En la Mira del Amor

Carlos salió del baño ya vestido, Alberto estaba sentado en el sofá donde habían hecho todo aquello, tecleando algo en su móvil, cuando se dio cuenta de que Carlos se había ido, dejó el móvil en el sofá, cogió su vaso de bebida de la mesa y se acercó a Carlos - ¿Me acompañas? - Carlos negó con la cabeza, aún se sentía avergonzado por todo lo que había pasado.

- Gracias\, pero se está haciendo tarde\, creo que será mejor que vuelva a mi habitación y duerma un poco" Alberto levantó una ceja\, acercándose a Carlos. "¿No vas a dormir aquí?" Carlos apartó la mirada antes de contestar. -

Alberto sonrió, sabía que era una excusa para no dormir allí, no insistió porque pensó que podría ser tímido o avergonzarse por lo que había pasado. - Está bien, buenas noches -le tiró de la barbilla para que le mirara y le dio un tierno beso a Carlos. Carlos le sonrió y salió de la habitación.

Carlos entró en su habitación y se tiró en la cama, enterrando la cara en la almohada. No podía creer que le hubiera hecho eso a Alberto, ¿desde cuándo se había entregado a alguien tan rápido? Pasaron semanas desde que empezó a salir con Lucas hasta que tuvieron su primera relación, ahora no llevaba ni una semana conociendo a Alberto y ya había pasado esto.

Se enderezó en la cama y siguió pensando en lo sucedido, con la mano en los labios recordando los besos y las caricias en su cuerpo, cada vez que recordaba la sensación sentía un escalofrío en el estómago.

- Mierda\, céntrate\, Carlos\, no seas un adolescente enamorado - murmuró para sí\, necesitaba recuperar el control de su vida cuanto antes.

Alberto miró la puerta que acababa de cerrarse, respiró hondo y se pasó la mano por el pelo, luego volvió al sofá donde había pasado aquellos momentos con Carlos. Sus labios se alzaron en una sonrisa en cuanto le miró, sólo de pensar en las expresiones que ponía cuando se estimulaba con sus caricias se le puso dura de nuevo. Recordó el olor de Carlos e incluso que había sido capaz de correrse sólo con verle sentir placer.

Sacudió la cabeza pensando que esto nunca le había pasado, sentía tanto placer dando placer a Carlos que se corrió sin necesidad de ser estimulado, escuchar sus gemidos y sentirle era suficiente estimulación. Ni siquiera cuando conoció a Pablo había sentido algo así, era nuevo para él.

Caminó hacia la ventana, mirando el oscuro horizonte. "No puedo dejar que te alejes más de mí, te necesito, Carlos", dijo suspirando.

Tuve que deshacerme de Andrey para mantener a Carlos a salvo, para poder disfrutar de la compañía del hombre todo lo posible.

El día ya era luminoso cuando Carlos se despertó, y tardó un rato en dormirse, ensimismado en sus pensamientos. Bajó a tomar café, preguntándose cómo reaccionaría al ver a Alberto. Bruno estaba en la cocina charlando con algunas criadas, pero todas dejaron de hablar al ver a Carlos.

- Buenos días\, señor\, ¿le apetece un café ahora?"\, una de las mujeres tomó la iniciativa de saludarle.

- "Buenos días\, sí\, voy a tomar un poco ahora. ¿Se ha levantado ya Alberto?"\, preguntó Carlos\, pero esta vez fue Bruno quien contestó.

-Sí, se fue temprano con Paulo, tenía algunas cosas que arreglar, pero dejó algo para ti -Bruno salió de la cocina a buscar algo.

La mujer más joven parecía un poco sonrojada y preguntó - ¿Quiere que le enseñe dónde está el comedor?

Carlos no quería tomar café solo - ¿Te importa que tome café aquí?

Los dos se sorprendieron de que quisiera tomar café allí - No, siéntase como en su casa, donde quiera.

Carlos se sentó y los dos fueron a buscar las cosas que estaban en la otra habitación. Mientras esperaba, Bruno volvió con unas bolsas para él.

- Es ropa que te ha proporcionado Alberto\, ya que ayer no tuviste tiempo de recoger nada.

Carlos echó un breve vistazo al interior de las bolsas; había camisetas, camisas, pantalones, ropa interior y algunas cosas más. Carlos puso los ojos en blanco ante la exageración de Alberto.

Las mujeres pusieron la mesa, Carlos les dio las gracias y volvió a mirar a Bruno - ¿Has tomado café?

Bruno levantó una ceja en respuesta - Sí, tomé junto con Alberto más temprano.

Carlos hizo un gesto con la cabeza - Pero siéntate y hazme compañía, así podemos conversar mientras tomo café - Carlos dijo con una sonrisa y Bruno se sintió un poco incómodo.

Se sentó y se sirvió un poco de café siguiendo a Carlos - ¿Crees que puedo volver a casa?

Bruno se rascó la cabeza antes de responder - Sinceramente, no creo conveniente que vuelvas ahora, Andrey todavía puede estar vigilando, esperando a que vuelvas allí.

Carlos reflexionó y siguió hablando - Entonces, ¿Alberto pretende mantenerme aquí?

- Aquí sería la mejor opción\, tenemos un sistema de seguridad\, sin mencionar que toda la propiedad está vigilada\, estarías más seguro aquí.

Carlos suspiró profundamente, considerando lo que se había dicho, realmente estaría más seguro allí, pero también vería a Alberto todos los días. Ese pensamiento lo puso nervioso, intentó cambiar de tema.

- Pero necesito ir a casa\, todas mis cosas están allí\, mi celular\, documentos y mi ropa.

- Alberto imaginó que quisieras ir a tu casa\, hemos dejado hombres vigilando tu casa\, verificaré si todo está bien allí y te avisaré. Alberto me pidió que te acompañara en caso de que quisieras ir\, y él no esté aquí.

Carlos terminó su café mientras pensaba en cómo lidiar con el hospital, si aparecía con seguridad, levantaría sospechas, pero tampoco podía ir solo.

Carlos agradeció el café, se levantó y tomó las bolsas, las dos mujeres tenían sonrisitas en sus labios mientras observaban a Carlos alejarse. Bruno lo notó, sacudió la cabeza y sonrió. Realmente, Carlos era muy guapo y llamaba la atención, tanto de mujeres como de hombres. Bruno lo siguió y Carlos se detuvo en la escalera.

- Voy a ducharme y después bajo\, si todo está bien en mi casa\, podemos ir allí.

Bruno estuvo de acuerdo y sacó su teléfono para hacer la llamada, mientras tanto Carlos fue a su habitación y colocó las cosas que Alberto dejó sobre la cama, todo era de buen gusto y del tamaño adecuado, tendría que agradecerle a Alberto por todo eso, pero no se sentía cómodo que alguien le diera todas esas cosas. No estaba acostumbrado a que alguien lo mantuviera de esa manera, siempre había tenido que esforzarse por conseguir lo que quería.

Carlos perdió a sus padres muy temprano, era hijo único, así que quedó solo. Tuvo que obligarse a crecer y a ser independiente, fue entonces cuando comenzó su obsesión por el control, pensaba que de esa manera nada más podría salir mal en su vida. Pero por otro lado, eso no era tan beneficioso, Carlos dejó de hacer y disfrutar muchas cosas para no salirse de sus planes. Hoy, deteniéndose a pensar, tal vez hubiera sido más feliz dejando que las cosas sucedieran sin tanto planificación.

Carlos terminó su ducha mientras reflexionaba sobre todas esas cosas, se vistió con ropa más casual, la que Alberto compró. Hoy no iría a trabajar, ya que el director le dio el día libre para descansar, pero tendría que pensar en lo que haría mañana y en los próximos días. Se miró en el espejo, el hematoma en su rostro casi no se notaba, ya que había puesto compresas allí, el apósito de su brazo se asomaba un poco por la manga, pero no era un problema.

Carlos bajó y Bruno lo estaba esperando - No hay señales de que alguien esté vigilando o intentando entrar a la casa, podemos ir.

Carlos sonrió y se dirigieron hacia el coche, Bruno abrió la puerta trasera del coche de Carlos para que él subiera. Eso fue demasiado para él, Carlos miró a Bruno y habló seriamente.

- No soy el dueño de esta casa y tú no eres mi chofer\, así que no necesitas tratarme con tanta cortesía\, eso me hace sentir incómodo. Y voy a sentarme en el asiento delantero.

Carlos cerró la puerta y dejó a Bruno sin reacción - ¿Tú conduces o yo? - Carlos preguntó, haciendo que Bruno se moviera.

- Yo conduzco\, por precaución.

Bruno se pasó al otro lado del coche y Carlos sonrió, subió al lado del pasajero y se abrochó el cinturón de seguridad. Bruno encendió el coche y salieron de la propiedad.

— Señor, el coche del médico ha salido de la propiedad, sí, informaremos a dónde se dirige — un coche estacionado salió enseguida y siguió el coche de Carlos.