Un Contrato Para Amar

Los preparativos para el cumpleaños de Katherine marchan a la perfección, a su madre le encanta organizar eventos y este es el que más disfruta.

Rose siempre ha sido una mujer dedicada a su marido y a su hija. Se podría decir que es la esposa y madre perfecta.

John es un hombre dedicado a proveer a su familia y se ha esforzado porque no les falte nada. Le gustaría que su única hija tuviera más interés en manejar su empresa que en defender causas injustas.

- Hija, recuerda que me has prometido que después de terminar tu carrera de abogacía te enfocarás en aprender el manejo de la empresa.

- Lo recuerdo papá y voy a cumplir. Aunque no entiendo por qué te empeñas en que sea yo quien aprenda el manejo, tienes a Emiliano y estoy segura de que él lo haría de maravilla.

- Tú serás algún día la accionista mayoritaria y no hay como que seas tú quien lleve el manejo de tu empresa.

- Ok, entiendo.

- En unos días cumplirás 18 años y ya debes de ser consciente de las responsabilidades que como mujer adulta te esperan.

- Lo sé, papá.

- Me voy disfruta tu día.

- Gracias papá, que te vaya bien.

Mi padre sale rumbo a la empresa y yo me quedo a disfrutar del desayuno en compañía de mi madre.

John Spencer llega a su oficina y se encuentra con su socio y amigo Carlos Ferré.

- Querido amigo, buenos días.

- Buenos días, Carlos.

- En unos días Katherine cumple 18, ¿ya la convenciste de hacerse cargo de la empresa?

- No, sabes que es muy empecinada. Se inscribió a la facultad de Leyes y prometió que al graduarse me dejará capacitarla para que se haga cargo de lo que es suyo por derecho.

- Debes dejar estipulado lo que quieres que se haga legalmente si llegas a faltar. Ya no somos unos jovencitos.

- Lo sé y pensando en eso he hecho una cita con el notario para dentro de quince días. Lamentablemente, ni Rose y mucho menos Kat están preparadas para hacerse cargo si llego a faltar.

- Tú sabes que Emiliano y yo las apoyaríamos si tú llegases a faltar, pero aun así hay cosas que se deben dejar establecidas de forma legal.

- Te agradezco que siempre te preocupes por mi familia y que me aconsejes, amigo.

- Debo ver a Emiliano para revisar algunas cláusulas legales que se agregaron a los últimos contratos, nos vemos más tarde.

El señor Carlos se dirige a la oficina de su hijo.

- Hola, hijo. Buen día. ¿Tienes listos los contratos con las nuevas cláusulas?

- Buenos días, papá. Sí, están listos- le extiende una carpeta para que revise los documentos.

- Perfecto, buen trabajo. Por cierto, no te olvides que este sábado es el cumpleaños de Kat. Cómprale un regalo.

- Como olvidarlo, siempre festejan el cumpleaños de esa niña por todo lo alto.

- Te sorprenderás al verla, ya no es ninguna niña.

- En dos años dudo que haya cambiado demasiado, además cumple 18. Sigue siendo una niña.

Emiliano tiene dos años de no asistir al cumpleaños de Katherine y debido a su diferencia de edad no coinciden en ningún sitio. Además Kat pocas veces va a la empresa.

Es la noche del cumpleaños 18 de Kat, en la puerta del elegante salón se encuentra la festejada y sus padres recibiendo a los invitados.

El lugar está decorado en tonos plata y blanco. Centros de mesa conformados por flores y velas. Música suave. Los invitados ataviados con elegantes trajes y vestidos de diseñador.

Katherine lleva un vestido azul rey, entallado de hombros caídos, abertura lateral que deja ver una de sus piernas. Su cabello suelto, peinado en suaves ondas. El maquillaje resalta sus ojos azules y sus labios.

Emiliano evita lo más posible las reuniones sociales y para evitar a los molestos fotógrafos decide llegar más tarde.

Los señores Spencer y Katherine conversan con Ramón Estévez y su hijo Antonio.

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Ingreso al salón más tarde que los demás invitados para evadir a los fotógrafos. A la distancia una mujer rubia despampanante llama mi atención, se encuentra de espaldas conversando con los señores Spencer y Ramón Estévez e hijo.

No soy un hombre que se deje impresionar fácilmente por una mujer, pero esta mujer es completamente fuera de lo común. Ese vestido se ajusta a su cuerpo como un guante.

Una de sus piernas queda al descubierto por la abertura lateral del vestido. Su piel es como la porcelana, piernas torneadas y un trasero espectacular.

Su porte es fino y con clase, el cabello rubio cae sobre su espalda. Me aproximo a saludar, tengo curiosidad por saber quién es la dama misteriosa.

Viene a mi mente la imagen de mi hermosa Julia y me siento culpable por ver a otra mujer de esta manera. Me he negado a rehacer mi vida, nunca nadie será como Julia y mucho menos ocupará un espacio en mi corazón.

- Buenas noches, lamento llegar tarde.

- Emiliano, qué gusto verte- saluda Rose.

- Muchacho, pensamos que no venías- comenta John- Hija, saluda a Emiliano.

- Hola, Emiliano. Tiempo sin verte.

La mujer rubia que me tenía hipnotizado resulta ser Katherine y me esfuerzo por ocultar mi asombro.

- ¡Felicidades, Kat!- en otro tiempo le hubiese dado un abrazo, no en esta ocasión.

- Gracias, me alegra que hayas venido. Mamá, están llegando mis amigos. Iré a recibirlos. Con permiso.

- Claro, cariño. Ve con ellos.

La observo disimuladamente, no puedo creer que sea la niña que vi hace dos años. Camina alejándose de nosotros, la manera en como mueve las caderas altera por completo mis sentidos.

¡Qué carajos estoy pensando! Es una niña de solo 18 años y además la hija del mejor amigo de mi padre. No soy el tipo de hombre que se fije en mujeres tan jóvenes, sería algo depravado de mi parte. Además le debo un respeto a mi mujer, ella es la única a la que he amado y dudo que pueda volver a tener ese sentimiento por alguien más.

Hago un esfuerzo por concentrarme en la conversación que tiene John con Ramón Estévez. Antonio de disculpa y va en busca de Kat. No puedo evitar seguirla con la mirada y me mantengo pendiente de cada uno de sus movimientos.

- Veo que ya te percataste que Kat no es la niña que recordabas- dice mi padre discretamente.

- No sé a qué te refieres.

- Claro que sí, disimula si no quieres que los aquí presentes también lo noten.

Sigo el consejo de mi padre y me alejo para distraer mi mente.

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La fiesta de cumpleaños de Katherine Spencer es mi oportunidad y no puedo dejarla pasar.

Mi padre ha sido socio de su padre desde hace 15 años y no ha conseguido hacerse de más acciones de la compañía. Sigue siendo el socio minoritario y haremos hasta lo imposible para que eso cambie.

Soy un hombre ambicioso, a mis - 28 años he logrado absolutamente todo lo que me he propuesto. Estudie administración de empresas y trabajo en la empresa con mi padre.

Sé de buena fuente que a Katherine no le interesa asumir la dirección de la empresa y eso juega totalmente a mi favor. El objetivo es enamorarla y casarme con ella, después convencerla de que soy el indicado para manejar la empresa.

Viéndola está noche, no será ningún sacrificio estar con ella. Sé ha convertido en una mujer en toda la extensión de la palabra y cualquier hombre daría lo que fuera por tenerla en su cama y yo seré el afortunado que lo consiga.

- ¿Puedo unirme a ustedes, chicos?- le pregunto a Kat y a sus amigos.

- Claro, Antonio. Ya conoces a Sonia y ellos son Javier y Teo.

Los saludo y el mesero les trae algunas bebidas sin alcohol. La fiesta a pesar de ser para una chica de 18 años es en realidad una celebración aburrida diseñada para los socios de la empresa.

Me gustaría estar en algún club pasándola bien con mis amigos y no aquí con estos niños a los que ni siquiera dejan beber alcohol.

Debo esforzarme por poner mi mejor cara y comienzo con mi labor principal que es conquistar a esta niña.

- Te ves espectacular esta noche- le susurro muy cerca de su oído.

- Gracias, Antonio. También te ves muy guapo.

- ¿Te gustaría salir a tomar un poco de aire?

- Sí, este lugar me asfixia.

Les dice a sus amigos que saldremos un momento y nos vamos. Una vez afuera la veo abrazar sus hombros y sé que tiene frío, me apresuró a quitarme el saco y cubrirla del frío.

- Gracias, está fresco aquí afuera.

- Te has convertido en una mujer muy bella, Katherine. No soy un adolescente y me gusta hablar claro, me gustas y quiero conocerte y que me conozcas mejor.

- Gracias por el elogio, no estoy interesada en iniciar una relación amorosa. Estoy a punto de ingresar a la Universidad y esa es mi prioridad.

- Estudiar no se interpone en que podamos tener una linda amistad y quizá con el tiempo se pudiera convertir en algo más.

- No lo sé Antonio, tengo muy claras mis prioridades.

- Déjame invitarte a salir y si después de eso crees que no podemos ser amigos me lo dices y prometo que no voy a insistir.

- Ok, me parece justo. Debemos volver a la fiesta o mis padres se preocuparán al no verme.

- Claro, regresemos.

Paso mi brazo sobre sus hombros y la siento tensarse con el contacto, esto será pan comido.