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El Viaje De Los Perdedores: Aetheria

El Viaje De Los Perdedores: Aetheria

Status: En proceso
Genre:Acción / Romance / Mundo de fantasía / Superhombre / Espadas y magia
Popularitas:238
Nilai: 5
nombre de autor: Hector Vazquez

La humanidad siempre ha creído que su mayor amenaza vendría de la guerra, la enfermedad o la escasez. Nunca imaginaron que el verdadero peligro se gestaba en un reino que pocos pueden ver: el Mundo Astral. Un plano donde los sueños y la conciencia convergen, donde los pensamientos tienen peso y las emociones dan forma a la realidad misma. Para la mayoría, es un espacio inaccesible, un misterio olvidado por la civilización moderna. Pero para unos pocos, es un campo de batalla.

NovelToon tiene autorización de Hector Vazquez para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

El mundo Astral pt. 2

Pax quedó absorta, sin palabras. La mezcla de colores, movimientos y sonidos era sobrecogedora. El leve susurro del viento se mezclaba con risas lejanas y el sonido casi imperceptible de la energía que mantenía a todos suspendidos en el aire.

—¡Vamos! ¡Tenemos que ir a verlo de cerca! —gritó Pax, su voz vibrante resonando en el aire mientras se adelantaba, volando con entusiasmo hacia uno de los espíritus gigantescos que cruzaban majestuosamente el cielo.

El espíritu era una criatura colosal, casi transparente, su cuerpo brillando con destellos de luz dorada y plateada que ondulaban como si fueran corrientes de agua. Su forma era fluida, cambiante, pero de una imponente belleza que parecía desafiar cualquier descripción terrenal. Mientras se movía, dejaba tras de sí un rastro luminoso que parecía fundirse con la vasta aurora que decoraba el firmamento.

Pax miró hacia el horizonte por un instante, y sus pensamientos comenzaron a divagar mientras seguía la silueta del ser luminoso.

“El mundo astral,” pensó, “un lugar que yace entre las costuras de nuestra realidad, invisible a la mayoría. Un lugar donde los límites de lo físico desaparecen, y solo queda la esencia de quienes somos. Algunos lo visitan sin saberlo, a través de sueños, dejándose llevar por sus mentes mientras sus espíritus vagan libres, explorando dimensiones desconocidas. Pero Leon...” Pax giró ligeramente la cabeza para observarlo, notando cómo él seguía saltando entre casas detrás de ella "él ha logrado trascender de ello, llevando nuestra conexión a otro nivel.” Pensó Pax y sonrió levemente, sus ojos brillando con complicidad.

La chica rubia observo a Leon mientras pensaba en todo aquello ya que aquel hombre es quien le mostró ese mundo, mientras tanto Leon fue dando varios saltos al lado de Pax, hasta estar a una distancia prudente Pax preguntó.

—de verdad, ¿cuándo vas a volar? Siento que me mientes cuando no lo haces.

—Hablo en serio cuando te digo que no puedo volar, caigo, muy lento pero siempre lo hago.

Leon se detuvo en una terraza y empezó a dar pequeños saltos y caía lentamente para probar lo que decía, hasta que se detuvo y volteo, algo había llamado su atención como para quedarse callado y centrar toda su atención ahí, Pax hasta luego de ver a Leon con el ceño fruncido también lo había notado, una sensación extraña, tensa.

—¿Qué es eso? —preguntó Pax, rompiendo el silencio.

—Un sitio peligroso... —respondió Leon, su voz baja y cargada de precaución. Sin apartar la mirada, se inclinó hacia adelante, preparándose para irse. —Será mejor evitar problemas por ahora.

—Pero, ¿qué es? —insistió Pax, intrigada y algo frustrada por su evasiva.

Leon no respondió de inmediato. Flexionó las piernas para impulsarse y alejarse con un gran salto, pero justo cuando estaba a punto de hacerlo, algo los interrumpió.

De la nada, una figura apareció frente a ellos, como si el aire mismo la hubiera materializado. Era una chica pequeña; en comparación a Leon; y delgada, de cabello rojo que parecía flamear como fuego bajo la brisa del mundo astral. Sus ojos azules intensos, tan vívidos que parecían perforar el espacio entre ellos, se encontraron con los de Leon.

—Meave..!? —dijo Leon, su voz cargada de emoción. Pax, sorprendida por la aparición tan repentina, se apartó elevándose un poco, sintiendo una extraña sensación de desasosiego.

—¿Amm... te sentí cerca y decidí venir a ver qué hacías? ¿Interrumpo? —preguntó Meave, inclinando ligeramente la cabeza mientras hablaba. Su cabello rojizo flameaba como si compartiera su energía vivaz, pero sus ojos azules se movían con rapidez, examinando a Pax con discreción, como intentando descifrar la situación.

Pax cruzó los brazos, manteniendo una expresión neutral, aunque por dentro sentía el incómodo peso de la atención de la recién llegada.

—¿Entrenando, tal vez? —añadió Meave, su tono despreocupado, pero con un tinte de curiosidad.

Leon soltó un suspiro apenas perceptible y, sin levantar la mirada, respondió con voz apagada:

—Es más bien como un largo tutorial.

La respuesta dejó un aire extraño en el ambiente, una mezcla de incomodidad y algo más que Pax no lograba identificar del todo. Meave, sin embargo, no dejó que el comentario la detuviera. Dio un paso hacia adelante, cerrando un poco la distancia entre ella y Leon, su mirada fija y penetrante en él.

—¿Por qué me evitas? —preguntó, su voz suave, pero con una firmeza que no admitía evasivas.

Leon apretó los labios, su mano subiendo instintivamente para rascarse la barba. Sus ojos finalmente se encontraron con los de Meave, pero solo por un instante antes de desviar la mirada hacia el horizonte, como si buscar respuestas en las estrellas.

La tensión era palpable, y Pax, sintiéndose como una extraña en medio de algo más grande de lo que entendía, decidió mantenerse en silencio por el momento, aunque sus ojos viajaban entre ambos, atentos a cada detalle.

La chica comenzó a descender a la terraza y Leon se acercó a la pelirroja antes de que Pax se aproximara más. La incomodidad se reflejaba en su lenguaje corporal; su mano seguía rascando distraídamente su barba mientras trataba de mantener la calma bajo la pesada mirada de la pelirroja.

—Ya sé lo que vas a decir, pero escucha... —comenzó Leon, su voz seria pero con un matiz de cansancio.

—Si es quien creo que es, vas a tener muchos problemas. —Meave lo interrumpió con firmeza, acortando la distancia entre ellos hasta quedar a escasos centímetros de su rostro. Aunque Leon le sacaba varias pulgadas de altura, ella se alzó ligeramente sobre las puntas de sus pies, sus ojos azules clavados en los de él con una intensidad casi palpable.

Leon sintió un nudo formarse en su garganta bajo el peso de esa mirada, pero no retrocedió. Sabía que Meave siempre había sido directa, implacable cuando algo la preocupaba, y esta vez no era la excepción.

—Es como una despedida, Meave. —Leon habló con una calma medida, aunque su voz llevaba una nota de melancolía. Hizo una pausa, observando cómo el rostro de Meave no se relajaba ni un poco. —Y a decir verdad, tiene mucho talento, ¿sabes? —añadió, buscando suavizar el momento.

Mientras hablaba, Leon adoptó una postura más relajada, dejando caer un brazo con naturalidad sobre los hombros de Meave. Fue un gesto familiar, casi afectuoso, que contradecía la tensión que había entre ellos momentos antes. Una sonrisa tranquila curvó sus labios, y aunque Meave no dejó de mirarlo con una mezcla de preocupación y escepticismo, sus hombros bajaron apenas, como si el contacto hubiera logrado calmarla un poco.

—Eso no cambia el hecho de que estás jugando con fuego, Leon. —Meave replicó, aunque su voz ahora sonaba un poco menos cortante. Sus ojos, sin embargo, no dejaron los de él ni por un instante, buscando en ellos una respuesta que no había pedido en voz alta.

Mientras tanto, Pax los observaba desde las alturas hasta que bajo, suavemente posando su pie derecho como si no quisiera hacer ningún ruido, pero rápidamente camino hasta ellos.

—Cambiando de tema, en realidad vine por ti. —Meave rompió la tensión mientras cruzaba los brazos, su mirada ahora más tranquila pero aún con un dejo de preocupación. —Ariel aceptó un trabajo que es demasiado para él, y quería que tú estuvieras ahí por si ocurre algo.

Leon se quedó en silencio un momento, frotándose la barba mientras procesaba lo que había dicho. Sus ojos, cansados, parecían perderse en un pensamiento distante.

—¿Por qué lo aceptó? —preguntó finalmente, su tono más serio que antes.

—Escuché que fue un reto. —Meave respondió con un encogimiento de hombros, pero su expresión mostraba claramente que tampoco estaba conforme con la decisión de Ariel.

Pax, que había permanecido en silencio hasta ese momento, decidió intervenir, dando un paso hacia ellos.

—¿Trabajo? —preguntó, tratando de entender el contexto y de insertarse en la conversación.

Leon dejó escapar un suspiro largo y algo exasperado antes de responder, como si el solo pensar en ello lo agotara.

—No es hacia allá, ¿verdad? —Leon señaló con el pulgar en dirección al horizonte donde, minutos antes, ambos habían percibido esa aura pesada y opresiva.

Meave hizo una mueca, un gesto que inmediatamente confirmó los temores de Leon.

—Pues, me temo que sí. —La pelirroja bajó la mirada un instante antes de volver a levantarla, sus ojos azules brillando con una mezcla de frustración y preocupación. —Traté de evitarlo, pero ya sabes cómo es. Es demasiado orgulloso como para dar marcha atrás.

Leon soltó un gruñido bajo, claramente molesto por la situación.

—¿Qué tan grave es? —preguntó, sus ojos entrecerrados mientras volvía a mirar hacia el horizonte, como si pudiera medir el peligro solo con observar.

—Grave. —Meave respondió sin rodeos, su tono tan directo como siempre. —Lo suficiente como para que Ariel no pueda manejarlo solo, pero también lo suficiente como para que no pidiera ayuda directamente.

Pax, todavía algo perdida, miró a ambos con curiosidad.

—Por orgullo no se pone en juego la vida de personas, me sorprende que Yuri o Coralie lo permitieran.- Leon camino en dirección hacia la perturbación. —ese es un trabajo para alguien de primera clase como mínimo.

—Bueeeno, técnicamente Ariel ahora es de primera clase... —Meave alargó las palabras con un tono juguetón mientras entrelazaba sus dedos, desviando la mirada como si intentara suavizar la noticia.

Leon dejó caer los hombros y suspiró profundamente, llevándose una mano al rostro.

—¿Qué demonios pasó mientras no estaba? —murmuró, con evidente frustración.

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Hector Evans
Pensaba extender los capítulos de "Lo que hay detrás" pero pensé que se podría ser más confuso, pero si quieren saber más sobre ello, podría integrarlo capítulos adelante, solo díganme que les parece mejor!
babyzizie
No puedo esperar a leer la siguiente parte, necesito saber qué pasará con los personajes, gracias por compartir tu talento.
Hector Evans: ¡Gracias!! ¡Mañana seguramente publique un par más!
Espero que igual te gusten
total 1 replies
paulina
Me enamoré de la trama y de tus palabras. ¡Qué hermosa lectura! 😍❤️
Hector Evans: ¡¡Gracias!! Espero que las siguientes partes te gusten mucho más.
total 1 replies
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