Acompaña en los altos y bajos de la vida del príncipe Arlet y verás como la presión de sus responsabilidades le es cada vez más estresante. ¿podrá soportar? o se quebrará.
Descubre esto leyendo la historia.
¡Advertencia! está historia contiene homosexualidad y algunas relaciones en tríos, además de uno que otro capitulo subido de tono, si no te gusta no la leas, no lo reportes porque a alguien si le gusta 😉
+18
NovelToon tiene autorización de Enieth Loria Marín para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
2-Masacre por ambición.
Advertencia: menciona violencia y muerte.
En la vida, como humanos o como cualquier criatura inteligente existen muchas cosas que se desconocen y en este mundo hay más secretos guardados, en la oscuridad de los tiempos de las que se pueden imaginar, pues son pocos los humanos que saben de las criaturas sobrenaturales que coexisten entre nosotros; así como, casi es nulo el conocimiento de la vida de los Guardianes criaturas similares a los humanos, pero con poderes que sobrepasan a las demás criaturas sobrenaturales (cambia-formas, Elfos, Vampiros, Hechiceros...).
Puesto que su deber y razón de vivir asignada por Gaia, es que fuesen los protectores de todos los seres sobre la tierra, que mediaran en las disputas entre estos, que propiciarán las reuniones de los compañeros destinados. Sin embargo tenían una gran limitación colocada por la Madre Tierra (Gaia) y era que no podían matar a ninguna de las criaturas de las creadas por ella, debido a que perderían el objetivo por el que fueron creados, proteger.
El inconveniente en esta restricción, es que no impedía que las otras criaturas sobrenaturales temieran del poder de los Guardianes e intentarán acabar con ellos.
El tiempo desde el momento de la creación fluye cual agua en un hermoso arroyo y nos lleva a este período de la vida donde un joven llamado Arlet Neach-cùraim escuchó atónito la orden que le dio su madre la Reina, pues quería que tomara a los hijos de sus hermanas y a estos cientos de personas que aún vivían en el reino, mientras ella, su Padre, mis hermanas y hermanos junto con sus respectivos compañeros de vida, así como la Guardia Real y algunos súbditos retenían a los invasores que buscaban erradicarlos.
Y así lo hizo el príncipe.
-Escuchen todos- se dirigía Arlet a más de 450 personas que guardaron silencio y continuo.
-Debemos guardar la calma e ideado un plan para que escapemos a salvo; sé que todos aquí conocen lo básico de los círculos mágicos de desplazamiento, quiero que hagan uno por cada cinco o seis familias
Hizo una pausa y continuó.
-Yo le agregare una ubicación distinta a cada uno pueden estar seguros que no los encontraran donde los mande, pero por si acaso deben aparentar ser humanos normales escondiendo su aroma y aura distintivos queda a manos de los Guardianes que van en cada grupo.
Una vez dicho esto las personas se pusieron a trazar en el suelo círculos mágicos con enigmáticas escrituras y Elián Von Angelus se acerca a su amigo Arlet para hablarle.
-Príncipe usted sabe que este hechizo masivo está más allá de su poder.
A lo que contestó Arlet
- Lo sé, pero no hay otra opción, sé que si todos les hacemos frente no podemos más que defendernos, pues si matamos a uno, moriremos como pago.
Por lo que Elián le dijo al Príncipe
- Aún si conseguimos caballos para todos, siempre nos alcanzarán los cambia-formas o vampiros con su velocidad y si corremos con todas nuestras fuerzas siempre nos encontraríamos con más de los enemigos; nos veríamos obligados a luchar con más de lo que podemos manejar.
Y Arlet dijo - Ves amigo mío no hay otra opción, está requiere menos tiempo y es más segura para la supervivencia de todos.
Fuera de esas paredes se encuentra una lucha tenaz donde se escuchan los sonidos del chocar de las espadas, explosiones por la magia, gritos de guerra para alentar a otros y si bien se pierde entre el bullicio, el último aliento de varios guerreros; así como corre la sangre de aquellos que por milenios han protegido a los demás, en este mundo, en ese momento quién protegerá esta especie de la extinción. Porque los otros pueblos no comprenden el dolor en el alma de los Guardianes por su traición; si hasta ahora los habían cuidado cuál hermano, hijo y amigo; por qué ahora alzan armas contra quienes los consideraban seres preciados. Se preguntan desgarrados por la tristeza.
Ahora corre por el suelo del Reino del Caregiver la sangre de inocentes niños, hombres y mujeres que solían vivir en paz; todos por el miedo ante el poder de otro pueblo.
Sangre que algunos de los atacantes comparten con los habitantes, puesto que este Reino no discrimina y ama a todo aquel que decida unirse con un guardián o simplemente quiera convertirlo en su nuevo hogar.
Tantos siglos de proteger a otros y desaparecer en un día por las manos de las mismas criaturas que han apoyado en momentos de necesidad y ahora que poseen más estabilidad en lugar de vivir en paz deciden que somos “un peligro” para ellos por el mismo poder que una vez los acuno.
Arlet podía ver a los guardianes sobrevivientes en el gran salón secreto de la familia real escribiendo el círculo mágico con los otros y los veía pausarse por momentos porque sentían como la llama de la vida dejaba el cuerpo de alguna persona cercana a ellos, podía verlos llorar en silencio, apenas logran superarlo, pero sabía que está situación les dejaría una marca imborrable en sus memorias; así como él puede sentir toda la vida que se escapa en este reino, no solo de aquellos cercanos a él, por eso odiaba tener el alma de un arcano, tanto poder era perjudicial en estas situaciones de guerra porque no alcanzaba a elegir sentir las muertes de un solo bando, para él todas las criaturas debían ser salvadas, eso gritaba su cuerpo ahora.
La tristeza tortura mí alma, no puedo salvar a los que ansían nuestra muerte y la pena de saber la necesidad de un salón secreto en un reino de paz, se había previsto la traición de otros y hasta este momento acuden a mí los recuerdos de tiempos antiguos donde habían sido traicionados por cosas similares como el miedo a nuestro poder.
Padres de Arlet