Cambiando El Final

El grupo de cazadores se quedó por petición del jefe de la aldea, además de que así podían descansar y disfrutar del festival. Estando en la taberna, todos bebían alegremente, festejando que pronto regresarían a Ashar.

– Brindemos por Dylan que pronto dejará atrás la soltería – un chico rubio levanta su cerveza y todos los demás hacen lo mismo –

– Sí, celebremos también que esto es solo otro paso para alcanzar nuestros objetivos

– Salud – gritan todos las unísono –

Todos estaban disfrutando de la celebración hasta que deciden, ir a celebrar la despieda de soltero del tal Dylan en el festival. De camino a la plaza principal del pueblo pueden observar varios puestos de comida y varios juegos.

Se entretienen un rato comprando de todo lo que ven y apostando en los juegos a ver quién era mejor. El chico rubio de nombre Kai era el que iba ganado, y al ver que el chico de ojos color rubí no participaba en nada, empieza a molestarlo.

Al final ambos terminan separándose del resto del grupo y se dirigen a la plaza principal al ver que todas las personas empiezan a ir entusiasmados para allá.

– Hey pequeños – detienen a un par de niños – porque tanta prisa

– Es que la diosa del viento y la diosa de fuego van a bailar como lo hacen cada vez que hay festival – sonríe entusiasmado –

– Exacto – le dice la pequeña niña – además tenemos que darnos prisa ya que será la última vez que bailen en el festival porque la diosa del viento se va de regreso a su imperio para casarse

Después de decir aquellas palabras los niños siguen su camino entusiasmados para porder ver bailar a las diosas.

– Así que diosas del fuego y el viento – sonríe ladino Kai – deben de ser unas bellezas para ser llamadas así – mira a su amigo y lo toma del brazo – vamos a ver, tal vez así te la quitas de la cabeza

El chico pelinegro no le dio tiempo a contestar debido que Kai lo empezó a arrastrar hacia la plaza del pueblo. A medida que iban avanzando veían a más personas que se reunian al rededor de una fuente en el centro de la plaza.

Ambos chicos empezaron a empujar a algunas personas hasta llegar a las primeras filas, al levantar la mirada pueden observar como hay varios músicos tocando canciones muy animadas mientras un grupo de malabaristas hace algunos trucos. Unos minutos después aparece un hombre de mediana edad, quien era el jefe del pueblo.

El hombre levanta las manos y los músicos dejan de tocar, prestandole atención, al igual que las demás personas reunidas en la plaza.

– Ya saben que el festival Kaitíd se celebra dos veces cada año – mira a todas las personas que solo asienten con la mirada a las palabras pronunciadas – pero este festival adquirió un nuevo significado para nosotros desde que hace casi dos años las diosas del viento y el fuego nos salvaron – hace una breve pausa y observa a los músicos – así que sin más retrasos aquí les presentamos a nuestras diosas

La multitud estalla en aplausos y los músicos empiezan a tocar unas melodías suves con un tono envolvente y seductor. Las piedras mágicas que alumbraban los alrededores se apagan por unos segundos y en la compepleta oscuridad, aparecen unas pequeñas llamas de fuego.

Kai fija su vista en esas pequeñas llamas que se van transformando en unas más grandes, hasta que se crea un torbellino de fuego y del centro de este aparece una chica vistiendo un sari de color negro con rojo, adornada con pulseras de oro, esa era Valery. Quien aparece danzando descalza, sus movimientos eran precisos y delicados.

Pero lo que más llama la atención de Kai y los demás es que mientras danza ella controla el fuego, de manera ágil, las llamas acompañan cada movimiento que hace iluminado aquella oscuridad de la noche, haciéndola ver más sensual e interesante.

Sigue danzando durante unos minutos más hasta que finalmente las llamas se apagan y Valery desaparece, dando paso a que las luces de las piedras mágicas vuelvan a encenderse. La multitud estalla en aplausos y el jefe de la aldea vuelve a hablar

– Y ahora la favorita de todos, aquella que parece una hermosa ninfa, una diosa con cabellos azabaches, y una mirada que hipnotiza, si esos pares de ojos azules grisáceos te miran fijamente durante mucho tiempo serán tu perdición –

El chico de ojos color rubí levanta la mirada al momento en que oye la descripción que da el jefe de la aldea, se queda mirando con atención mientras el jefe sigue hablando.

– No puede ser – dice casi en un susurro intentando convencerse a sí mismo de que hay muchas personas con esas mismas características –

Vuelve a fijar su vista al frente mientras observa como todas las personas estallan en aplausos cuando dice la última frase

– ... con ustedes la diosa del viento –

De la fuente empiezan a salir pequeñas gotas de agua que se elevan en el cielo y van tomando forma de farolillos, las personas cesan sus aplausos cuando la música empieza a sonar y se forma en el centro un torbellino de viento y agua. Y es ahí cuando los ojos rubí de aquel chico observan como de dentro del torbellino sale una chica vestida con sari de color rojo y dorado, que empieza a danzar.

Su danza es diferente a la de Valery, es como si ella estuviera en un campo de batalla luchando, pero su danza desde el principio es sensual y hermosa. Acompaña cada movimiento con pequeñas ráfagas de viento. Sigue bailando hipnotizado a todos, pero de entre toda la multitud había alguien que estaba completamente en shock.

La chica se acerca a la multitud de personas aún danzando y cuando pasa por al frente de aquel chico instintivamente sus ojos se fijan en los de él y por esos segundos que parecían eternos, se quedan los dos mirándose fijamente en un duelo de miradas que lo dice todo. La música sigue sonando y la chica vuelve al centro de la plaza hace unos últimos movimientos y al igual que Valery desaparece y los farolillos que estaban suspendidos en el aire se deshacen en forma de pétalos de cerezo. De nuevo la multitud estalla en aplausos, pero aquel chico sigue algo impresionado por lo que acaba de ver

– Y hasta aquí el baile de las diosas – observa a todos – por favor pasen a retirarse y a seguir disfrutando del festival Kaitíd

El chico pelinegro se quedó quieto en el mismo lugar hasta que por fin reacciona cuando Kai lo arrastra de nuevo, para que se mueva de lugar, ya algo alejados de la plaza es que el pelinegro se suelta de Kai y reacciona

– Así que, si eras tú – esboza una pequeña sonrisa de lado y mira el cielo – Rebecca – se lleva las manos a su pecho – has crecido mucho mi pequeña fiera salvaje