*Actualizaré diariamente*
Noah, es un cirujano cardíaco, que vive su vida sin preocupaciones, tomando el sexo como una herramienta para disfrutar en lugar de una muestra de afecto. Es entonces que conoce a alguien que le hace cambiar su forma de ver el amor y la vida.
*Atención, está es una historia "Yaoi" ”Ga1s" si no te gusta este género, por favor, no sigas adelante y no hagas comentarios agresivos sobre este género, gracias ❤️
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Capitulo 11 — Condiciones
Noah había acercado su rostro al de Gael, y cuando sus labios estaban a punto de encontrarse, Gael interpuso un contrato entre ellos. Noah, con los ojos cerrados, terminó besando el papel, lo que lo hizo abrir los ojos con confusión. Miró el documento y leyó la palabra "Condiciones" en letras grandes en la parte superior.
—¿Qué estás haciendo...? —preguntó Noah, intrigado y un poco exasperado.
—No tan rápido, doctor. Tú tienes tus reglas, así que es justo que yo también tenga las mías. Aquí están mis términos y condiciones, quiero que los leas.
—¿Esto es en serio? ¿Realmente es un contrato? —dijo Noah mientras tomaba las hojas y comenzaba a examinarlas con cuidado.
—Sí. ¿Creíste que solo iba a confiar en tu palabra para algo como esto? No puedo dejar que rompas tu promesa. Asegúrate de leerlo todo, incluidas las letras pequeñas —explicó Gael, manteniendo su mirada fija en Noah—. Primero, "No recurrir a la fuerza". Si algo pasa, tiene que ser consensuado por ambas partes. Dos, "Tienes que pasar tiempo conmigo al menos unas..." —Gael continuó detallando las cláusulas del contrato, que incluían notificar si llegaban tarde, dedicar tiempo específico para estar juntos, y no interferir en los objetivos personales del otro.
Aunque Noah se sentía algo desilusionado por tantas condiciones, entendía que Gael quería asegurarse de que su esfuerzo tuviera un valor real.
—¿Me estás escuchando? —preguntó Gael.
—¡Ya ni importa! Me voy a la cama. Haz lo que quieras con el contrato, yo dormiré —respondió Noah, visiblemente frustrado.
Gael lo observó mientras Noah se lanzaba en la cama, y una sonrisa traviesa apareció en su rostro.
Noah se despertó de repente, su cuerpo temblaba, y aún sentía la aterradora sensación de estar cayendo. Se dio cuenta de que solo había sido un sueño, pero el malestar persistía.
Se sentó en la cama, intentando calmar su respiración y aclarar su mente. Trataba de recordar los detalles del sueño, pero se desvanecían rápidamente. Aunque sabía que era solo un sueño, no podía evitar la sensación de inquietud que lo embargaba.
Decidió darse una ducha para despejar su mente. El agua caliente cayó sobre su cuerpo, ayudando a disipar la angustia que el sueño había dejado. Luego, se vistió y se preparó para salir a dar un paseo, buscando alivio en el aire fresco. Al acercarse a la nevera por un vaso de agua, vio una pequeña nota:
*"Te hice un emparedado, está en la nevera."*
— **Sigo sin pensar que esto sea una buena idea** — Noah caminó hacia la habitación que siempre estaba desocupada. La tenía preparada para algún invitado, pero nunca era utilizada. Gael había acomodado toda su ropa en el armario y había cambiado las sábanas. — **¿Realmente se va a mudar? ¿Simplemente así...?**
Movió la cabeza, tratando de deshacerse de esas preguntas, y cuando iba a salir de la habitación, una foto en un hermoso marco, al lado de una mesita de noche, llamó su atención. La tomó solo para darse cuenta de que debían ser los padres de Gael. Bajó la mirada levemente.
Salió de la habitación, agarrando el emparedado, y empezó a comerlo mientras salía a dar un paseo. Sin embargo, apenas salió del edificio, fue interceptado por Esther.
— ¿Doctor Prada? —Cuando Noah se volvió a mirarla, ella añadió—. ¿Podría darme un momento?
Noah se sorprendió al ver a Esther, la hermana de Gael, esperándolo afuera de su apartamento. Aunque no la conocía muy bien, sabía que Esther era una persona amable y agradable. Tenía curiosidad por saber por qué estaba allí. Luego de caminar y sentarse en un parque cercano, Esther comenzó a hablar:
— Realmente lamento el comportamiento de mi hermano, Doctor. Veo que le ha agarrado bastante cariño a usted. La verdad es que es un poco sorprendente... raramente es así de cariñoso con alguien.
— Recién se mudaron, ¿tal vez no tiene amigos aquí? ¿Estás segura de que esto está bien? Dejar que se mude así de la nada...
— Gael parece estar lo suficientemente seguro, pero... Es por eso que he venido hasta acá. Realmente lamento todo esto, Doctor. Pero si esta es la única manera en que él acepte la cirugía... entonces me gustaría pedirle que también lo apoye en todo esto.
— No me esperaba menos de una hermana tan cariñosa como tú —sonrió Noah.
— Gael es joven, puede que esté casi al final de la lista, pero... dos años aún son suficiente tiempo para darnos al menos algo de esperanza...
— Pero rechazar el tratamiento fue su idea, ¿no?
— Entiendo un poco cómo es él. Nunca ha tenido la oportunidad de vivir la vida como los demás chicos. Por eso quiero respetar su decisión... especialmente si... esta será una de las pocas cosas en la vida que podrá decidir por sí mismo. Pero, aún si existe una pizca de esperanza, seguiré esperando que se someta a la operación.
— Entiendo... Tranquila, sin importar lo que pase... haré lo que pueda para que acepte la operación.
El rostro de Esther se iluminó y luego le agradeció desde lo más profundo de su ser.
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Quizás la vida le estaba mostrando nuevas posibilidades y caminos que nunca había considerado antes.
Después de terminar una reunión con otros colegas del hospital, Noah tocaba el pequeño aparato-collar que Gael le había dado. Lo había colocado encima de la mesa y lo miraba de reojo cada vez que podía. Realmente le preocupaba que a Gael le ocurriera algo.
La puerta se abrió, pero Noah, ajeno a ello, siguió ensimismado en sus pensamientos hasta que la voz de Dylan resonó.
— Tengo los rayos X que pediste, doctor.
— Gracias —dijo Noah, agarrando el sobre sin levantar la vista.
— Pareces distraído últimamente —Dylan se puso de puntillas lo suficiente para quedar a la altura de Noah—. ¿Te sientes mal?
— ¿Huh? Estoy bien.
— Estoy preocupado por ti —Dylan colocó su mano sobre la de Noah y su voz se volvió más ronca—. No hemos hablado para nada estos días, te extraño, ¿sabes? —Llevó la mano de Noah hacia uno de sus pezones—. ¿Qué tal si nos tomamos un descansito?