SÉPTIMO libro de la serie ENTREGANDO MI CORAZON.
Soy hija de unos padres que viven de las apariencias y el egoísmo. Lo único bueno en mi vida es mi hermanita y lo único que busco es extender mis alas recortadas y volar. Conocí al primer amor de mi vida y a los pocos días lloro su partida. No creí que el mundo daría vueltas y me daría una enorme sorpresa. Ahora tendré un hijo y gané un enemigo tan caliente que me enloquece. No sé si lo quiero ahorcar o besar... o ambos.
Soy un cínico, ocultando todo mi tembloroso ser detrás de un muro de prejuicios y unas espinas de desconfianza. Eso es lo primero que aprendí en un mundo donde nadie da la cara por los más indefensos. Hasta que tuve una pequeña familia y una vez más la vida se encargó de arrebatármelos uno por uno. Ahora solo me queda mi ahijado y pelearé por él. No importa lo bella, exquisita y perfecta que sea mi oponente, no perderé mi corazón... o ¿ya lo perdí?
La historia de Lucy y Andy.
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LUCY (CAP. 02)
Siempre fue así, pero verlo sin filtro, me hizo sentir sofocada. Sofocada de tener una vida tan controlada, con tantas tareas, cursos, programas. Nisiquiera tengo mucho tiempo para pasarlo con Susan. Incluso ella, teniendo 8 años tiene sus horas copadas. Quiero ser egoista y quiero horas libres para mí. Tendré que ser fuerte y desligarme de ellos, sin abandonar a Susan.
Fue el comienzo de mi rebeldía. Después del colegio, me iba a recoger a Susan. Pasaba toda la tarde con ella en algún parque, juego de atracción, museo, zoológico, acuario. Regresábamos tarde a la casa para hacer las tareas, acostarla y yo quedarme estudiando más. Literalmente, giré el globo terraqueo que tenía y con un dedo lo detuve. Al sacar el dedo vi el nombre del país al que iría: Escocia. Busqué información sobre la Universidad de Edimburgo y entre todas las carreras opté por Geografía. Quiero ver el mundo y aprender lo que pueda de este.
Pasé los últimos 3 años, hasta cumplir 18, dándole tiempo de calidad a mi hermanita. Ella será la única que sufrirá mi partida. Yo también tuve que mentalizarme, porque no será fácil dejarla sola teniendo 11 años.
Lo curioso es que fue como si Dios me diera un respiro y me ayudara a la vez. Al día siguiente de dar la noticia de que me iría becada a Escocia, Susan me presentó a su nueva mejor amiga: Chloe. Una niña preciosa, con una seriedad y madurez superior a su edad. Cada quien lleva su carga, solo espero que sea una que pueda superar y no dejarse amedrentar. Me siento orgullosa de mi renacuaja, cuando hace sonreír a su nueva amiga. Ella siempre tiene una manera de contagiarte alegría.
Llega el día de mi partida. Los únicos que me despiden son mi hermanita, Chloe y algunos ex empleados. Como siempre mis padres brillaron por su ausencia, pero no puedo quejarme ya que financieramente estoy cubierta. Ellos nunca nos han dado bonitas palabras, ya que para tener conversaciones habría implicado que pasen tiempo con nosotras, pero hemos tenido más de lo que cualquier otra persona tenía. No todo se les puede reprochar. Me ponía a pensar si puede haber un balance: darle a tus hijos tiempo de calidad a la vez que cubrir todas sus necesidades y más.
Con el pasar de los años, en la universidad, me di cuenta de que no experimentaría ese conflicto entre familia y trabajo. Simplemente no me veía formando una familia, ya que para empezar no conocí ningún chico que me hiciera pensarlo. Lo único que me apasionaba era viajar y conocer muchas culturas, aprender su estilo de vida, su historia, sus creencias.
Mientras iniciaba la carrera, di forma a mi idea de negocio y se fue transformando en una realidad. Fundé mi marca "LoveMe". Una marca variada, que inicialmente ofrecía productos naturales para el cuidado del cuerpo y necesidades básicas; para luego hacer ropa con tela de tejidos naturales, desde algodón, lana de distinta procedencia y seda; y terminar con centros de relajación en lugares rodeados de naturaleza, que incluían masajes, saunas, spa y clases de meditación con maestros tibetanos.
Realmente me tomó años y desde el inicio conté con el apoyo de una mano amiga, que me ayudó a mantener el anonimato. No quería ir al supermercado y que me aborden extraños. Ahorré todo lo que pude e iba comprando maquinaria necesaria para cada rubro. Contraté a los mismos habitantes de estas localidades, para crecer todos.
Cada vez que salía algún comercial de mis productos, decía así:
I Love Me
You Love Me
LoveMe
Encuentra lo mejor para ti.
Fue precisamente en mi último viaje al Tibet, cuando estaba finalizando la última etapa de los centros de relajación, que conocí una hermosa alma. Una persona que tuve la dicha de conocer, que enriqueció mi vida, y que sigue haciéndolo incluso muchos años después de su partida.