_Princesa, llegó la hora de que vuelvas a tu hogar, es allí en dónde me encargaré de mostrarte la verdad.
_Eras tú el que estabas ese día allí. Jamás podría olvidarlo. No olvidaría jamás la voz del sujeto que juró quitarme la vida.
Me llamo Alice o al menos así me conocen los mundanos y mi historia no es cómo la de cualquier otra chica, un misterioso secreto y una terrible promesa me llevarán a desenterrar los secretos escondidos de mi verdadera sangre. Los oscuros deseos, la codicia, la ira y la pasión serán los encargados de llevarme por el camino de mi verdadera identidad.
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Capítulo 10: El anillo
No puedo creer que nadie lo haya notado ya que es imposible que no se note algo tan llamativo cómo esto, creo que debería devolverlo pero, ¿a quién?.
De regreso a casa, un fuerte trueno me regresa a la realidad, salvandome del sin fin de cosas en mi mente. Mientras camino, siento que el viento cada ves sopla con más fuerza, definitivamente se avecina una tormenta y creo que ya era hora, la última ves que hubo una fue hace tiempo y desde entonces todo el cielo quedó gris. Me apresuro a llegar a casa pero algo en mi no quiere volver allí, mis deseos por estar aquí afuera son más grandes que mis ganas de volver a ese lugar.
Las gotas lentamente comienzan a caer y cada ves se vuelven más constantes y fuertes, el peso de las gotas se hacen sentir tanto cómo el extraño escalofríos que recorre nuevamente mi cuerpo. Llegué a casa pero no puedo evitar detenerme en la puerta. De la nada mi mano en mi bolsillo quema ¿Acaso es?.
_¿Dónde estabas Emma? - la voz de Iris provocan que me espante por un momento. Nisiquiera noté el momento en el que abrió la puerta de casa.
_ Yo fui a hacer unas…
_¿Que tienes ahí? -lo dice casi susurrando, mientras se acerca rápidamente a mí. Me toma del brazo y hace entrar adentro de la casa. Nuevamente me encontraba siendo presa de sus manos.
_Déjame en paz! ¿Qué demonios te sucede? -jamás creí que en medio de su ataque tendría aún el valor de hablar y no sólo eso, sino que lo dije casi gritando.
Sus ojos se oscurecieron y bruscamente soltó mi brazo, lentamente se alejó de mí y comenzó a susurrar, no entendía absolutamente nada de lo que decía, era cómo si estuviera hablando en otro idioma. Enloqueció, el alcohol terminó por enloquecerla es lo que me digo a mi misma. Trato de acercarme a ella, pero me aleja. Iris estira su brazo y con sus manos me empuja no muy fuerte sobre la puerta, ahora si no comprendo que está sucediendo. Nuevamente levanta la mirada cómo si hubiera reaccionado y mirándome a los ojos dice:
_Si es lo que creo que es, nos has condenado a ambas o mejor dicho me has condenado Emma. Así que ten la amabilidad de mostrarme que tienes ahí.
No entendía absolutamente nada de lo que estaba hablando, ¿acaso está ebría de nuevo? No puedo entender que pretende lograr con sus incoherencias. ¿Acaso dijo..?
_Dices que nos condené, bueno ¿que te condené? ¿De que rayos hablas? ¿Qué está sucediendo contigo ma..?
_Emma, ¡dame la joya ahora mismo!. -se acerca de nuevo a donde estoy parada y puedo ver la ira en sus ojos.
Pero, ¿cómo carajos sabe? ¿Me siguió? NO, eso no es posible nisiquiera estaba despierta cuándo salí, creo.
_No se de que hablas, yo no lo se. Ma.. Iris yo.
_Entregame la maldita joya Emma, o ellos vendrán aquí. -la forma en la que hablaba, parecía cómo si tuviera miedo, algo que nunca vi en ella.
Un trueno diez veces más fuerte que el anterior hizo temblar las ventanas, el viento sopló aún con más fuerza que abrió la puerta con tanto poder que provoco que me espantara un momento. La lluvia cayó con más intensidad. Algo no estaba bien, tenía una mano en el bolsillo y podría jurar que el anillo quemaba mis dedos. No entiendo que sucede, no entiendo la reacción de Iris.
_¿De que estás hablando? ¿Quién vendrá? Por favor dime que significa y..
_Emma, lamento tan… -cerró sus ojos y lentamente giró la cabeza apuntando su oído hacía la cocina. Ella parecía enojada y al mismo tiempo muy asustada. Cómo si algo fuese a lastimarla.
Todo en mí se paraliza al escuchar cómo los platos y vasos de vidrio caían al suelo de la cocina. No entiendo que sucede, ¿que significa todo esto?
_¿Mamá que está pasando? -no pude evitar llamarla por lo que era, a pesar de todo el miedo aún me hacía regresar a ella en busca de seguridad aquél que sólo una madre puede otorgar y que a pesar de no haberlo sentido nunca con ella, por instinto lo hacía.
_Mirame Emma, sé perfectamente lo que tienes escondido. Noce de que clase será ni tampoco se quién lo hizo llegar a ti pero puedes colocartelo, te juro que estarás bien. -sus ojos se llenaron de lágrimas. No conseguía entender lo que pasaba. En su mirada veía dolor y es imposible pero, ¿acaso siento su dolor?
Era la primera vez en toda mi existencia que ella me hacía una promesa de ese tipo y sin dudarlo tomé el anillo y lo coloqué en mi dedo índice. El calor que antes me quemaba desapareció.
_Sabes una cosa, creí que alejándonos, que desapareciendo íba a lograr escapar pero ahora veo que me equivoqué. Ahora debo encargarme de esto, ya que juré proteger la última gota de sangre pura y planeo hacerlo hasta el final. Ay Emma, yo sabia que esto pasaria algún día cuándo estuviera lista, pero tú te encargaste de acelerar las cosas. Si no hubieras tocado esa cosa, nada de esto estaría pasando.
Seguía sin comprender, nisiquiera en el momento en que ella se alejó de mí lado lo entendí, era cómo si estuviera paralizada. La veo caminando hacia la cocina y no puedo moverme, mi cuerpo se siente débil, completamente agotado. Siento que mis ojos se cierran lentamente y mis piernas se aflojan. Lo último que logro escuchar es la voz de un hombre, la cuál me parece haberla escuchado antes. Pero, ¿qué hacía un hombre en la casa, que está pasando?.
Un grito ensordecedor se hace escuchar en toda la casa, es ella, mi madre. Yo debo hacer algo para que se detenga, ella no deja de gritar pero mi cuerpo sigue sin reaccionar, yo cada ves me siento más débil. No puedo mover ni un músculo.
_Te pareces tanto a ella, quién lo diría. -escucho una voz detrás de mi- A pesar de que tu sangre haya sido puesta en duda, el sólo hecho de verte demuestra a dónde perteneces bonita.
Esa voz, es cómo si ya la hubiera escuchado antes. ¿Pero dónde estoy? Miro hacía abajo y no puedo creerlo, estoy sobre el césped, lo intento tocar pero no puedo moverme. Esto es tan real. Hace apenas 15 segundos estaba escuchando los gritos de mi madre y ahora nisiquiera se dónde estoy.
¿Qué está sucediendo? miro para mi costado y parado a mi lado hay un hombre alto no muy delgado, ojos color miel y cabello oscuro como la noche, con una extraño y único mechón dorado que se entremezcla con su abundante cabellera negra. De piel clara y mirada profunda. Este se encuentra parado justo al lado mío.
_No estás muerta, sólo estás en una especie de sueño. Así que haz el favor de no hacer preguntas patéticas, ay cierto no puedes hacerlas. Esa maldita barrera no sólo impide que haga mi trabajo sino que también impide que puedas moverte y hablar.
No tengo idea de dónde obtengo las fuerzas para hablar y le pregunto:
_¿Dónde está mi madre? -rápidamente su rostro cambia y parece sorprendido. Mientras que a mi me sorprende e intimida su tamaño. No tengo idea de lo que está pasando, ¿acaso dijo que estaba soñando?
_Esto es increible, pero hoy sólo debes saber una cosa. Aún es pronto para asesinarte, pero prometo que yo vendré por ti y terminaré lo que dejé pendiente hace 17 años.