Rendición: Un Lanzamiento, Un Nuevo Amor

Pablo…

Desperté muy temprano, hice mi higiene, organicé mis cosas y fui a la cocina a desayunar. Hoy vuelvo a la Universidad, después de un largo fin de semana en casa. Por mucho que ame a mi madre y a mi hermana, extraño mucho a Luke. Estar en casa significa no tenerlo aquí y solo quedan los recuerdos y las fotos de lo que un día fue nuestra vida.

Al llegar a la cocina, mi madre estaba colando el café.

— Buenos días, mamá! — digo y le doy un beso en la cabeza.

— Buenos días, hijo! — responde, con una leve sonrisa.

— ¿Estás bien, mamá? No quiero volver al Campus, sabiendo que...

— ¡No te preocupes, Pablo! ¡Estoy bien!

Mi madre tosió toda la noche, me levanté varias veces y fui a ver si estaba bien.

— ¡Cualquier cosa me llamas! — Digo sentándome en la silla.

Ella asintió con la cabeza.

— ¿Podrías llevar a Anabele a la escuela? ¡Está de camino a tu Universidad! — pregunta, sirviéndome una taza de café con leche.

— ¡Claro! — respondo, cortando una rebanada de pastel.

— ¡Gracias!

Anabele entra a la cocina, lista para el colegio, nos saluda con un beso y un abrazo y se alegra de saber que la llevaré a la escuela.

Después del desayuno, terminamos de arreglarnos, nos despedimos de nuestra madre y nos dirigimos a la escuela de Anabele.

— ¡Pablo! ¿Puedo hacerte una pregunta?

— ¡Sí!

— ¿Por qué no te gusta tu papá?

— No tengo padre, Anabele! ¡No todos los que tienen nuestra sangre, pueden decir que son familia! Familia, son aquellos que están contigo en todo momento, aquellos que cuidan, aman, protegen y...

— ¡Ya lo sé! ¡Pero el tío Aaron es muy buena onda!

— ¡Espera! ¿Cómo sabes que...? — pregunto, parando frente a ella.

— ¡Desde que nos mudamos, él siempre va a casa! Él y mamá son amigos...

— ¿Amigos? — pregunto, arqueando una ceja.

— ¡Ojalá volvieran y él fuera mi papá!

— ¡No lo querrías como padre! ¡Confía en mí!

— ¡Juega conmigo, me trae regalos, incluso comida!

— ¡No puedo creer lo que estoy escuchando! Tienes que mantenerte alejada de ese hombre, ¿entendiste? — Digo agachándome frente a ella para ponerme a su altura.

— ¡No! ¡El tío Aaron es buena onda, ahora ese tonto del tío Calvin es malo!

La sujeto por los brazos haciéndola mirarme.

— Ese hombre abandonó a nuestra madre… si no fuera por el tío Calvin...

— ¡Mamá no acepta nada que venga del tío Calvin! ¡El otro día, él estuvo en casa, los dos discutieron y él la agarró muy fuerte del brazo a mamá!

— ¿Qué?

— ¡Eso mismo que escuchaste! ¡Yo, que soy una niña, conozco mejor a la gente que tú!

Saber eso me irritó.

Seguimos el resto del camino en silencio, nos despedimos, la dejo en la escuela y me dirijo a la Universidad.

No puedo olvidar lo que dijo Anabele.

… ¿Será verdad eso? ¡No es posible!...

Al llegar, me encuentro con Isla en el pasillo, ella me jala para darme un beso y yo le correspondo.

— ¡Me molesté mucho de que te fueras esa mañana sin despedirte!

— ¡Lo siento, iba tarde para un examen importante!

— ¡Ya lo sé!

William se acerca a nosotros, Isla lo ignora y se queda hablando con algunas de sus amigas.

— ¿Y bien, amigo? ¿Cómo estuvo la fiesta de tu familia? — pregunto.

— ¡Estuvo genial! ¡Siempre es bueno estar en casa! Me voy al salón, ¿vienes?

— ¡En un rato! ¡Ve, que enseguida te alcanzo!

Asiente con la cabeza y se va.

— ¿Cuál es tu problema, Isla? ¿Por qué no saludaste a mi amigo?

— ¡Es solo un becario, gatito! ¡No sé por qué es tu amigo! — Dice poniendo los ojos en blanco, con voz aniñada.

— ¡Yo tampoco tengo las mismas condiciones económicas que tú y tus amiguitos!

— ¡Es diferente! ¡Estando conmigo, puedes tener el mundo si quieres, mi padre es muy rico!

Intenta besarme de nuevo, pero giro la cara y voy tras mi amigo dejándola allí, gritando mi nombre.

Alcanzo a William y vamos juntos a clase.

La mañana transcurrió tranquila, con clases increíbles.

Después del almuerzo, tendría el partido de baloncesto e Isla me invitó a acompañarla. Nunca asisto a los partidos, porque me recuerda lo que me estoy perdiendo, así que rechacé su invitación.

Estaba en el pasillo hablando con William, cuando dos chicas guapas entran al lugar, llamando la atención de todos.

Las dos eran rubias, de ojos claros y cuerpo escultural. La más alta me dejó sin aliento, tiene una sonrisa hermosa y una belleza única. Se me secó la boca, el corazón se me aceleró y la respiración se me descontroló.

No pude apartar mi mirada de ella, pero ella ni siquiera notó mi presencia.

Las dos fueron en dirección al gimnasio.

William va a la biblioteca y yo voy hacia el gimnasio. No sé por qué, pero quería volver a verla, su belleza me llamó mucho la atención. No sé cómo explicarlo, pero mi corazón latía tan fuerte que podía oírlo.

Al entrar por la puerta principal, la busco. Estaba sentada viendo el partido con mucha atención.

Intenté ver el partido, pero de vez en cuando mi mirada la buscaba.

… ¿Qué mierda es esta? ¿Qué me está pasando?...

Nuestro equipo pierde por paliza, mi deseo fue entrar a la cancha e intentar salvar este puto partido.

Mi corazón seguía acelerado y confieso que no sé si es por estar viendo el partido, algo que tanto amo, o si es por la presencia de esa chica.

Al final del partido, salgo del gimnasio a toda prisa, me quedo cerca de los casilleros y cuando las veo acercarse, finjo un tropiezo. Ella se disculpa y confieso que me quedé aturdido por estar tan cerca y por su olor a flores silvestres.

Salgo corriendo de cerca de ellas, no me resisto y miro hacia atrás en algunos momentos.

... ¡Qué mujer tan hermosa!...