Señora Bonita

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—Pero, Eduardo Jones puede estar en peligro una vez que yo solicite el divorcio, y lo demande penalmente —Me preocupo por él, pues así no lo merezca, él tiene hijos pequeños.

—Tranquila, señora Irene, él y su familia ya están en protección, y en el momento en que se instaure la demanda penal, él pasará al programa de testigos de la fiscalía. Hay otra cosa, señora Irene, esa parte puede ser la más sensible para usted. —Me mira con lástima.

—Ya nada me afecta a estas alturas, dígame qué más hay, señor Álvarez. —Me preparo para lo peor.

—El señor Suárez hace años lleva una doble vida. Tiene una esposa y un hijo de tres años. Ella tiene 45 años y tuvo su bebé de 42 años. Es su primer hijo, no necesito ningún tratamiento para tenerlo, ya que su esposo no tiene ningún problema de impotencia como le ha hecho creer. Ellos se casaron porque supuestamente él ya está divorciado de usted. Le hizo creer a su nueva esposa que solicitó el divorcio porque usted maltrataba a su hijo y por eso tiene la custodia de Emmanuel. Por eso, supuestamente debe estar en su casa todas las noches porque él mintió que apenas tiene 18 años y que cuando cumpla la mayoría de edad, y su hijo sea independiente, ya se pueden ir a vivir juntos.

Esta es una foto del matrimonio, hecho también con fraude, lo que lo convierte en bígamo. También le ha dicho que la casa es de él, y que el auto también. Es poco lo que gasta con la señora, pero es más de lo que ha gastado con usted. Todas las tardes, él la recoge en el hospital donde trabaja haciendo consultas de pediatría todas las mañanas, de ahí recogen al niño en la guardería, almuerzan juntos en el apartamento y salen casi todas las tardes a pasear, dejando al niño al cuidado de la abuela.

Él trata de pasar por incógnito cuando está con ella, vistiendo ropa más juvenil, usando gorra, gafas y tenis. Lo hace en sitios poco concurridos, o que usted o su hijo no visiten, por eso lo hace en las tardes, pues sabe que ustedes dos están ocupados. Otra ventaja que él tiene es que usted no tiene casi conocidos, los señores de la Pava ya mantienen viajando, y su nuera, al igual que su hijo, estudia todas las tardes. Las veces que le dice que va a hacer algún viaje de trabajo es para pasear con su amante. Son viajes cortos los que hace en su jet privado, porque hasta eso tiene. Para justificarle a su amante el dinero que tiene, dice que es CEO de una famosa empresa de publicidad, y como ella es médica pediatra, no tiene ni idea de esta rama, por lo que le cree todo lo que él diga en cuanto a su trabajo.

En esta foto casi pilla al detective, menos mal disimulo, haciéndose el que le tomaba fotos a unos niños que estaban en el sitio. Lo que menos queremos es que sospeche de algo, pues si lo ponemos sobre aviso no sabemos de qué es capaz, con tal de no ser descubierto.

—Ya nada me sorprende, pero voy a pelear, me voy a divorciar, lo voy a demandar y lo voy a dejar sin un peso. Todo el dinero que tiene lo consiguió por mí, y ese solo le pertenece a sus hijos, porque no pienso dejar desamparado a ese bebé que no tiene nada de culpa. Lo que temo ahora es por mi seguridad, porque con todo lo que me ha hecho no dudaría que quiera matarme para cobrar algún seguro de vida. —Mire a Manuel pidiéndole ayuda con la mirada.

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—Tranquila, Irene, ya mismo te voy a asignar a un guardaespaldas las veinticuatro horas del día para que estés segura. —La verdad a mí también me da temor de que él pueda hacerle algo y, si te pasa algo, yo me muero.

—Manuel, ¿te puedo pedir un favor, y le pones también uno a Emmanuel? Al menos durante el tiempo que esté en la universidad, ya que en la casa nos cuidaría solo uno. —No creo que le haga algo a su propio hijo, pero es mejor estar seguros.

—Dalo, por hecho. Señor Álvarez, entonces le damos vía libre para que proceda con las demandas. Espero que se le notifique al señor la próxima semana, ya que este resto de semana Irene y yo tenemos un viaje de negocios. Déjeme su número de cuenta para hacerle una transferencia para pagar sus honorarios, y le voy a dejar una cuenta abierta para los pagos requeridos en la investigación que necesita Irene para ya darle punto final a este drama. —Irene merece estar tranquila.

Nos levantamos de nuestros asientos para despedir al abogado.

—¿Pero Manuel, cómo vas a pagar al abogado, si el problema es mío? —Sabía que no lo iba a permitir.

—Irene, para que estés tranquila, me lo vas a pagar después. ¿No ves que vas a ser más rica que yo? —Trato de calmarla, pero obviamente no le voy a aceptar ese dinero.

—Qué va, ese dinero no es mío, es de los hijos de ese señor. Pero está bien, acepto el préstamo —Así me gusta, y estoy más tranquilo.

—Con permiso, señores, me pondré en la tarea encomendada. Que tengan buen viaje, el lunes nos vemos ya con las demandas montadas, las revisamos en la mañana y en la tarde vamos al juzgado a radicar. Hasta pronto. 

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Sale el abogado y nuevamente me derrumbó a llorar. Manuel me abraza y siento un calor reconfortante en sus brazos, me siento protegida, me siento en paz.

—Llora, Irene, llora todo lo que quieras. No te sientas mal por llorar, llorar no es de débiles, debes sacar toda esa rabia, esa angustia, esa tristeza, pero no pierdas la fortaleza que siempre te acompaña. No dejes que te destruya, que él piense que ha ganado, porque la ganadora siempre has sido tú. —Me da un beso en la frente y me sonríe. 

«Como quisiera que ese beso fuera en esa boquita hermosa, ¡ay, mi pobre Irene!, cómo fue que este tipo la usó de esa manera, no lo merece. Ella tiene un alma tan pura y como pudo este demonio utilizarla de esa manera, piensa Manuel viendo a Irene» 

—Señora b.. Irene, venga vamos a almorzar. —Me toma de la mano. 

Salimos al parqueadero, me pongo un abrigo porque hace frío afuera. Cuando iba a llegar al auto de Manuel, él se devolvió porque se le quedaron las llaves del auto en la oficina. Mientras lo esperaba, me llegó un mensaje de Jafet.