Cadenas De Oro

Capítulo 8: La Oscura Verdad de Eduardo

Eduardo siempre había sido un hombre carismático y astuto, pero tras esa fachada se escondía una personalidad perversa y manipuladora. Criado en un hogar donde el poder y el control eran lo más importante, aprendió desde joven que las emociones eran herramientas a ser utilizadas y no sentimientos a ser expresados. Esta crianza moldeó su forma de ver el mundo, donde la lealtad y la familia eran solo conceptos que podían ser manipulados en su beneficio.

A medida que se estableció en el mundo empresarial, Eduardo forjó un imperio basado en prácticas corruptas. Utilizaba su influencia para eliminar a la competencia y asegurarse de que ningún obstáculo se interpusiera en su camino. Desde sobornos hasta amenazas veladas, no dudaba en ensuciarse las manos para mantener su dominio. Aquellos que se atrevían a desafiarlo enfrentaban consecuencias devastadoras, y Alejandro lo había aprendido de la manera más dura.

La relación de Eduardo con Isabella, aunque en apariencia perfecta, estaba llena de manipulaciones. Él había sido el autor de su sufrimiento, manteniéndola bajo control y utilizando su imagen pública como un símbolo de éxito. Sin embargo, a medida que la situación se deterioraba, Eduardo comenzó a temer que Isabella se convirtiera en una amenaza para su reputación. La posibilidad de que ella se liberara de sus garras lo inquietaba profundamente.

En este contexto, apareció Clara, la amante de Eduardo. Clara había estado a su lado durante años, beneficiándose de su poder y su riqueza. Pero, a medida que la relación entre Eduardo e Isabella se tornaba tensa, Clara se convirtió en una figura clave en su juego de manipulación. Con su inteligencia y astucia, comenzó a esparcir rumores sobre Isabella, retratándola como una esposa inadecuada y poco digna. Para Clara, el estatus de “esposa” de Eduardo era sagrado, y cualquier amenaza a su posición debía ser eliminada.

El odio de Clara hacia Isabella era palpable. La veía como una usurpadora que amenazaba su lugar en el corazón de Eduardo. Con cada rumor que lanzaba, Clara se aseguraba de que la imagen de Isabella se deteriorara en la opinión pública. Para ella, era una cuestión de supervivencia: si Isabella lograba liberarse de Eduardo, su propia posición sería vulnerable.

A medida que Alejandro se adentraba más en la historia de Isabella y Eduardo, comprendió que la lucha sería más compleja de lo que había imaginado. No solo estaba lidiando con un marido manipulador, sino con una amante astuta dispuesta a hacer lo que fuera necesario para mantener su estatus.

Clara había logrado hasta ahora mantener a Isabella bajo control o por lo menos eso era lo que ella creía, ella pensaba que tenía que aguantar un poco más para obtener por lo que siempre lucho Eduardo lo ignora pero parte del poder que tiene lo obtuvo clara con favores sexuales a todos esos socios corruptos con lo que Eduardo trabaja pero ese jueguito que ellos tienen montado ya Alejandro sabe cómo finalizarlo y protejer a toda costa a su bella Isabella