La Esposa De Mi Padre

Aurelio Benini se presentó en la mansión, en cuanto supo que los padres de Phoebe se habían instalado.

— Señor Braun soy el abogado de Ángelo Della Giovanna, me dijo Carlota que se sorprendió de saber que la señora Della Giovanna está de viaje y que insiste en saber su paradero. Pero lo cierto es que no sabemos donde está y no hay manera de comunicarnos con ella.

—No puedo creer que mi hija se fuera de vacaciones, comento Martha.

—La señora Della Giovanna no se fue de vacaciones, yo le sugerí que se alejara de la ciudad, la presión de la prensa puede resultar de lo más inoportuna dijo Aurelio.

— ¿Cuándo se hará la lectura del testamento?, pregunto Peter.

— En quince días , respondió Aurelio.

— ¿podría decirnos si mi hija es la heredera?, pregunto Peter.

—No puedo darle esa información, pero le diré que mi cliente no dejo desprotegida a su esposa dijo Aurelio.

— Con mi esposo estuvimos conversando y tal vez lo mejor seria que Phoebe regresara a América con nosotros exclamó Martha.

— Esperaremos a que llegue Braian y hablaremos con ella dijo Peter.

Aurelio Benini sonrió, Ángelo tenía una percepción de las personas que rara vez se equivocaba, sabía que irían por ella. Lo que no lograba comprender era cómo una madre actuaba encontra del bienestar de su hija.

Era la primera mañana en que Phoebe despertaba en el castillo.

Le había costado,, pero por primera vez había dormido de corrido toda la noche, los días previos a la muerte, se había ocupado personalmente de cuidarlo. Aunque se había quedado sola, al menos tenía el consuelo de que ya no sufría.

Llamaron a la puerta y Phoebe le dio permiso para que entraran.

— Buenos días, señora Della Giovanna, ¿desea que le sirva el desayuno aquí o en el comedor?, pregunto la empleada mientras corria las cortinas.

— Aquí, dijo Phoebe mientras se levantaba y se dirigía al baño minutos después regreso se sentó en la mesa que había frente a uno de los enormes ventanales.

 La empleada regreso con el desayuno.

— Es una lástima que esos enormes árboles, tapen la vista del jardín dijo Phoebe.

— Seguramente se deba a que el jardinero es algo mayor, tal vez debería buscar a alguien para que haga ese trabajo dijo la empleada.

— Podría ser, pasaré varios días aquí y me gustaría ver el jardín dijo Phoebe mientras observaba el enorme árbol.

Mientras tanto Benicio preparaba su primer ataque.

— Quiero ese contrato, yo mismo me ocuparé de la negociación dijo Benicio.

— Della Giovanna ya presentó su proyecto, como era de esperarse los proyectos quedaron al mando de los directivos lo cual no tiene muy contento al cliente le respondió su director de relaciones públicas.

— Elige el mejor restaurante de Roma hazme una reservación, me ocuparé personalmente de la negociación respondió Benicio.

Luego de cortar la llamada con su director de relaciones públicas decidió llamar a Leandro.

— Has averiguado algo, pregunto Benicio.

— La lectura se hará en quince días, nadie sabe qué pasará con lo cual todo está muy tenso, los rumores no son buenos. Por cierto me llegó una noticia, la viuda se fue de viaje, hay imágenes. El abogado está haciendo todo lo posible por controlar la noticia.

— Quiero la fotografía, pagaré lo que sea dijo Benicio. Luego de unas horas por orden de él, la fotografía había sido publicada, <> y otros títulos más, conjeturas de que haría la viuda con las empresas.

Benicio miraba su obra y no paraba de sonreír, ¿ dónde estaría esa rubia cabeza hueca?, solo necesitaba una fotografía y el éxodo de clientes comenzaría.

Esa noche Benicio se presentó en el restaurante vestido elegantemente.

— Le agradezco que me reciba, dijo Benicio.

— Señor Fiorelli, si bien he tenido mis dudas los últimos acontecimientos me han hecho rever mi decisión, escucharé su propuesta y si está es acorde a lo que esperamos hablaremos del contrato.

— Le agradezco su oportunidad, se que usted decidido por Della Giovanna, entiendo que los últimos acontecimientos han sido muy desagradables, pero piense usted que al menos aún no había llegado a un acuerdo con ellos. Ese barco se hunde o eso piensan mucho de sus clientes respondió Benicio.

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Dos días después Phoebe se preparaba para entrevistar a los posibles paisajistas que había solicitado para el proyecto de su nuevo jardín.

— Señora la buscan en el jardín dijo la empleada.

Phoebe salió al jardín y comenzó a caminar de espaldas algo alejado del lugar un hombre alto observaba la propiedad.

— Buenos días, vino por el trabajo en el jardín. La agencia no lo anunció dijo ella.

El hombre se dio vuelta y sonrió, con gesto burlón.

—Hola Phoebe ¿ cómo has estado?, dijo él mientras caminaba hacia ella.

Phoebe lo miró sorprendida, como si estuviera viendo un fantasma.

— ¡Leo!, exclamó ella y se desmayo. Leo atino a agarrarla y maldijo...