Me Converti En El Hijo Omega Del Emperador Tirano

Los días pasaron y me acostumbré a la presencia de Apolo, además mi padre el tirano estaba siendo un poco menos horrible y fastidioso de lo que era generalmente era, por lo que mi vida se tornó más tranquila de lo normal, pero la tranquilidad duró solo un mes, el vuelo disfrute al máximo, en ese mes jugué con Apolo y aprendí a ser un niño común y corriente, con él podía correr persiguiendo animalitos o imaginándome historias fantásticas, jamás en mi vida había tenido tiempo para ser un niño común y corriente, pero frente a mis ojos se estaba mostrando un mundo completamente diferente al que yo conocía, aquel mes fue el más feliz de mi vida, pero un día mientras estaba jugando con Apolo en el jardín central del palacio escuché un sonido extraño, en ese preciso momento me quedé quito y me puse en alerta, luego de escuchar más detenidamente, escuché pasos pesados, lo cual era extraño ya que a ese jardín no permitía la entrada a personas fuera del círculo real y sus invitados, así que fingí que corría jugando, luego me apresure hacia Apolo y le dije:

-ve corriendo al castillo lo más rápido que puedas y dile a los soldados que vengan porque hay un intruso.

Apolo no entendía por qué yo estaba diciendo eso, sin embargo, me hizo caso, soltó las flores que tenía en sus manos y salió corriendo hacia una de las torres del palacio, mientras que yo me quedé en el jardín escondido entre los tulipanes lo más quieto que pude, luego de unos cuantos segundos apareció el perpetrador, el tipo miraba a todos lados y sus pasos eran lentos y sigilosos. desde que intentaron matarme en reiteradas veces, mi sentido de la protección estaba más alerta que nunca por lo que no salía de mi habitación sin un cuchillo el cual escondía en mi bota, mientras que hombre merodeaba, yo saque mi cuchillo lentamente y sin hacer ningún ruido, luego agarré la empuñadura lo más fuerte que pude h cuando vi que aquella persona se estaba acercando a mí, agarre el cuchillo puse mi vista fija en mi objetivo y le clave el cuchillo en la pierna, el hombre grito de dolor y enojado intentó golpearme, pero no pudo, ya que yo lo esquivé, el hombre corrió atrás de mí, el intento alcanzarme para darme una buena golpiza, pero yo no deje que me alcanzara, yae orri con todas mis fuerzas y lo más rápido que pude y ya que estaba herido eso me dio ventaja, luego cuando vi un campo abierto me detuve, lo mire fijamente y lo provoque intencionalmente para que se acercara a mi, el hombre callo en la trampa y enojado fue hacia el queria venganza por ser apuñalado por mí se, el se acercó furiosamente y luego sacó una espada de la vaina que tenia en la cintura, apunto a mí y se abalanzó intentando herirme, pero lo esquive rápidamente y no pudo hacer nada, solo le quedó intentar cortarme con su espada, pero cada uno de sus cortes no daba en el blanco, el hombre estaba perdiendo la paciencia y se negaba a creer que un niño pequeño no pudiera ser tocado por su espada, así que sin otra opción y cegado por la furia, soltó su espada y se acercó a mi para intentar hacerme daño, en ese momento sonrei en modo de provocacion y cuando vi que sucumbio ante su ira aproveché la oportunidad y clavé mi cuchillo en su pecho, aquel hombre estaba furioso, gritaba de dolor, se veia el pánico en sus ojos y también el desconcierto, ya que era difícil que un niño tan pequeño pudiese ser capaz de hacerle tal daño a un hombre adulto, pero, ya que yo estaba luchando por mi vida no tuve más opción que acabar hacer lo necesario sin importar si era herir o torturar a quien quisiera dañarme, e. él momento en que lo vi tirado en el suelo tuve ganas de acabar con el de una vez pero antes quería saber algo, así que le pregunte:

-quién te dio la orden de que me mataras?

El hombre me miró enojado y no me dio respuesta alguna, así que con una sonrisa siniestra, saque el cuchillo de su pecho y lo clave en su pie, luego le volví a preguntar:

-te he hecho una pregunta y creo que es poco educado que no me digas la respuesta .

-...

-si no quieres hablar, entonces te contaré la lengua para que se cumpla tu dese de no volver a hablar.

el hombre resignado y humillado respondio:

-de todas maneras voy a morir, así que, para que hablar.

-quien dijo que te dejaré morir?.

-ya me has apuñalado en el pecho, así que moriré pronto.

-es cierto, te apuñalé en el pecho, pero no fue en un punto vital, así que no morirás, pero si no quieres hablar, haré que me ruegues que te mate.

-ja, no creo que puedas hacerlo.

-bien, bien.

Le corté los tendones de las piernas y luego mientras gritaba le dije:

-aun quieres permanecer en silencio?

-...

-bien, bien entonces iré quitándote poco a poco lo que más quieres, de ahora en adelante no podrás caminar, ahora voy por tu amiguito, para que así no tengas descendencia, que a decir verdad creo que te estaria haciendo un favor, por que un niño con tus genes seria desastroso, luego cortaré casi todos tus dedos, luego tus ojos y por último tu lengua, pero descuida tu vida la dejaré intacta.

-tu maldito mocoso malévolo.

-ustedes fueron los que me quieren hacer daño, yo solo me defendí y mientras lo hago me divierto un poco, ¿a caso no crees justo que desahogue mi ira?

-...

-quien te envío?

-no quieres hablar?, bien, bien, entonces despídete de tu amiguito y de tus futuros hijos.

levanté el cuchillo y el hombre grito:

-no, no, te lo diré, te lo diré.

-habla.

-fue la consorte.

-cual consorte?

-la esposa de su majestad el emperador.

-ah, así que ese bastardo tiránico se casó y esa consorte me quiere matar, ja, ja, ja.

-suelteme, ya le dije lo que se.

-te soltaré, pero antes, te quitaré tres dedos de cada mano, para que no vuelvas a empuñar tu espada.

-no, no.

-debio pensar dos veces la propuesta de esa arpía, a caso no sintió lástima al saber que tenía que quitarle la vida a un niño de 4 años?

-tu maldito.

-si, si, soy todo lo que dice, si quiere puede seguir insultandome, mientras tanto me enfocaré en cortar esos dedos.

arrastre como pude al tipo hacia mi antigua cabaña, luego lo ate y fui por un hacha, luego con una sonrisa levante el hacha y con toda mi fuerza la dejé caer en tres de sus 5 dedos, corte el anular, el medio y el índice de un solo corte, luego cuando estaba por cortar los dedos de la mano izquierda, llegó Apolo con varios guardias y en compañía del maldito tirano, al verlo, sonreí y dejé caer el hacha en los dedos de ese hombre, luego con la cara manchada de sangre le dije:

-ja, ja, ja, he dejado al perro de su esposo inutilizable, dígale que lo piense dos veces antes de enviar a otro de sus perros, por que ya se quien es y si quiero también me puedo deshacer de él.