La Guerrera Del Aire

RAKIA

No puedo quitarme de la cabeza a aquel hombre, nunca jamás, desde que mamá Celeste se fue, alguien me había ayudado, hasta que lo hizo aquel hombre, y no podía evitar sentirme culpable por su destino, si bien era un intruso, tal vez un ladrón, él se había arriesgado a ser descubierto por mí, y eso llevo a su captura, ahora solo me quedaba rezar por su bienestar y desear que ya se encuentre muy lejos de aquí, sea cual sea la razón por la que entro a la mansión, él me salvó, puesto que de haber caído, sabrá el dios Kaayo si hubiera sobrevivido, y si bien fui golpeada por los guardias al intentar ayudarlo, los golpes que recibí no se comparan a lo herida que pude haber quedado por caer por decenas de escalones.

Ha pasado ya poco más de un mes desde aquel incidente y mis heridas están ya casi curadas, la verdad siempre me sorprendió mi propia resistencia, a veces pienso que si tengo magia, y que la prueba se equivocó, es eso, o algo o alguien me cuida, ya que de otra manera no me explico como he sobrevivido tanto tiempo.

Me encuentro limpiando la hierba en el jardín, cuando una de las sirvientas de la casa se me acerca para informarme que mi padre me busca, algo que me desconcierta de sobremanera, puesto que desde que nací, mi padre nunca ha pedido verme, es más a ese hombre solo lo he visto en contadas ocasiones en mi vida, y puedo decir que no fueron los encuentros más agradables, así que me sorprende mucho que quiera verme, muy confundida y algo renuente me dirijo a la oficina de mi padre, donde este me espera.

Al llegar a la oficina de mi padre, puedo notar que no está solo, allí con él se encuentra mi madrastra y la sonrisa que me brinda no significa nada bueno.

- Rakia, hija mía, te he mandado a llamar para informarte que dentro de 5 días vendrá el Vizconde Ilmaa para verte. Después de varias negaciones, el Vizconde aceptó tomarte como su esposa – me dice mi padre y yo apenas y puedo procesar sus palabras.

Acoso está loco, el Vizconde Ilmaa fácilmente puede ser mi abuelo, si bien nunca he salido de la mansión, si sé quién es ese dichoso Vizconde, su fama de asesino llego hasta este lugar, ese monstruo es conocido por asesinar a sus esposas, las cuales siempre son mucho más jóvenes que él, ¿en serio piensa casarme con él?, la respuesta es obvia, seguramente fue la bruja de Kapheira la que se contactó con aquel adefesio de hombre, y mi padre, que siempre hace lo que ella dice, acepto, eso explicaría su perversa sonrisa cuando entre, la verdad no sé de qué me sorprendo, siempre sospeche que esto pasaría, la mejor manera de deshacerse de mí sin resultar sospechosa era lograr que alguien más lo haga, y ofreciéndome a ese desgraciado, es una manera sencilla de hacerlo, pero no pienso dejar que eso pase.

- ¿Acaso estás loco? Nunca me casaré con ese hombre – le gritó a mi padre, mientras intentó abandonar aquella habitación, pero mi padre me lo impide, tomándome del brazo.

- No tienes más opción, eres un estorbo en esta casa, y solo el vizconde acepto casarse con una inútil como tú – me dice mi supuesto padre.

- Pues me iré de aquí, pero no me casaré con ese viejo asqueroso – le grito mientras me suelto de él.

- Maldita malagradecida, después de que te aguantamos por tantos años, así nos pagas, maldita mocosa – me grita mi madrastra, quien se acerca y me quiere dar un golpe, pero esta vez no pienso dejarme, así que esquivo el golpe, y esta vez soy yo quien le pega, dándole un puñetazo en la nariz, lástima que mi fuerza sea casi nula, por lo que no le cause mucho daño, pero la satisfacción de haberla golpeado nadie me la quita.

- ¿Cómo te atreves a golpear a tu madre? – me grita mi padre, quien corre a auxiliarla.

- Ella no es mi madre, ella es una zo**a, que encontró al estúpido perfecto para subir de nivel – les digo.

- Maldita – empieza a hablar mi padre, pero no le doy la oportunidad de hablar, sino que salgo corriendo de allí. Ya no tengo as opciones, debo de escapar de aquí, sí o sí, no puedo quedarme más tiempo.

Corro por los pasillos, ante la mirada atenta de los habitantes de la mansión, rápidamente mi padre sale de su oficina y ordena que me atrapen, y aunque esquivo a muchos de los que intentan capturarme, no logro salir, puesto que un grupo de guardias entra a la mansión y son ellos los que me capturan, y aunque intento liberarme, no lo logro.

- Eres una estúpida, acaso crees que tienes la opción de elegir, tú harás lo que te diga, solo estás aquí porque yo así lo decidí, pero ya es hora de que desaparezcas – me dice mi madrastra, quien es la primera en llegar a donde me encuentro – llévensela a la habitación oscura – ordena la arpía y soy arrastrada hacia allí, mientras intento liberarme nuevamente, sin lograr nada.

Los guardias, al llegar a la habitación oscura me atan a la pared con unas cadenas que están allí, cadenas que desde que tenía 13 años no había vuelto a usar, al poco tiempo entra mi madrastra, pero esta vez no es ella quien me golpea, sino que hace que sea uno de los guardias quien lo haga, destrozándome la espalada por completo.

- Que esto te enseñe que yo, y solo yo, soy quien manda aquí, y tú eres menos que basura – me dice mi madrastra, quien ordena que me suelten y me deja allí tirada en el suelo de aquella horrible habitación.

Por primera vez en 9 años no intento levantarme y mucho menos curar mis heridas, solo quiero dormir y no volver a despertar, así que con dolor, cierro los ojos y ruego por poder conciliar el sueño, y así poder soñar con mi madre, soñar que estoy a su lado y que nunca nos separamos, soñar con algo hermoso y quedarme allí para siempre, ya estoy cansada, cansada de sufrir.