Katy West Miller es rechazada por toda su familia, siendo la mala de la historia, cuando su hermana y su familia esconden sus trapos sucios dentro del gran imperio West MIller, ¡Hasta que un hombre llega a su salvacion a recuperar todo lo que se le fue arrebatado!
NovelToon tiene autorización de GUADALUPE ALVAREZ RAMIREZ para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
CAPITULO 3
No comprendía como habia llegado a casa. En estos momento solo mi cabeza anhelaba un descanso y un borrón de este día. Tal vez la adrenalina que tenia por mi cuerpo, o mas bien el enojo que me llenaba era lo que me habia hecho olvidar como llegue sana a casa.
Hasta este momento, ¿Cómo era posible que todo esto hubiera sucedido? ¿De verdad mis decisiones llevaron a mi familia a esto? ¡Joder! En este punto ni mi puta consciencia quería saber si todo esto habia pasado.
Con mis cosas en mano y con la ayuda de uno de los empleados salí del coche y camine por el jardín hasta la puerta principal. A la puerta Anastasia ay estaba esperando pero al ver mi compleción facial su sonrisa disminuyo poco a poco.
—Anastasia he llegado, ¿Todo bien mientras estaba fuera?
—Señorita Katy, ¿Esta usted bien? ¿Cómo le fue en la junta? — ambas comenzamos a caminar hasta que llegamos a la sala central. Coloque mi bolso sobre uno de los sofás y me recargue sobre el mismo.
—No creo que la palabra fascinante lo describa Anastasia— respire profundamente y trate de contarle solo un poco de lo que habia pasado.
—Pero usted es increíble señorita Katy. A lo largo de este tiempo he visto mucha dedicación , esfuerzo en usted. No puede ser que algo que no le correspondía la haya puesto así. — Anastasia al ver mas mis nervios opto por llevarnos a la cocina y tomar asiento mientras ella me preparaba otra infusión. Ella sin duda me conocía bastante bien.
—Lo se perfectamente bien Anastasia. Tu lo ves, James lo ve, pero ¿Por qué mi propia familia no lo puede ver? He estado haciendo todo por estar apoyándolos, a pesar que trabajar en la empresa no era mi objetivo, pero soy su hija y menos a mi padre podía darle la espalda aunque el hubiera rechazado mi idea de estudiar otra carrera. Kate es mi hermana mayor, mi ejemplo y ella al igual que mi padre no me apoyo, pero después vio algo en mi que me motivo a terminar mi carrera y seguir adelante. Pero aun así me lo sigo preguntando Anastasia.
—Veamos señorita— Anastasia dejo la taza tibia, como a mi me gustaba, y se sentó en la silla que estaba a mi lado. — Se perfectamente la gran mujer que es. La he visto crecer y ser la alegría de esta enorme casa— de nuevo sonrió— He visto o dedicada y estudiosa que fue durante su carrera pero sobre todo lo fuerte y madura que ha sido al aguantar el rechazo de la señora Miller.
—Dios Anastasia, ¿Me quieres hacer llorar otra vez?
Anastasia negó mientras tomaba una de mis frías y temblorosas manos.
—Sabe que es lo menos que haría por usted señorita. Usted me ha tomado como si fuera de su familia y yo lo he hecho por usted. Pero tu pequeña— aferro mas mi mano con la suya— debes de empezar a ver por tu propio beneficio. Yo como madre que soy de tres hombres les he dado el apoyo a cada uno de ellos en sus buenas y malas decisiones, y como madre te digo que diferenciar un hijo de otro es lo peor que podemos hacer y que al contrario lo único que hacemos es dar un ejemplo sucio de lo que no debe de pasar en familia. No justifico las actitudes de la señora Miller, pero yo como madre jamás haría algo así con mis hijos.
—¿Entonces que debo hacer? — sentí mis ojos llenarse de lagrimas pero Anastasia me las limpio.
—Tu debes de ver por que te gusta, hacer lo que te agrada sin importar lo demás.
—Pero mi familia…
—Ellos no lo ven así, lo se. Pero al menos tu aun estas a tiempo de seguir tu rumbo. Si decides seguir en la empresa adelante, pero no dejes que la actitud de la señora Miller ni de nadie mas te ponga en este estado. Nunca.
Anastasia me soltó y me dio un abrazo que no sabia que deseaba en mucho tiempo. Sin madre y padre cerca por mucho tiempo no sabia que un abrazo era algo tan reconfortante y cálido que me hizo tranquilizarme.
—Hay ocasiones en que los problemas van a tardar en resolverse señorita, siempre. Pueden tomar un mes, un año o varios meses, pero siempre se resuelven. Asa que usted no pierda le fe señorita. Su madre la ama y a lo mejor solo necesita aclarar sus pensamientos. Tenga paciencia además, verla así créame que a ella tampoco le ayuda. Podemos ser madre y pelear con nuestros hijos pero sabes que por ustedes corre nuestra sangre y todo lo que les afecta, les lastima también nos afecta a nosotras.
—¿Regresamos a hablarnos de usted Anastasia?
—Siempre lo hare señorita.
—No se que decirte… Muchas gracias Anastasia. — y de verdad que se lo agradecía. No habia tenido una platica tan fluida, en donde al menos necesitara palabras de aliento a no rendirme y con Anastasia fue de la menos persona en la que creía que me ayudaría en estos momentos.
—Sabe que siempre voy a estar aquí, siempre.
Se levanto de la mesa dejándome tomar con mas tranquilidad mi infusión que estaba mas fría que tibia pero no me importaba, odiaba las bebidas calientes así que los cafés y tés fríos eran mi solución preferida.
Sin darme cuenta y no fue hasta que escuche tacones resonar por el pasillo supe que Kate y mi madre están de regreso. De inmediato voltee a ver y ambas venían con rostros tranquilos hablando entre ellas. Kate de inmediato al verme me sonrió mientras que mi madre se quedo en la puerta de la cocina.
—Katy, ¿Ya estas mas tranquila? —Kate se puo a mi lado sosteniendo mis hombros.
—Lo estoy Kate, gracias— de nuevo observe a mi madre quien después de unos segundos parecía estar buscando a Anastasia —¡Anastasia! Mi madre te llama, ¿Puedes venir de favor? — a los segundos Anastasia entro y siguió detrás de mi madre, quien le pidió ayuda a preparar sus cosas para mañana, dejándonos a Kate y a mi solas. — Sobre lo de la junta, ¿Mi madre te dijo algo?
Kate soltó mis hombros y de inmediato me permitió ver su rostro. De inmediato habia cambiado a cuando venia con mama.
—Solo esta algo… estresada, ¿Sabes? — Kate tomo asiento donde estaba Anastasia— el vuelo, las juntas, debes entenderla Katy. Además sabes que con mama hay que ser cautelosas.
—¿Hasta cuando Kate? — azote la taza sin darme cuenta y me levante de la silla, quedándome parada a la mitad de la cocina— llevo siendo cautelosa con ella desde empecé la carrera, ¡le he tolerado sus rechazos, todo! Y tu has visto todo lo que he intentado por no molestarla y al contrario , trata de hablar con ella.
—¡Lo se Katy! — mi hermana se levanto y me coloco frente a ella tomándome por los hombros. — Yo mas que nadie lo he visto. Se que has hecho mucho por nosotros, pero debes de esperar hermana. Mama aun no puede quitarse de la cabeza que alguien de nosotras no siguiera los pasos de ser encargadas generales en la empresa de papa. Sabes que ella solo esta de acuerdo si se hace lo que pida. Por mas que seamos sus hijas, cualquier cosa la saca de sus casillas— Kate no dejaba de verme y trataba de tranquilizarme— por eso era importante que no le contestaras a mama en la junta. Si con esto de no hablarte y le diste mas fuego a la leña, es mas complicado que hables con ella.
—¿O sea que tu también crees que hice mal? ¿Aceptar que mi madre me hablara así enfrente de todos? ¿Sobre todo si me echaba la culpa?
—Katy no empecemos otra vez…— Kate me soltó y puso su mano derecha sobre su frente— Es que ¡No debiste hacerlo! Nuestra madre, frente a la empresa, los socios , somos empleadas mas. Trabajamos para papa y sin importar el apellido debemos de hacer caso y si es necesario guardar silencio. ¿Cómo crees que pensaran los socios al ver que le contéstate a la vicepresidenta? ¡Esto afecta nuestra imagen, el apellido de la familia!
Ahí estaba la cuestión con los tres. Mi padre, madre y Kate no veían mas allá de la fortuna, el dinero y la fama que la empresa nos daba. Mandaban por un carajo el ser realmente una familia, y era por esa razón por la que no podía encajar.
—¿Es que acaso te escuchas Kate? — ¡Lo único que les interesa es el apellido y las apariencias! ¿Qué acaso nunca quisiste hacer algo mas aparte de trabajar en el negocio familiar? ¿vivir libre de todo esto?
—¡Oh vamos Katy! Ya no tienes quince años y pensar así. Eres una West Miller y hay que aprender a vivir con ello, así que por favor olvídate del hecho de aspirara a algo mas. Tienes que dejar en cosas fantásticas, ¡Entiéndelo!
¿Kate tampoco me apoyaba? ¿Tanto era su importancia por ser la mejor hija?
—Mas bien tu no tampoco vas a cambiar, ¿Cierto? — Kate me volteo a ver y no parecía nada contenta. — Mis padres de verdad que te inculcaron bien, ¿No?
—¡Katy!
—No puedes decirme que estoy mal cuando lo sabes perfectamente— tome mi teléfono y Salí de la cocina, pasando rápidamente por mis cosas y subí a mi habitación. Cuando entre solo aventé mis cosas hasta que me sentía mas tranquila.
En estos momentos no podía soltar mas lagrimas. Lo único que necesitaba era una ducha fría y talvez hablar con James. Si eso haría primero. Tome mi teléfono y marque su contacto de inmediato.
Un pitido…
Dos…
Buzón de voz, la llamada…
—James, te necesito…— de nuevo marque su numero pero me mandaba directo al buzón. No fue hasta la quinta llamada que respondió.
—¿Katy? — Al otro lado escuchaba muchas voces y poco silencio.
—¡James! Que bueno que respondes, ¿Estas muy ocupado?
—Bastante— las voces no bajaban al contrario; incrementaban pero era algo por lo que no debía preocuparme. Cuando James y yo comenzamos a salir y nos enfrentábamos a la relación a distancia prometimos disfrutar de esta etapa y de agrandar mas nuestra confianza. Nunca me habia considerado una mujer celosa y era algo que no corría por mis venas. Odiaba los celos y estar detrás de la gente esperando si estaban bien era aun peor. — ¿Necesitas algo?
—Necesitaba hablar contigo, con alguien… Hoy no fue un buen día.
—Mierda Katy, ¿Estas bien? Espera— tapo la bocina del teléfono y tardo algo como dos minutos en contestar de nuevo— Nena, ¿Crees que esto pueda ser para después? Estoy muy saturado de trabajo, ¿Si? — y sin mas corto la llamada sin dejarme decir algo mas.
¡Joder! ¿Por qué todos hoy justo me daban la espalda? Parecía que le maldito universo no quería que sacara el estrés que tenia. La única respuesta era mi ducha de agua helada y una siesta para descansar.
Necesitaría muchas fuerzas para avanzar con lo que me restaba de los avances.
No quería pensar mas cosas y nada de lo que habia pasado, por lo que me desvestí y tome mi ropa para irme a tomar una ducha pero mi teléfono vibro por lo que rápidamente me encamine hasta mi cama y abrí el mensaje de texto.
Papa.
Hora: 6:25 pm.
Hija, perdón por molestarte tan tarde. Solo quiero anunciarte que a partir de mañana te daré los documentos para las sedes de Phoenix y Nueva York, por lo que necesitare tu presencia para que los revises y tomemos esto de la mejor manera posible, por favor. Eres mi hija y se que lo harás, así que te espero mañana a las 10:00 am, ¿Si?
Si es el caso no contestes. Nos vemos mañana.
Descansa. Te quiero hija.
Bloquee la pantalla de mi teléfono. Mi padre confiaba en mi, en mi trabajo. Sabia de lo que era capaz por su patrimonio, pero no confiaba en mi como hija… Y eso era algo mas bajo dentro de mi familia.
Aun así, no podía dejarme caer. Si ellos me querían ver como una buena hija, a la altura de West Miller lo haría, pero tarde o temprano se darían cuenta de que como familia estamos en la mierda absoluta
.
.
.
.
—Señorita, ¿No necesita mas? — Anastasia, al igual que ayer me esperaba en la sala principal con mi termo lleno de infusión y una pequeña bolsa extra.
—No Anastasia, muchas gracias— tome mi termo y la bolsa pequeña de cartón—¿y esto? — la pequeña bolsita estaba perfectamente cerrada así que la acomode en mi bolso negro.
—Es raro que usted salte sus comidas, así que le empaque sus dos colaciones para que las pueda consumir en caso de que tenga hambre.
—Anastasia, de verdad muchas gracias por todo— y de verdad que la palabra para mi se quedaba chica a ella. Faltaran mas palabras para agradecerle con todo mi ser.
—Ya lo sabe señorita. No hay nada que agradecer, al contrario mejor salga y llegue con cuidado. Su padre la espera.
Mientras desayunaba le habia contado sobre el mensaje de mi padre, a lo que ella se entusiasmo mucho. Me dijo que era una oportunidad única y que era el momento de aprovecharla y mejorar para mi misma. No para ellos… Y la verdad es que tenia razón. Yo misma tengo que sentirme orgullosa sin importar lo que digan los demás, y eso debía hacer.
Tenia solo cuarenta minutos para llegar a la empresa, por lo que salí y al ver mi coche me subí en el para llegar lo mas temprano posible. Papa odiaba la impuntualidad justo lo que menos quería era hacerlo esperar.
.
.
.
—Elena, buenos días, ¿El señor West ya esta en su despacho? — Elena de inmediato quito sus ojos de la pantalla y me sonrió, levantándose y acompañándome hacia el pasillo que daba al despacho de mi padre.
—Lo esta señorita. De inmediato al verla llegar me indico que la pasara, así que sígame, por favor. Aun esta con un viejo amigo, pero aun así me dijo que lo pasara con usted. — caminábamos bastante tranquilas ya que el piso, que era el ultimo, no habia nadie caminando por aquí. Este piso era exclusivo para ejecutivos y socios de alto mando y solo que un empleado lo necesitara, por medio de mi padre, podría tener el acceso. — Me sorprende que llame a su padre por su apellido. Por lo general su herma y su madre lo llaman por su nombre.
—¿Eso no seria muy irrespetuoso?
—¿Por qué lo seria? Usted es su hija, tiene el derecho a llamarlo así. — seguíamos caminado, hasta que ella giro y la seguí. Ya tenia mas de un año sin venir al despacho, pero su piso parecía intacto.
—Lo tengo, pero siempre el me inculpo el respeto así que, en la empresa es el señor West Miller para mi.
Elena solo sonrió y se quedo parada frente a una puerta negra, al igual que las paredes. —Aquí es señorita— Elena toco la puerta. Se escucho la voz grave de mi padre y abrió la puerta hasta que lo vi en su despacho muy relajado, con alguien masculino sentado frente a el.
—Con permiso señor West, su hija esta aquí. — Elena me dio acceso y paso a su grande oficina. La recordaba justo cuando la ultima vez que estuve aquí. Por lo general mi padre no remodelaba su área de trabajo, por lo que las mismas paredes estaban ahí y sus repisas con libros, cuadro y fotos suyas con otros empresarios yacían acomodadas en las mismas áreas.
Mi padre al verme se levanto y con un sonrisa se acerco a saludarme— me alegro de verte hija. Ven, ya estábamos a punto de terminar, ¿O no Marcus?
—Ya estábamos en eso Oliver— el masculino que aun me daba la espalda se levanto de su asiento. De inmediato pude ver su alta figura y lo robusto que era. Tomo algo de la mesa de papa y no fue hasta que volteo por completo que pude admirarlo al cien porciento.
—Marcus, supongo que ya la abras visto en revistas y en mis fotos pero te la presento en persona. Ella es mi hija Katy West Miller, la mas joven y la encargada general de interiores de West Miller. Hija— aun con mi vista frente al hombre atractivo, maduro de ojos café miel que al igual que yo no dejaba de verme, lograba escuchar a mi papa— Te presento a Marcus Lee, un viejo amigo y gran socio de la empresa.
Esperen, ¿El era Marcus Lee? ¿El empresario mas grande de Dubái? Joder, ¡Hostias con los hombres maduros! Marcus Lee era uno de los empresarios mayor conocidos por no dejarse ver antes las cámaras. Prefería que su trabajo hablara por si solo y no solo su persona. Pero creo que podía ver el por que.
Sus fotos no eran tan notorias y a los eventos que asista pasaba desapercibido, así que tenerlo frente a mi, era bastante intimidante pero era algo que no molestaba.
—El gusto de por fin conocerla, señorita West— en su mano derecha traía su café, mientras que la mano izquierda fue la que me dio para el saludo— un placer, Marcus Lee.
Con algo de nervios, aun sin poder apartar mi mirada de la suya tome mi mano entre la suya y de inmediato sentí un calor recorrer por todo mi brazo. Su mano, venosa y grande cubría la mía de una manera tan suave que dejaba al mínimo descubierto mi mano.
—Yo, Katy West. Al contrario, el placer es mío.
Marcus fue el primero que soltó mi mano, lentamente, dejando un pequeño rastro de su tacto sobre la palma de mi mano.
—No te intimides hija. Marcus parece un demonio pero es el mejor socio y amigo de la familia. — mi padre se acerco a mi lado y tomo mi bolsa, dejándola sobre el asiento vacío.
—No es eso padre— sentía que mis mejillas se calentaban, por lo que sabia que estaba muy apenada por eso— solo que el señor Marcus es bastante determinante, igual que tu.
—Buena excusa para que tu padre y yo seamos amigos, ¿No señorita West? — Marcus volvió a hablar y hasta este momento me di cuenta que su tono de voz era muy grave y que de manera inigualable, compactaba perfectamente con el.
—Por favor solo Katy. Señorita West me hace sentir muy mayor.
Marcus sonrió, mostrando su dentadura perfecta— de acuerdo Katy, entonces— Marcus se acerco mas hacia mi— estaremos de acuerdo a que tu también me llames solo Marcus, ¿Esta bien? Señor Lee me haría sentir muy mayor.
Por dios, ¿Qué tenia este hombre? Su voz, su porte… No puedo pensar en eso. No debo…
No respondí y baje de inmediato mi vista de su presencia. Solo escuche una risa mas y supe que era de el.
—Bueno Oliver— Marcus acomodo su traje negro, impecable que le quedaba perfectamente bien, tomando aun mas su café en su mano. — te dejo con Katy. ¿Mañana a la misma hora?
—¡Oh si claro Marcus! — mi padre se separo y se dieron un rápido abrazo— mañana discutiremos los asuntos de Phoenix y Nueva York, lo cual seria grandioso para Katy.
—¿Perdón?
—Hija. Marcus Lee nos apoyara con los pendientes de las sedes centrales que tu madre marco en la junta. No tiene mucho tiempo pero un favor de amigos jamás se niega así que Marcus nos apoyara para que ambas sedes estén en orden.
—En ese caso Oliver, mañana tendré con ustedes mi plan y podremos revisarlo en conjunto, ¿Esta bien Katy?
De nuevo mi mirada se enfoco en el y su sonrisa llego hasta mi persona.
—Esta… bien— solo pude sonreír y Marcus respondió con una mucho mas fuerte.
—En ese caso, ansiare por ver tu gran potencial, Katy.
—Lo harás. Mi hija es muy buena en su trabajo— Marcus se despidió nuevamente de mi padre y abandono la sala tranquilamente con su porte que pensaba ya que siempre lo caracterizaba.
Mi padre tomo asiento y me dejo un momento a solas ya que habia entrado una llamada desde su celular, a lo que me senté mientras esperaba a que terminara la llamada.
Marcus Lee, ¿Quién diablos eres?
La novela es buena pero para escribir asi quitela.