Mayday Brown, una niña de 8 años que pasa la navidad en casa de sus abuelos mientras sus papás están ocupados en su trabajo.
Sus vacaciones parecian normales; convivía con sus tíos, primos, sus abuelos, y exploraba la casa. Cuando de pronto conoce una chica llamada Elizabeth quien su abuela presenta como su hermana mayor.
Sin embargo, May no tarda en darse cuenta de que detrás de la sonrisa de su hermana mayor, hay una oscura intención que pondrá a prueba su valentía e ingenio.
¿Que secretos puede ocultar Elizabeth? ¿Podra Mayday sobrevivir a su navidad?
NovelToon tiene autorización de Powder34 para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capitulo #11
Los fantasmitas de los niños que esa bruja había matado me rodearon mientras seguían diciéndome que tuviera mucho cuidado con Elizabeth.
—Debe tener mucho cuidado, señorita, si quiere derrotar a la bruja, deberá ser más lista que ella
—¿Cómo? ¿Hay una forma de ir con mi abuelita y mi hermano?
—Claro que la hay, señorita
—Pero es muy arriesgado y debe ser muy fuerte
—Y no caer en el miedo
Estaba por seguir hablando con los niños cuando sentí una mano fría y suave estirando mi brazo para sacarme de ese oscuro lugar, por unos pequeños segundos pude ver como Elizabeth me sacaba de aquella puerta roja, que la última vez daba al patio.
—Mayday, ¿dónde estabas? Es muy tarde, debes dormir y como tu hermana ma…
—¡Tú no eres mi hermana!
—¿Qué? Ugh, ¿cómo te atreves a hablarme así? ¡Soy tu hermana!
—¡N-No! ¡Tú no eres mi hermana!
—No… —sus dedos se transformaron en garras tan afiladas como cuchillos—. Me hables… —su cuerpo se alargó, era como si alguien hubiera estirado las extremidades de un feo muñeco de plastilina—. ¡¡En ese tono!!
Unas patas de araña salieron de su espalda mientras gritaba enfurecida. Era aterradora, tanto que me hicieron retroceder unos cuantos pasos pero no podía huir, mi hermanito aún seguía dentro de la casa y no podía dejarlo.
—Tú… —respiré hondo mientras levantaba la cabeza—. No eres… —de manera desafiante me acerqué a ella—. ¡Mi hermana! —grité apretando los puños en un intento para dejar de temblar—.
Elizabeth enfurecida trató de morderme pero se detuvo a último momento y con un suspiro lleno de frustración me sujetó de la oreja con fuerza para llevarme a la fuerza a mi habitación.
—¡¡A tu habitación, jovencita!! —gritó estirando mi oído tan fuerte que me saco sangre—.
—¡Oye! ¡Oye! —me quejé pataleando y sollozando—.
No pude hacer nada contra su fuerza y sus garras, así que terminé siendo encerrada en la habitación donde estaba Jade dormido. Intenté abrir la puerta con patadas, y puñetazos pero era imposible, no podía escapar por ahí.
Tenía mucho miedo, y ya no tenía ni siquiera a mis primas conmigo. No pude evitar llorar frente a la puerta, deseando que mis papis estuvieran conmigo ayudándome y salvándome como siempre lo hacían.
Dejé de llorar cuando Rin se me acercó con curiosidad, se sentó frente a mí y comenzó a lamerme las mejillas para que levantara la mirada.
—Vete, déjame sola —me quejé con la voz llorosa mientras lo apartaba de mí—.
Rin no dejo de lamerme hasta que por fin pude ver la linterna que Jade abrazaba, ese tonto gato se dio la vuelta para acercarse a Jade y jugar con la linterna con sus esponjosas manitas.
Intrigada y con un poco de esperanza me levanté del suelo para agarrar la linterna, sin esperar nada apunte a la puerta y la encendí, provocando que la puerta se abriera. Rin comenzó a maullar mientras mordía la cangurera que usaban los adultos para llevar a Jade con ellos.
—E-Entiendo —susurré agarrando la cangurera para ponérmela—.
Después de acomodar a mi hermanito en la cangurera, seguí a Rin con ayuda de la linterna, él parecía conocer a la perfección la salida del lugar. En el camino pude ver en la oscuridad como las paredes se llenaban de una extraña telaraña rosada, lo curioso era que al apuntar la linterna hacia esas telarañas, ellas simplemente desaparecían, como si solo fueran una ilusión de la bruja.
Rin me guío a la salida, pero justo cuando estaba por salir, escuché las voces de mi familia, mi abuelita, mi tía, Lana y Clara me hablaban para que fuera a la cocina, Rin al oírlos rápidamente me mordió de la ropa para tirarme hacia la salida.
—¡Abuelita! ¡Lana! —grité preocupada y asustada—. Lo siento pero no puedo dejarlos, no puedo
Sabía que esa bruja intentaba atraerme hacia ella, pero no aún así, también quería creer que había posibilidades de salvar a mi familia, o al menos a los que quedaban. Los fantasmitas también intentaron advertirme de que podría ser una trampa de Elizabeth para evitar que escapara.
—Sabes que estas yendo directo a su trampa
—Ella te matara en cuanto tenga oportunidad
—Es mejor huir ahora, antes de que sea muy tarde
—Eso nunca, ellos son mi familia, no puedo dejarlos
—Es muy valiente pero es peligroso ir directo a la boca del lobo
—N-No, no lo soy, aunque saben una vez, incluso mami, tuvo un accidente para cuidarme, ese día fue mi primer día de escuela, estaba muy asustada y mami no me dejó sola en ningún momento aún cuando había un panal de avispas en la escuela, y ella es muuy alérgica a su veneno —volteé a ver a Rin quien seguía firmemente a mi lado—. Ella fue muy valiente, incluso cuando unos niños tiraron el panal, esas feas abejas grandotas los picaron a todos y, mami fue muy valiente, me abrazó y me sacó de ahí aún cuando las avispas la picaron en todo su cuerpo, tanto que su cara estaba tan hinchada que no podía respirar
—¿Y qué pasó con ella? ¿Sigue viva?
—Fue al hospital por unos meses ya que el veneno era demasiado, recuerdo que le pregunté porque hizo eso, si ella era alérgica al veneno de las avispas y pudo morir, mami me dijo que a veces debemos forzarnos a ser valientes no por nosotros, sino por las personas que son nuestra familia, incluso si son niños molestos y llorones como… Yo… o Jade
—Ahora comprendo un poco, el porque no te ha hecho daño, señorita
—¿Huh? ¿Por qué? ¿Es por qué no soy apetitosa?
—No, se dice que existe una leyenda sobre una araña enorme que protege a los niños valientes que son atacados por sus hijos
—Sí, según los estudios de mi padre, mister Glowp y Elizabeth no tienen la mejor relación a pesar de ser padre e hija —añadió un fantasmita mientras flotaba a mi lado—.
—Tal vez, usted a diferencia de nosotros tiene la suerte de estar siendo ayudada por la araña que la bruja más teme
—Si él de verdad te proteje, ella solo te podra dañar si se lo permites
Al llegar a la habitación con la puerta roja, escuchamos a Elizabeth tararear una alegré canción, acompañado del sonido del juego que mis papis y yo jugábamos siempre que tenían tiempo para mí.
—Recuerde, sea más lista que ella
—Y sobre todo se valiente, señorita
Mientras los fantasmitas se desvanecían en la oscuridad di un largo suspiro para después entrar en la habitación con la puerta roja. Al hacerlo me llevé una pequeña sorpresa, pues vi mi habitación, no la habitación en la casa de mi abuelita, sino mi habitación en la casa de mis papis.
Elizabeth estaba sentada en mi cama con el control de la consola en sus manos. Su apariencia no era aterradora, era la misma que había usado cuando nos conocimos, con la única diferencia, de que de su espalda sobresalían unas patas de araña tan azules como la noche.
—Veo que lograste escapar de tu habitación, y… —volteó a ver a Rin con asco—. Y trajiste a ese estúpido animal
—¿D-Dónde los tienes? Mi familia, yo sé que tú los tienes
—Jaja, May, yo no tengo a nadie, ellos se fueron, te abandonaron como nuestros…
—¡Mis papis! —la interrumpí—
—Tus papis, ajá, no sé dónde están, así que vete a dormir y esperemos a que tus papis lleguen y se diviertan con los demás
—¿Dónde los tienes?
—¿Por qué te lo diría?
—Ahm… Ehm… Bueno… —volteé a ver el videojuego—. Será como un juego de buscar y encontrar, tu me das una pista de dónde están y yo los busco, si los encuentro no volverás a poner el pie en esta casa
—¿Qué obtengo si no los encuentras?
—Si no los encuentro, tendrás mi permiso para matarme y comerte mi cuerpo, después de todo, eso es lo que quieres, ¿No?
—De acuerdo —respondió con una sonrisa inmensa en su rostro—.
—Pero oye tendrás que darme pistas sobre dónde están
—Bien, bien, voy a darte solo una pista de dónde están todos, y es… —se me acercó para presionar mi nariz—. ¡Pow! ¡Pow! —se burló.
—¿Qué?
Comenzó a reírse mientras las luces parpadeaban, de sus ojos salía sangre sin control mientras sus dientes, sus ojos y su cabello se caían, su piel se derritió dejando tan solo un esqueleto en el suelo, fue una escena tan asquerosa que no pude evitar vomitar y taparme los ojos con mis pequeñas manitas. Estaba claro que Elizabeth no iba a darme una pista y se había reído en mi cara.