Tras la muerte de su padre, Violeta se enfrenta a una desgarradora decisión: regresar a la casa que heredó de él y lidiar con la última esposa de su padre, una mujer perversa que la someterá al dolor y la inseguridad. La convivencia con esta mujer, quien busca imponerse en la vida de Violeta, se tornará un infierno.
En medio de esta difícil situación, un ángel de carne y hueso se cruza en el camino de Violeta, alguien que no revelará sus verdaderas intenciones hasta que ella no sienta amor verdadero. ¿Podrá Violeta encontrar la fuerza para superar sus miedos y abrir su corazón al amor? ¿O sucumbirá ante la maldad que la rodea?
Esta es la historia de una joven que lucha por encontrar su camino en medio de la adversidad, una historia llena de emociones, secretos y un amor que lo cambiará todo.
Con gran admiración a todas las románticas que aman leer sobre: amor, emoción, algo de tragedia y misterio, intento regalarles una lectura que me encantó hacer y emocionarme junto a Violeta
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Cartas de amor
Vita irrumpió en la casa, dejando a todos los presentes atónitos. ¡Era increíble! Vita, quien hasta hacía apenas dos horas se movía con paso lento y dubitativo, ¡ahora corría a toda velocidad con algo blanco en la mano! Esther, presa del susto, se precipitó a su encuentro.
Llegó frente a ella, jadeando y agitada por la carrera. Con la mirada fija y llena de urgencia, se irguió y preguntó con voz entrecortada: "¿Dónde está Valentín?" Esther, desconcertada y con el corazón preocupado, apenas pudo responder: "Adentro, con Eduardo".
Norma, con el corazón en un puño y la intriga carcomiéndole el alma, se acercó a Esther para desentrañar el misterio que envolvía el repentino cambio de Vita y sus oscuros deseos hacia Valentín. Juntas, impulsadas por una mezcla de temor y presentimiento, decidieron seguir a Vita, decididas a descubrir la verdad que se escondía tras su apremio.
Al entrar Vita en la habitación, Eduardo y Román se quedaron petrificados, sus rostros reflejaban la sorpresa y la incredulidad al escucharla pronunciar con un hilo de voz, una voz cargada de dolor y desesperación: "¡Valentín!, necesito preguntarte algo".
"Sí, Vita, ¿qué quieres saber?", respondió Valentín, con la voz temblorosa.
"El día que Eric murió", dijo Vita, tragando saliva con dificultad, reviviendo en ese instante el torbellino de emociones que la había consumido aquel fatídico día. "Eric tenía planeado algo para esa noche, algo importante. ¿Qué te pidió que hicieras?".
"¿Cómo lo sabes?", preguntó Valentín, con la sorpresa reflejada en cada palabra. No podía creer que ella supiera el secreto que su amigo le había confiado.
"¡Dímelo!", exclamó Vita, con la voz llena de urgencia y esperanza.
Los ojos de Valentín se abrieron de par en par al escuchar a Vita hablar después de tantos meses de silencio. La sorpresa lo invadió por completo, su corazón latió con fuerza y una mezcla de emociones lo abrumó. Sin poder contener la emoción, tomó asiento y comenzó a hablar.
"Ese día, Eric tenía preparada una sorpresa para ti. Me pidió que recogiera una sortija de compromiso, que encargo hacerla. Tenía pensado pedirte matrimonio esa noche en el yate. Eso fue lo que me pidió.
Vita, al escuchar esas palabras de Valentín, se desplomó en el suelo, aferrando la camiseta a su pecho con un dolor desgarrador. Susurró el nombre de Eric como un lamento, como si su amado pudiera oírla desde el más allá. "Mi amor, Eric", alcanzó a decir con un hilo de voz, las lágrimas brotando de sus ojos como un torrente incontenible.
Esther y Norma, con el corazón compungido, se agacharon a su lado y la ayudaron a , sentarla. Eduardo, conmovido por la escena, le sirvió un vaso de agua que Vita bebió entre sollozos, mientras las lágrimas seguían brotando sin cesar.
Después de unos minutos, Valentín apareció en la puerta con una caja en sus manos. "La traje hoy... Pensé que quizás podría ayudarte a volver a ser tú. Y sé que Eric querría que la tuvieras", dijo con voz suave y temblorosa, acercándose a Vita para entregarle la caja.
Con manos temblorosas, Vita abrió la caja. En su interior, encontró una pequeña caja de terciopelo. Al abrirla, que contenía un hermoso anillo con una piedra violeta en el centro. Era una joya exquisita, un símbolo del amor eterno. Cerró la caja con cuidado y luego tomó los dos sobres que la acompañaban. Los sostuvo entre sus manos por un momento, indecisa, y luego los volvió a guardar en la caja. Con una determinación renovada, se puso de pie y dijo con voz firme: "Permítanme, iré a mi habitación".
Los demás se quedaron en silencio, mirándose entre sí con confusión y preocupación, se preguntaban qué pasaría a continuación.
Mi adorada Vita,
Jamás imaginé que el amor a primera vista existiera, ¡y ahora sé cuán equivocado estaba! Aquel dia desde mi reservado, te vi en la pista de baile. ¡Estabas tan sensual! Tus movimientos me cautivaron de tal manera que no podía apartar la mirada de ti. Y cuando perdiste tu pase:, ¡me sentí el hombre más afortunado del mundo! Me causó gracia verte mirar el piso de un lado a otro, y al ver tu gesto de frustración, supe que era mi oportunidad. Tenerte frente a frente fue... indescriptible. Vita, me vi reflejado en tus ojos y supe que eras un alma transparente.
Cuando Norma te llevó con ella, creí que jamás volvería a verte, y sentí un miedo atroz de perderte para siempre. Por eso te esperé. ¡Necesitaba a como diera lugar conseguir tu número, tu dirección, lo que fuera!
Saber que eres mía me completa, ¡llenas mi alma de amor! Por eso es que quiero pedirte que nunca me dejes.
Sé que es pronto, pero mi amor es sincero y eterno. Siempre seré tú salvador.
¡Busca un segundo sobre en el camarote!
Vita termina de leer la carta con el corazón en un puño. Sus ojos, jamás en la vida, habían llorado con tanta intensidad. Toma el segundo sobre y comienza a leer...
Mi amor,
Si estás leyendo esto, es porque ya completaste el primer paso con éxito y estás en la segunda etapa. ¡Felicidades!
Quiero tenerte conmigo el mayor tiempo posible, acostarme, dormir y despertar junto a ti. Mi pequeña despistada, mi amor. Tengo una sorpresa para ti, un regalo que te espera con ansias. Pero antes una pregunta:
¿Quieres ser mi esposa?
Ahora debes subir y encontrar a tu salvador en cubierta. ¡Te prometo que valdrá la pena cada paso!
Vita junta ambas cartas y las aprieta contra su pecho, latiendo a mil por segundo. Su corazón palpita con fuerza, ansioso por borrar el mal tiempo pasado, esos días grises en los que la ausencia de Eric lo era todo.
Norma da dos golpecitos en la puerta de Vita, quien lleva casi dos horas encerrada en su habitación. Al no obtener respuesta, entra y la ve sentada en la cama, mirando por la ventana con la mirada perdida. "¿Cariño, estás bien?", le dice con voz compasiva, extendiéndole la mano. Vita la mira con los ojos rojos de tanto llorar. "Sí, lo estoy", responde con un hilo de voz. "Hay amiga, ¡estábamos tan preocupados por ti! ¿Qué ocurrió? Cuéntame", insiste Norma con dulzura.
Y Vita, con el corazón en la mano, le cuenta todo lo ocurrido. Entre las dos, intentan adivinar qué fue realmente lo que pasó, pero a pesar de todo el esfuerzo, no encuentran una respuesta lógica a lo sucedido en sueños y a la camiseta allí, física, existente. Era algo realmente extraño, un enigma que las mantenía perplejas.