorda y su aspecto es de la típica, ratón de laboratorio, esto hace que la pobre chica sea víctima de bullying por parte de sus compañeros.
Los grupos en esa secundaria se dividen en nerds, populares niños lindos, que habitualmente andan de punta en blanco y son aparentes niños perfectos y los populares chicos malos que son los traviesos, los mala conducta por así decirlo, pero igual de atractivos y hasta más, también están los solitarios aquellos que no pertenecen a ningún tipo de grupo peor que nerds los inadaptados y aquí es donde entra Maya solitaria solo estudia y no tiene amigas.
Ella será víctima de Tommy Becker quien se acercara a ella solo para pasar sus exámenes e intentará tomar su virginidad mientras la graba esto hará que Maya con la ayuda de un chico malo popular pase de oruga a mariposa.
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Te Amo.
Estoy sintiendo un dolor enorme en mi pecho, pensé que por fin había encontrado a mi amor de vida, pero ella está en este momento con el idiota de Tommy sus gemidos me dan rabia, mi cara está bañada en lágrimas ni cuando Tamara sufrí tanto.
— Por qué Maya Por qué me hiciste esto mi niña — Dije con dolor frente a ese cuarto donde está ella.
— Que se supone que te hice Evans — Dice mi niña detrás de mí.
Volteo de inmediato y la veo, está aquí y no allí dentro, suelto el aire que tenía retenido y la abrazo fuertemente.
— Mi amor, mi niña, mi reina, estás aquí, estás bien, no lo hiciste mi amor, no me engañaste.— Digo Abrazándola mientras aspiro su olor.
— Suéltame, ¿engañarte?, yo no soy como tú, solo vine a decirte que me voy con tu amigo Adams, él se ofreció a llevarme a casa, adiós Evans.—
— Amor, por favor, escúchame, necesitamos hablar, no la besé, ella lo hizo por qué sabía que nos verías, créeme, te amo, Maya me enamore de ti...— Digo aún con mis ojos aguados, no la quiero perder la amo, sí, me enamore de mi pequeña Picasso.
— Me quiero ir Evans, no me siento bien, aquí nos vamos Adams.— Le pregunta a mi amigo y este asiente no me había dado cuenta de que Maya tiene puesta la chaqueta de Adams y tiene su cabello un poco revuelto.
Le digo a mi amigo que yo me encargo y él se va, la abrazo y abro la chaqueta que trae pista y su vestido está roto arriba en los tirantes, frunzo el ceño y le pregunto preocupado.
— Amor que ocurrió dime mi niña.— Ella baja su cara.
— Me quiero ir Evans.— Dice mi niña y la tomo dela mano para llevarla a la salida, la subí al auto y busco a Adams.
— Que tiene mi niña, lo sabes.— le pregunto a mi amigo.
— Tommy trata de abusar de ella, estaba fuera de sí, ella lo golpeo y salió de allí corriendo, él trató de ir tras ella, pero lo golpeé.— Me dijo mi amigo, aparte de que me contó que ella cuando subía con Tommy le hizo señas con los ojos y él estuvo pendiente a lo que sucedía.
Fui a buscar a ese imbécil, pero era el que estaba en ese cuarto, al parecer con Analía fui al carro con mi niña y estaba llorando, entonces la abracé.
— Lo siento amor, lo lamento tanto fue mi culpa, no debí dejarte sola.— ella no respondió, solo miro por la ventana y yo mientras conduje a mi casa, allí se quedaría mi niña, esta noche la baje en brazos y la lleve a mi recámara la acosté en la cama y fui busque una camiseta mía para que se bañara y se cambiara me salí del cuarto y cuando entré ya estaba cambiada se veía hermosa estaba acostada viendo al techo el silencio era incómodo.
— Mi amor lo siento, perdóname, te juro que yo no la besé, la aleje princesa me perdonas.— Dije y no respondió, yo estaba a su lado, entonces me puse de lado para mirarla y Vi sus ojos full de lágrimas, me partió el alma mataré a ese hijo de perra.
— Dime por qué estas conmigo de verdad Evans, es solo para molestar a Tommy cierto por qué no hay otra razón, soy la fenómeno, no es así.— Decía entre llantos, no podía creer lo que oía.
Me acomodé y la volteé dejándola frente a mí, entonces la besé.
— Amor, perdóname por favor, no te alejes de mí, me enamoré de ti, de tus ojos, de tu sonrisa antes de que cambiarás, ya te quería.— dije y la volví a besar.
—Mi amor, pensé que solo jugabas conmigo, Tommy me dijo que lo hacías para molestarlo— dijo mi pequeña con tristeza.
— Él es un mentiroso, estoy contigo porque te amo mi niña y a él lo mataré por lo que hizo.—
— Amor el intento drogarme, pero cambié los vasos y luego se puso como loco y escapé de milagro, solo me rompió el vestido.— Aprieto mis puños al escucharla hablar.
— Pequeña, nada malo te pasará, no te volveré a dejar sola nunca —
—Amor te amo.—Dijo y me besó, luego se colocó encima de mí, volviendo el beso un poco más subido de tono, mis manos subían y bajaban y las de ella igual.
— Mi amor Debemos parar no es el momento — Dije y me di un golpe mentalmente.
— Está bien amor, pero quiero dormir así contigo puedo.— dijo acomodándose en mi pecho, yo tenía un gran problema entre mis piernas, pero no era el momento.
Así nos quedamos Abrazados un rato dándonos besos hasta que ella se fue poco a poco quedando dormida, nunca me había sentido más pleno en mi vida, se veía tan hermosa, tan indefensa con ese pensamiento, me quedé dormido al lado de mi amor bonito.
Desperté por la luz, entraba por la ventana, me levanté y corrí las cortinas para no molestar a mi pequeña, después de ducharme le preparé un rico desayuno cuando iba a la habitación encontré a mi hermana viéndome con una sonrisa abrazada a Adams mi mejor amigo.
— De qué me perdí tú... Y mi hermana.— Pregunté serio con la bandeja en las manos.
— Si hermanito Adams y yo somos novios y lo adoro.— Dijo mi hermana con ojos de cachorro.
-— Hermano, amo a tu hermana, jamás la dañaría.— Dice Adams abrazando a mi hermanita.
— Está bien acepto solo porque te conozco y sé que jamás la dañarías, y gracias por salvar a mi niña — Le digo con una sonrisa.
— Para eso estamos, además todos adoran a esa pequeña, se ha ganado el cariño de todo el grupo B bueno con sus excepciones.— Dice y sé que se refiere a las chicas que quieren algo conmigo.
Voy a mi habitación y está mi niña en ropa interior de espaldas cambiándose y Dios mío es hermosa, mi niña es bellísima, trato de salir sin que me vea, pero se voltea y al verme se coloca roja y se tapa la cara con sus manitas pongo la bandeja en la mesa y la abrazo luego hago que me mire.
— Ey pequeña Picasso, no pasa nada, estoy aquí y te vez hermosa, no tiene que darte vergüenza, sí.— Le paso la ropa que se iba a poner y nos sentamos a comer bueno, yo le daba la comida a mi chiquita, creo que me perdieron me rindo ante mi pequeña Picasso.