Anyel y Elisa, Dos jóvenes con una amistad de muchos años. Con sueños muy diferentes, metas que anhelan cumplir, promesas que no cumplieron y que pondrían a prueba su amistad y también el amor que recién empiezan a tener entre si.
Ambos estarán en un dilema por conservar su bonita amistad, batallando en contra de un inevitable Amor.
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Capitulo 2
2 semanas atrás
Entre confianza y seguridad de que sus vidas están unidas en una amistad inigualable, verdaderamente hermosa, con muchos sueños por cumplir juntos.
Cuyos sentimientos no eran capaz de fluir más allá o eso era lo que ellos quisieron sembrar en lo más profundo de su ser sin recibir cosecha que ellos no esperaban. Sin embargo, el destino no era fácil de manipular, sus vidas podrían estar destinadas a un amor inevitable.
—Eli, mi abuelo te espera para que toques esa melodía que le gusta— habló Anyel sonriendo con burla.
—Sonríes como si eso fuera un daño o maldad para Eli— refunfuñó Noelia, acertando sus palabras, ya que Elisa sonreía feliz.
—Es como si me dijeran a mí, que me encerrarán en una habitación con diez computadoras, ¿creen que lloraría?— todos voltearon los ojos.
—Deja de presumir que adoras vivir metido en esos aparatos— se burló Elisa.
¿Por qué no critican a Anyel?— reclamó Julián.
—Anyel los usa para generar dinero. Tú solo juegas tonterías— Argumento Noelia.
La tarde de amigos en un juego amistoso había finalizado, dándole entrada a sus clases. Realizar sus sueños, dependía del esfuerzo que cada uno dedicada para obtener sus becas, unos en la misma ciudad, mientras que otros, ya fuera del país.
Elisa y Anyel caminaban entre bromas, asegurando ya en sus manos esos sueños de la cual estaban trabajando tanto, hasta llegar a la casa donde eran recibidos con una sonrisa.
—Buenas tardes, señora Ysyuri— saludo con mucho respeto Eli.
—Niña, te he dicho que no me digas, señora, tantos años tratándonos y no dejas de verme como desconocida— reclamo la mujer amablemente. Eli solo sonrió y camino a la sala, donde ya estaba esa señora de 65 años, esperándola con una sonrisa para oírla tocar el piano.
—Mi niña, pensé que no vendrías, luego recordé que eres más fans de este piano que yo— bromeó la señora haciendo reír a todos.
Elisa, tomo asiento, acarició unos segundos las suaves (teclas) del viejo piano de cola _Steinway_), ella deseaba tener en sala de su casa uno algún día, su mayor y más grande anhelo, un sueño que sin duda deseaba cumplir.
La melodía (Valse Venice compuesta por _James Scott_) comenzó a sonar, escuchándose en toda la sala y gran parte de la casa, la señora cerró sus ojos, esa melodía sin duda lo transportaba a su juventud, esos lindos momentos que pasó junto a su amado, cada prueba, obstáculos y malos entendidos qué pasaron para ser feliz.
10 minutos fueron suficientes para que Elisa lograra llevar a la señora a su felicidad, a través de la maravilla de la música.
—Ya fue suficiente, abuela— habló Anyel, casi arrastrando a Elisa a su habitación.
—Todo cambiará entre ellos, cuando se den cuenta de que son el uno para el otro— murmuro la abuela, viéndolos entrar a la habitación de Anyel. Ysyuri sonrió, no le parecía una mala idea.
Anyel casi arrastró a Elisa a su habitación, estaba ansioso de mostrarle la noticia que había recibido, un regalo que deseaba darle a su madre.
—Espero que sea algo superimportante, para que casi me mates— Soltó Elisa de brazos cruzados.
—¿Recuerdas lo que te conté?, De que mi madre sueña con ser una maestra de niños— Eli asintió.
—Pues mandé un currículum al colegio hace un mes y llegó la respuesta— Eli coloco sus manos en la boca, esperando que su amigo terminara de dar la noticia. Su madre era muy amiga de ella, que trabajarán juntas, era sin duda el mejor regalo para ambas.
—Si la aceptaron— susurró casi con los ojos aguados.
—¡Aaaah!— Grito Eli Feliz, abrazando a Anyel, sin medir la fuerza de su cuerpo, ambos cayendo en la cama, sus cuerpos completamente unidos y sus labios aún más, un breve momento se miraron fijamente, al separarse por la gran sorpresa, aun así el poder del deseo y la curiosidad de probar más, le ganaron a Anyel, tomando a su amiga por el cuello para unir nuevamente sus labios, esa vez en un beso más profundo, sin importar lo torpe que estaba siendo ella.
El tiempo se detuvo, que eran amigos, ambos lo olvidaron. Solo se dejaron llevar por un beso sin querer, sin imaginar que sucedería y mucho menos que les había encantado al punto de no querer separarse. Aunque, la falta de aire los obligó.
Elisa se levantó como pudo, su cuerpo temblaba de los nervios y la excitación que le había provocado ese gran beso, sus miradas buscaban una explicación de lo que había pasado. Sin embargo, no la tenían, no sabían qué decir.
—Eli...— susurró Anyel acomodándose en la cama.
—Me tengo que ir, Noe va a mi casa para que hagamos una tarea, nos vemos— interrumpió ella, tomando su morral y saliendo a toda velocidad.
—Eli...— intento hablar la madre de Jean.
—¡Ya me voy Ysyuri, señor Roberto, tengo algo que hacer!— exclamaba Elisa, sin deseo que se vieran su cara roja como un tomate casi corriendo llegó a la salida, donde pudo tomar suficiente aire.
Mientras en la sala, Anyel era interrogado por la mirada de su madre y abuela.
—¿Paso algo?— curioseo su abuela.
—¿Qué le hiciste?— interrogó su madre.
—Nada, Noelia la espera para salir de compras— Alego él, muy calmado, regresando a su habitación, donde se lanzó a su cama con una sonrisa, miles de preguntas pasaban por su mente.
¿En qué momento comenzó a desear a su mejor amiga?, ¿De dónde le salió besarla con tantas ganas y deseo?
Con todas esas preguntas, también caminaba Elisa a su casa, su corazón latía sin parar, respiraba profundo en busca de más aire para sus pulmones.
—Te besaste con Anyel, Elisa, con tu mejor amigo, tu primer beso...— se iba cuestionando ella misma, sin poder procesar lo que acababa de pasar.
—¡ELI!— grito su amiga al otro lado de la calle, sacándola de sus pensamientos, pasaron un par de autos dejando que la chica cruzará.
—Justo iba por ti a casa de Anyel...— Noelia la detalló.
—¿Qué traes?, estás muy sonrojada— Elisa abrió los ojos muy grandes, como si en su frente estuviese grabado todo lo que pasó.
—¡Nada!_ exclamó muy nerviosa.
—¿Segura que estás bien?— cuestionó Noelia muy seria.
—Sí, sí, ya vamos a casa.— la calmó Elisa, no estaba preparada para decirle a su mejor amiga que se besó muy apasionadamente con su mejor amigo.
Ninguno de los dos, estaban preparados para anunciar lo que había pasado, cuyo accidente provocaría que todo diera un giro inesperado. Ese beso era un cambio a sus sentimientos, a sus deseos y sueños.
felicidades autora .
Que hermosa amistad la de Elisa, Noelia, Julián y Anyel.