Natalia Ruttherford siendo una mujer exitosa en los negocios, hija de una familia de gran poder y prestigio, se vuelve blanco para unos asesinos quienes pretendían secuestrarla luego de que saliera de un restaurante donde se encontraba almorzando.
Tal acto fue detenido por un hombre quien la ayudo, evitando que los hombres tuvieran éxito en su secuestro. Su salvador y el hombre con quien ahora se encontraba en deuda se llamaba Vasily Vanatori, conocido como uno de los mayores asesinos de la mafia y actual líder de los Vanatori, quien como pago por la deuda de haberla salvado le encomienda una tarea temporal un tanto extraña.
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Capitulo 23. Pesadillas
Los días transcurrieron de forma normal y tranquila, el llevar trabajo de la oficina a la mansión ya se estaba volviendo costumbre, algo que Misha no pudo dejar pasar desapercibido y en lugar de querer el cuento para dormir, prefería ver a mamá trabajar, a pesar de que Natalia le insistía en que podía hacer su trabajo luego de que él se durmiera, el pequeño le decía que prefería ayudarla, aunque en realidad lo único que hacía era quedarse a su lado y preguntarle por una que otra curiosidad hasta que le diera sueño y se fuera a la cama.
Como ya era costumbre, alguna que otra noche debía ir a la cocina por un vaso de agua para el niño o acompañarlo a ir al baño, algo que le hizo notar una cierta particularidad que en esos días de ida y venida hacia la cocina se había hecho costumbre escuchar los gemidos provenientes de la habitación de Vasily y que ahora no se escuchaban, lo que significaba que ya no estaba trayendo a esas mujeres a la mansión, algo que le provoco preocupación, ya habían transcurrido dos semanas desde que hicieron el trato, el hombre estaba cumpliendo con lo prometido, la cabeza comenzó a darle vueltas sobre ese asunto, estaba segura de que no aguantaría ni una semana y ya iban por la segunda, ¿Qué pasara si cumple con los dos meses?, un escalofríos subió por su espalda.
“Tranquila, tranquila, ese hombre es un lujurioso, no podrá aguantar tanto tiempo, no lo hará” comenzó a decirse para sus adentro mientras caminaba hacia la habitación de Misha con el vaso de agua en su mano.
A la octava semana, sus pensamientos ya no eran tan seguros, ¿Cómo ese tipo ha logrado aguantar tanto tiempo?, es imposible que un hombre el cual estaba acostumbrado a tener sexo casi todas las noches se resignara a no hacerlo solo por una tonta propuesta, además de que el tipo había tomado todas la provisiones y excusas de las cuales Natalia se podría afianzar y negar lo fidedigno que había sido. Como si le hubiera leído la mente en el momento en que pensó en negar rotundamente que el hombre se estuviera absteniendo, comenzaron a llegarle fotografías del hombre a su teléfono día tras día, en diferentes lugares, distintas personas, una recopilación de pruebas de su comportamiento intachable, obviamente todo era a posta, para así lograr arrinconarla llegado el momento.
Después de dar innumerables vueltas en la cama para dormirse y dejar de preocuparse de la situación en la que se encontraba, logro conciliar el sueño, pero no fue por mucho tiempo, ya que Misha la despertó al cabo de dos horas.
- Mamá, mamá – le decía entre llantos
- ¿Qué?, ¿Qué sucede? – le dice despertando un poco alterada y preocupada por el llanto del niño
- Tuve una pesadilla, tengo mucho miedo – le dice entre sollozos
- Oh, entiendo – le dice calmando su estado de alerta – ya, ya, solo fue un sueño, ahora estas aquí conmigo y todo está bien – le dice abrazándolo, pero el niño no paraba de llorar.
- Necesito que me proteja – le dice el niño apartándose de Natalia y bajando de la cama
- ¿MIsha?, ¿Hacia dónde vas? – le dice viendo al niño caminar.
El pequeño le extiende la mano a Natalia para que lo siguiera y esta se levanta de la cama y toma su mano, tratando de averiguar, que era lo que Misha quería hacer, decidió seguirlo.
Salieron de la habitación, caminaron por el pasillo, pasaron las escaleras siguiendo derecho hacia la otra ala de la mansión, al percatarse de hacia donde se dirigían Natalia trato de detener al niño, pero este siguió insistiendo en querer ir allí, llegaron a la puerta y sin tocar Misha abrió, el lugar estaba oscuro y silencioso.
- No, espera Misha – le dice Natalia al ver que el niño se disponía a entrar
De pronto Natalia comenzó a escuchar unos quejidos, seguidos de una respiración agitada, luego de que su vista se adaptara a la oscuridad del lugar, vio al hombre acostado sobre la cama, su rostro mostraba dolor y no parecía dormir de forma placida.
“Madre”, se escuchó al hombre agitado, parecía estar teniendo un mal sueño.
En la plena oscuridad solo una persona se encontraba frente a él, tal y como recordaba la última imagen que tuvo de ella, su madre estaba arrodillada mientras Vasily sostenía el arma, “Vasily, libérame, Vasily “le decía la mujer entre llantos, luego de tanto suplicar si abalanza sobre él tomando la forma de Dimitri quien comienza a ahorcarlo, “Eres un maldito inepto, no sirves tal y como la puta de tu madre” le gritaba mientras se mantenía sobre Vasily, después tomaba la forma de Bianca Mircelli, quien derramaba lagrimas sobre él, “Tu estuviste el día que me vendieron, ese maldito me hizo todo eso por tu culpa, tu arruinaste mi vida, tú me mataste” le dice mientras toma forma de una quimera entre las tres personas, “Eres un maldito demonio encarnado, que solo sabe traer muerte y desdicha, es por ello que todo lo destruyes, no sirves para algo más que no sea matar, nunca serás feliz porque no conoces ese sentimiento” le dice la quimera con las voces mezcladas, sintió una mano en su espalda seguido de más, que rodeaban toda su espalda formando un mar de cuerpos que pretendían hundirlo, “Solo sabes de muerte, solo portas la muerte y para eso has nacido, en el infierno te esperan todos los que has matado Vasily”
“Vasily, Vasily” – esa voz, ¿Quién es?
- Sily, Vasily – se despertó de un salto sacando su arma guardada debajo su almohada y apuntando, enseguida bajo al percatarse de que se trataba de Natalia.
- Oh, Es usted – dice suspirando, reponiéndose aun de sus pesadillas - ¿Qué sucede? – le dice calmado.
- No estoy aquí por mí, el Misha insistió en venir a verlo – le dice Natalia y el hombre clava la mirada en el niño.
- ¿Qué sucede? – le pregunta con voz de tedio
- Tuve una pesadilla, quiero que me protejas – le dice el niño con una voz pequeña pero decidida
- Niño, ya te he dicho que enfrentes tus miedos, además ahora está tu, “mamá” aquí para protegerte – desde cierto punto el niño había tomado la costumbre de buscarlo siempre que tenía un mal sueño – ya, no vayas a llorar, sabes que lo detesto – le dice abriéndole las sabanas para que el pequeño se acomodara en su cama - ¿Qué esperas?, súbete y arropate bien – le dice en tono serio.
- Si – le dice Misha con una enorme sonrisa
- Bien, entonces yo ya me voy a dormir – les dice Natalia al ver que esos dos ya se habían acomodado
- ¡No! – le grita Misha
- ¿Qué sucede? – le dice Natalia dándose la vuelta para verlo
- Mamá, acuéstate con nosotros – le dice haciéndose a un lado para darle espacio a Natalia
- No, no Misha, no creo que sea una buena idea – le dice viendo a Vasily, esperando que el hombre la apoyara, pero este parecía indiferente al tema
- Yo quiero dormir también con mamá – le dice comenzando a sollozar
- Acuéstese o de lo contrario llorara hasta hacerme reventar los tímpanos – le dice Vasily en tono cansado, luego mira a Natalia y le sonríe de forma maliciosa – o, ¿tiene miedo de que yo pueda hacerle algo mientras duerme? – le dice mostrando su sonrisa de hiena que Natalia odiaba.
- Yo jamás le tendría miedo a tipos como usted – le dice Natalia con determinación, camina hacia la cama y se acuesta al lado de Misha, quien parecía feliz de estar entre Natalia y Vasily.