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La Sombra Del Deseo

La Sombra Del Deseo

Status: Terminada
Genre:Romance / CEO / Completas / Yuri / Posesivo / Mujeriego enamorado / Triángulo amoroso
Popularitas:4.5k
Nilai: 5
nombre de autor: Cris_R

"Ser una cobarde en el amor, ¿te puede costar tu propio corazón? Freya seguirá huyendo de sí misma."
Tendrá que decidir entre el amor o la pasión
Descubre lo que sucederá 🤓

Esta historia es solo amor entre chicas

NovelToon tiene autorización de Cris_R para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 23: atrapada entre las dos mujeres

Habían pasado ya varias semanas desde que Min-ju comenzó a venir más seguido a mi departamento. Aunque nunca estaba sola, Charlotte siempre encontraba una razón para estar presente también. Entre ellas, se podía percibir una tensión casi palpable; el desagrado en el rostro de Charlotte era imposible de ignorar, pero, a pesar de eso, ninguna parecía dispuesta a ceder terreno.

Desde que estas dos decidieron iniciar esta absurda "relación " para controlar mi vida, mi espacio personal se había reducido drásticamente. No podía salir a comprar al supermercado sola, ni siquiera ir al gimnasio sin que alguna de ellas decidiera acompañarme. Me sentía sofocada. Como si mi vida ya no me perteneciera.

—Esto es suficiente —dije, dejando caer mis palabras como un martillo. Mi tono era serio, cargado de frustración acumulada.

Estaba en mi habitación, buscando un momento para estar a solas, pero ambas decidieron ignorar mi petición de irse a sus casas. En cambio, se acomodaron descaradamente a mi lado, como si fuera su derecho.

—¿Qué te sucede? —preguntó Charlotte, ladeando la cabeza con curiosidad, mientras Min-ju asentía en silencio, con una expresión similar.

—Esto es completamente ridículo. Me siguen a todas horas. Ya ni siquiera puedo cepillarme los dientes en paz. —Crucé los brazos, intentando mantener la compostura, aunque estaba al borde de estallar.

—¿Te desagrada nuestra presencia? —dijo Min-ju, con un puchero que casi parecía ensayado. Sus ojos me miraban con una mezcla de burla y ternura, como si estuviera disfrutando mi incomodidad.

—No es eso. Me agrada estar con ustedes, pero de vez en cuando quiero tiempo para mí.

Charlotte frunció el ceño, como si mis palabras fueran una declaración de guerra. Antes de que pudiera responder, Min-ju soltó, en su tono juguetón habitual:

—¿Quieres ir con otra mujer? ¿Es eso?

Charlotte entrecerró los ojos, su expresión reflejaba una sospecha creciente, como si la broma de Min-ju confirmara sus miedos.

—¡Qué estupidez estás diciendo! —respondí, mirándolas con incredulidad. —Tal vez ustedes también deberían tomarse un tiempo a solas.

—No. —Ambas respondieron al unísono, con una firmeza que no dejaba lugar a discusión.

Suspiré, rindiéndome ante su terquedad. Me metí bajo las sábanas, tratando de ignorarlas. Pero ellas no me lo iban a poner tan fácil.

La habitación estaba en penumbras cuando sentí el aliento cálido de Charlotte en mi oído. El contacto de sus labios me hizo estremecer.

—Entiendo que quieras tiempo para ti —susurró, su voz tenía un tinte de abatimiento. —Pero tengo miedo... miedo de que te vayas con otra mujer. Ya lo has hecho antes.

Rodé los ojos, aunque sabía que no podía verla.

—No haré eso. Ya tengo dos locas al lado que no me dejan en paz. Imagínate tres.

Charlotte se rió suavemente, pero su respuesta fue un golpe ligero en mi hombro, seguido de un beso en mis labios. Su sabor a cereza era dulce y adictivo, el tipo de cosa que hacía que mi autocontrol tambaleara.

Cuando nuestras respiraciones se volvieron más tensas y mis manos comenzaron a explorar su cuerpo, una fuerza inesperada me jaló hacia otro lado. Terminé con el rostro contra el escote de Min-ju, quien me miraba con una sonrisa traviesa.

—Si la besas a ella, también deberías besarme a mí —dijo, inclinándose para tomar mis labios en un beso profundo. Su sabor a fresa me llenó los sentidos, cada movimiento suyo enviaba un escalofrío por mi espalda.

Charlotte no se quedó atrás y me jaló de vuelta hacia ella, iniciando un juego de tironeos ridículo pero sorprendentemente excitante. Sin embargo, mi paciencia tenía un límite. Con un movimiento decidido, me alejé de ambas y crucé los brazos.

—¡Ya basta! —exclamé, cerrando los ojos y tratando de ignorarlas.

A la mañana siguiente, el olor dulce de panqueques recién hechos llenó el departamento. Mi estómago rugió, recordándome que no había comido bien la noche anterior. Cuando entré a la cocina, encontré a Charlotte y Min-ju, ambas cubiertas de harina, con los mandiles torcidos y sonrisas culpables en sus rostros.

—¿Qué huele tan bien? —pregunté, dejándome llevar por la calidez del momento.

—Te hicimos panqueques —respondió Min-ju, mientras Charlotte asentía.

Las miré a ambas y, a pesar de mi agotamiento, no pude evitar sonreír. Me acerqué y besé sus frentes, un gesto que las hizo sonreír aún más. Pero la paz duró poco.

—Hoy tengo que salir, tengo varios pendientes —dijo Charlotte, luciendo genuinamente triste.

—Ten cuidado —respondí, intentando parecer igual de seria, aunque por dentro estaba emocionada de poder disfrutar algo de tiempo a solas.

Charlotte me lanzó una mirada cómplice antes de agregar:

—Pero te quedas con Min-ju.

—¿¡Qué!? —exclamé, con los ojos bien abiertos.

Min-ju sonrió, acercándose juguetonamente.

—¿No te gusta estar conmigo, Freya?

No respondí, simplemente me di la vuelta bruscamente. Charlotte se rió.

—Ya te dije, Freya, no quiero que te acerques a otra mujer. Por eso Min-ju estará contigo. Sé que no permitirá que eso pase.

Y así, una vez más, me encontré bajo el control de estas dos mujeres. Mientras intentaba relajarme en el gimnasio, Min-ju parecía finalmente darme algo de espacio. Me concentré en mi rutina de brazos, agradeciendo el momento de calma, hasta que una voz seductora me interrumpió.

—¿Qué haces para tenerlos así de fuertes? —La voz pertenecía a una mujer de estatura mediana, con un cuerpo perfectamente definido. Su tono y su mirada estaban cargados de intenciones claras.

Tragué saliva, intentando mantener la compostura.

—Nada en especial, solo como bien y hago ejercicio.

—¿Y tus manos son igual de hábiles? —preguntó, inclinándose un poco más hacia mí.

Antes de que pudiera responder, sentí un abrazo firme alrededor de mi cintura. Min-ju había llegado, y no parecía estar de humor para bromas.

—Cariño, ¿dónde estabas? —dijo, besándome los labios frente a la desconocida.

Mi rostro se puso rojo como un tomate.

—Aquí, donde me dejaste.

La otra mujer nos observó con una ceja levantada, pero el tono de Min-ju cambió al instante.

—Es mejor que te alejes. Ella es mi novia.

La mujer se encogió de hombros, guiándome un último guiño antes de alejarse.

—Esto es el colmo —dijo Min-ju, mientras me miraba con una mezcla de irritación y diversión. —Charlotte tenía razón. Es peligroso dejarte sola.

No respondí,solo Solo suspire intentando concentrarme en mi ejercicio.estas dos mujeres estaban controlado mi vida ¿Qué mas podría pasar?

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dora leidy Yara bonilla
buenisima
Cris_R: Me alegra mucho que te gustara, tendré otra continuación para que estés al pendiente 🤓
total 1 replies
Pamela Duran Sandoval
hay Freya pienso que deberías decirle a min que no estás segura de casarte que no te sientes capacitada para dar ese paso en tu vida
Pamela Duran Sandoval
hay frente aún estás enamorada de Charlotte te distes cuenta demasiado tarde
Pamela Duran Sandoval
Freya recuerdas lo que dijo tu madre al despedirse de ti busca tu felicidad y no ocultes tus sentimientos
Pamela Duran Sandoval
la cagastes Freya como pudistes decir eso cuando se nota a leguas que estás enamorada de ella porfavor autora otro capítulo más de su novela gracias
Cris_R: Ya subí,me alegra mucho que te gustara, espero tu apoyo 😄
total 1 replies
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