Catalina

Al día siguiente Catalina se despertó con un fuerte dolor de cabeza, la luz de su habitación le molestaba y ella solo quería seguir durmiendo, pero también sabía que su hija no era la culpable de su embriaguez así que sacó fuerzas de donde no la tenía y se levantó, camino hasta el baño y se echó un baño con agua fría para despertar, luego se puso ropa de casa y vio las pastillas que Enzo le había dado cuando la trajo a casa, tomo una de las pastillas y se la echo a la boca, cuando ya estuvo lista agarró su teléfono, quería saber si alguien la había llamado o escrito y así era, Isadora le había enviado preguntando cómo iba el trabajo, a lo que Catalina le contesto, en eso estoy, pues no es tan fácil ganarse la confianza del hombre, pero que estaba trabajando en ganarse su confianza.

Después de contestar el mensaje dejo su teléfono y salió a ver a su hija, quien ya andaba corriendo en el jardín, verla así de feliz llenaba el corazón de Catalina quien se sentía orgullosa de su hija.

Cuando Isabel vio a su mamá, corrió a su encuentro, la niña parecía un huracán, nunca antes Catalina había visto a su hija tan feliz, su sonrisa era contagiosa, en el apartamento por lo general se veía triste y siempre distante.

— Mi niña hermosa, veo que amaneciste muy animada. — comento Catalina cargando a su hija.

— Es que aquí puedo correr libremente sin que algo se pueda romper. — expreso la pequeña emocionada.

— Umm ya!, entonces sigue jugando y diviértete mucho. — contesto Catalina dando un tierno beso en la frente de su hija.

Mientras Isabel jugaba Catalina se sentó a comer, el jardín de aquella casa era muy armonioso y se prestaba para un desayuno al aire libre.

— Anoche llegaste bastante tarde. — comento Alicia mirando jugar a Isabel.

— Si, me tocó trabajar hasta tarde. — dijo Catalina despreocupada.

— Imagino que así fue, y dime quién es ese hombre con el que llegaste?. — pregunto Alicia queriendo saber más.

— Él es mi jefe, Enzo March, no pienses otra cosa, ayer fuimos a ver unos clientes, pero estos querían que los acompañáramos a divertirse y cómo decirle que no a los que nos apoyan. — explico Catalina tranquila y comiendo con gracia.

— Deberías buscarme trabajo en esa empresa, ese jefe tuyo está como quiere. — comento Alicia sonriendo.

— No todo es lo que parece, si él es muy guapo, pero también mujeriego, así que solo te utilizaría y desecharía como a todas las demás. — continuo, Catalina dejándole las cosas claras a Alicia.

— Con gusto me dejó utilizar por semejante bombón, debe ser un animal en la cama. — aseguro Alicia siendo muy atrevida.

— No puedo contigo, mejor déjame comer tranquila. — dijo Catalina rodando los ojos.

Alicia sentía que a Catalina le gustaba su jefe, era la primera vez que no se enojaba cuando le tocaban ese tema, lo que más quería Alicia era que Catalina superará sus miedos ella sabía por todo lo que había pasado Catalina y como se ganaba la vida, solo esperaba que este nuevo trabajo fuera real y que Catalina no estuviera metida en esa empresa solo por información, ya que si ese era el caso saldría muy seriamente lastimada y es que al hablar de Enzo algo en su rostro cambiaba, una pequeña luz salía de ella y eso era algo muy positivo.

Isabel pasó la mañana entre juego y juego y Catalina solo estaba recostada tomando un poco de aire fresco olvidándose del mundo a su alrededor, llegada la tarde y después de mucho descanso Catalina le pidió a Alicia que se alistaran pues saldrían de compras, mientras ella subió a su habitación también para arreglarse un poco, mientras buscaba que se pondría escucho su teléfono sonar, pensando que era Isadora contesto sin mirar el identificador y es que la única que la llamaba era ella.

— Qué quieres, ya respondí a tu pregunta o faltó algo más. — contesto Catalina de mala manera.

— Veo que volviste a ser la misma amargada de siempre. — respondió la voz del otro lado de la línea, la cual no sonaba como Isadora.

Rápidamente, Catalina miró la pantalla de su móvil y se dio cuenta de que quien la llamaba no era otro que Enzo March, su jefe, se sintió bastante apenada y algo confundida, que hacía el jefe llamándola en día de descanso.

— Lo siento señor March, pensé que era otra persona. — dijo Catalina despreocupada.

— Seguramente pensó que era su novio quien no entiende que solo salimos a trabajar. — indago Enzo con una pregunta capciosa.

— Puede ser, pero olvídelo, dígame por qué me está llamando?. — Catalina fue directo al grano.

— Quería saber si tiene la lista de invitados al desfile de modas. — Enzo respondió lo primero que se le vino a la cabeza.

— Así es señor, todo está en su agenda y le hice llegar la lista por correo el día de ayer. — respondió Catalina sabiendo que él solo la llamaba para saber de ella.

— Ah!, ok!, si aquí está no había revisado mi cuenta, disculpa por haberte molestado en tu día de descanso. — respondió Enzo queriendo seguir hablando con ella.

— No se preocupe, cualquier otra pregunta no dude en preguntar. — Catalina también quería seguir la conversación le resultaba muy cómico que el gran Enzo March no supiera como seguir la conversación con una mujer.

— Sabe que si tengo otra pregunta, dígame qué tal le fue con la medicina que le di para la resaca?. — al fin llegó al punto al que quería llegar.

— Bien, estoy al cien por ciento gracias por eso, no estoy acostumbrada a beber tanto, que pena que anoche no me controle. — Catalina se disculpó.

— Como le dije, su jefe debió estresarla tanto que solo así pudo frenar las ganas de golpearlo. — comento Enzo entre risas.

— Algo así, y como no lo puedo golpear me toca buscar la manera de ignorarlo. — respondió Catalina riendo también.

— Bueno, te dejo que debes estar ocupada con tus asuntos y dile a ese novio tuyo que no tenga celos que solo somos amigos.

Enzo no dijo nada más y simplemente colgó la llamada, Catalina se quedó mirando su teléfono fijamente pensando en lo extraño que era ese hombre.