Josefina hizo todo lo posible por llevar un matrimonio feliz, pero Franco no ponía nada de su parte, era celoso y posesivo. Todo tenía un principio y un fin, ¿será que podría conservar su matrimonio?
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De hija a sirvienta
Josefina, ¿dónde has estado todo este tiempo?, preguntó Juan al ver entrar a Josefina muy quitada la pena.
Papá, ¿hasta ahorita te presentas después de una semana de no venir?
No te me pongas al brinco, aquí el único que hace las preguntas soy yo.
Mira, esta es Socorro, se va a quedar a vivir aquí con nosotros, espero que no le hagas ninguna grosería.
Pero, ¿por qué?, ¿y mi mamá?
Ella ya no volver a venir aquí nunca más, está recluida en un sanatorio y no creo que salga de ahí. Tú misma la viste como estaba de perdida.
Pero papá, tenemos que ayudarla.
Y eso es justo lo que estoy haciendo, ayudarla, por eso la interné en ese hospital para que salga de su depresión y de su vicio.
O sea, ¿tú pretendes que le diga a mamá a esta señora?
Pues si no quieres, no, pero lo que sí te voy a pedir es que la respetes mucho y si no te gusta ya sabes, la puerta está muy ancha.
¿Me estás corriendo?
No, pero no voy a aguantar una majadería de tu parte. Y ahora, prepara el desayuno para los tres.
¿Y encima le tengo que cocinar? Nomás eso me faltaba, Josefina se fue a la cocina echando chispas por los ojos.
No te preocupes, la domaré, ya verás, le dijo Juan, guiñándole un ojo a Socorro.
Rato después Josefina le sirvió un rico platillo hecho por ella misma.
Los tres comieron en silencio. Aunque Socorro trataba de ganarse la simpatía de Josefina ella permanecía más callada que el mudo.
Espero que seamos buenas amigas, te juro que no soy tan mala.
No es eso, señora, yo lo único que sé es que mi madre es Isabel no tengo otra madre más que ella, ¿entendido?
Uy, no te esponjes, yo solamente quiero que seamos amigas.
Lo siento, pero para ser mi amiga tendría que hacer muchos méritos.
Bueno, está bien, para empezar no me hables de usted soy, simplemente Socorro. Al menos dame una oportunidad de conquistarte, ¿te parece?
Josefina no dijo nada solamente se le quedó observando, cuando terminó de desayunar se paró y se salió de su casa.
Bueno, amor, te toca lavar los trastes porque Josefina salió huyendo, pero te prometo que pondré remedio todo esto.
¿No me dijiste que tenías una sirvienta?
Pues sí, pero ella se fue, no te preocupes, buscaré otra sirvienta. Quiero que te sientas como una reina en esta casa.
Gracias, amor. Espero que consigas pronto a esa sirvienta porque yo no pienso cocinar, ni lavar trastes, ni hacer nada.
Para esas cosas está Josefina, solo en lo que consigo alguien.
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Josefina estaba con Marlene, ¿cómo ves?, ahora resulta que yo tengo que cocinar a esa mujer.
¿De qué hablas?, tranquila.
Cómo ves que mi padre se llevó a vivir a la casa a una cuatro letras.
¿A poco?, con razón le urgía sacarla de tu casa. ¿Y qué piensas hacer?
No sé, presiento que se avecinan problemas para mí.
Cualquier cosa que necesites ya sabes que me tienes a mí.
Lo sé, tú siempre has estado conmigo en los peores momentos. ¿Por qué mejor no me adoptaste tú en lugar de Isabel?
Eso hubiera sido muy bueno, pero yo te conocí después hasta que Isabel te llevó a su casa. De todos modos sabes que yo te quiero como si fueras una hija verdadera.
Lo sé, Marlene, y para mí tú eres mi verdadera madre.
Ambas mujeres se abrazaron llenas de felicidad.
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¡Josefina!, ¿cómo que no has preparado el desayuno? Ya es muy tarde y tengo que salir.
Dijo Socorro entrando hasta el cuarto de Josefina.
Josefina se despertó muy enojada. Pero, ¿qué te pasa, Socorro? Yo no soy tu gata, si quieres comer prepárate tu misma tu desayuno.
Eso sí que no, fíjate, ahora mismo te levantas y me preparas el desayuno si no quieres que tu padre se entere de esto.
Déjame en paz, no pienso hacerte nada.
En la tarde, cuando Juan llegó a casa, Socorro, de inmediato le fue con el chisme.
Tu hija es una majadera no quiso hacerme de comer a ninguna hora.
No te preocupes, hablaré con ella en este instante.
¡Josefina, ven para acá!, gritó Juan encolerizado.
Papá, ¿por qué me gritas así?
Ya me dijo Socorro que no has querido hacer nada de comer la pobrecita está en ayunas.
Lo siento, padre, pero yo aquí no soy ninguna gata soy tu hija.
Una hija que tu madre se empeñó en traer, pero yo no necesito una hija, necesito una sirvienta. Y si quieres seguir viviendo en esta casa tendrás que ser la sirvienta. Así que, inmediatamente vete a la cocina a preparar comida porque tenemos hambre. Órale, ¿qué esperas?
Pero, papá.
Nada de papá, desde ahora ya no eres mi hija.
Pues llevo tus apellidos.
Eso es lo de menos, harás lo que yo te diga, quieras o no. Y otra cosa, no saldrás para nada.
Pero ya pronto serán mis exámenes finales, además, voy a entrar a la prepa.
Pues lo siento, no necesitas estudiar para hacer las labores del hogar.
Josefina se fue a la cocina. Por lo pronto hará lo que su padre le diga, ya después verá cómo arreglar su problema.
Al poco rato, Juan y Socorro comían. Mientras que Josefina fue obligada a comer sola en la cocina.
Cuando terminaron de comer, ambos personajes se fueron a su cuarto a hacer la digestión.
Josefina oía con desagrado los gritos y gemidos que salían de la habitación.
"Maldita piruja, algún día pagará", pensó Josefina.
El resto del día Juan y Socorro se la pasaron encerrados haciendo "travesuras".
Mientras que Josefina limpiaba a fondo toda la casa.
Josefina no era ninguna dejada. Fue a su cuarto, en su clóset tenía el pequeño altar a la "santa muerte" que la habían obligado a poner. Por favor, que esta vieja y mi papá, paguen su osadía.
*Autora*... Dicen que si tú hablas mal de la "santa muerte", te va mal, a mí no me crean, yo solo digo lo que he escuchado. Espero que sea de su agrado esta historia. La misma protagonista me la está contando, y yo la escribo tal cual.
Dónde está Xavier y Mireya que la andaban buscando 🤔🤔🤔🤔❓❓❓❓
Ahora sí tienen una buena pista Xavier para saber de su hija Josefina.
Otros son Xavier, Mireya, Manuel y Silvana creo que no saben ni dónde están parados Xavier se olvidó de Yolanda que tiene un hijo de él.
Mireya después que no quería a Josefina ahora la está buscando.
Marlene es la única que se preocupa por esa adolescente veremos cuando la encuentran y con la junta de esas niñas que aman a la santa muerte tu me dirás en qué va a parar.
Isabel y Juan ahora sí está buscando a Josefina y se arrepienten de haberla dejado sola y sin comida cuerda de desnaturalizados pensaron en ellos pero en la niña no.