Viggoria se revelará ante su familia y se alejara para criar a sus pequeñas lejos del clan y de su influencia
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CAPÍTULO 2
—Maldito, ¿Por qué no dijiste nada? —le grité, antes de levantarme y comenzar a vestirme.
—No me culpes, mi princesa. Cuando me desperté, mi amiguito estaba listo para la acción. Además no me importó quien eras, pensé que era una broma de los chicos y que habían contratado a alguien para mí. Siempre me están acosando, por ser el único virgen que quedaba, así como lo escuchas. Me robaste mi virginidad. Pero de verdad, lo siento. En realidad, me sorprendí mucho, cuando sentí tu virginidad romperse. Pero ya no había marcha atrás. Además a pesar de la decepción que hay en tus ojos ahora, creo que lo disfrutaste. De igual manera no te lastimé, quería que mi primera vez fuese especial y créeme que así lo sentí.
No podía creer que él quisiera portarse comprensivo conmigo. Cuando yo solo quería desaparecerlo de la faz de la tierra. Pero debía calmarme.
—Pero ¿Por qué estás aquí?, en la puerta dice "Misael" —le decía yo ahogada en llanto. No podía creer mi maldita mala suerte
—Mira Viggoria ¿No? Todas las chicas se fueron a mi casa y quería tener privacidad. Por eso, mi primo me invitó a quedarme aquí y me cedió su habitación. Me pareció extraño, porque Misael siempre ha sido muy celoso con sus pertenencias. Por eso la teoría de que era alguien contratado por ellos tomó vida. Pero, en realidad lo siento y aunque sé que esto no tiene arreglo. Estoy dispuesto a casarme contigo. De verdad, quiero hacerme responsable de ti. Viggoria de verdad me gustas mucho, y quien sabe, si tal vez conviviendo lleguemos a sentir algo el uno por el otro.
Yo no podía creer lo que estaba escuchando.
—¿Acaso eres idiota? Lo único que yo quiero de ti, es que desaparezca de mi vista y de mi vida. Yo jamás me casaría contigo. De ti lo único que quiero es que me prometas, o más bien, que me jures, que jamás le contarás esto a nadie. Nadie debe saber lo que pasó anoche. ¿Entendiste?
El rostro de Sebastián se entristeció. En realidad, él nunca había tenido una novia, porque vivía en un mundo de videojuegos, risas y bromas. Nunca se había ocupado por las chicas, ni por el amor. Hasta ahora, que esta mujer llega a su vida como un huracán, roba sus primeros besos, roba su virginidad y se lleva una parte de su corazón en el proceso y por último, lo humilla y lo lastima con sus palabras, de verdad que es un asco el amor.
—¿Qué te ocurre idiota? ¿Por qué te quedas callado? responde ¿lo prometes? —le pregunté empujándolo levemente.
Sebastián la atrajo hacia él y la apretó con fuerza, para hablarle mirándola directamente a los ojos.
—Si así lo deseas Viggoria. Así lo haré y de verdad espero que no vuelvas a dirigirme la palabra en tu maldita vida. Porque a partir de este momento, estás muerta para mi —le terminó de decir Sebastián, acercándose a ella y mordiéndole con fuerza el labio, hasta sentir el sabor de su sangre y al oírla gemir de dolor se alejó de ella y empujó con fuerza hacia la cama, para después caminar totalmente desnudo hacia el baño y encerrarse.
Yo me quedé un rato más en la cama, necesitaba calmar mis lágrimas y comencé a vestirme.
Después salí sigilosamente hacia donde me esperaba mi chofer, subí a la camioneta y llegue hasta mi suite en el hotel, pero para mi sorpresa al entrar, vi a mi abuelo sentado en la esquina de la habitación esperándome, al parecer tenía bastante tiempo, ya que golpeaba el piso con su bastón.
—¿Con quién estuviste Viggoria?,
—A-abuelo, ¿Qué ha-ces a-quí? —le pregunté muy nerviosa. Estaba a punto de derrumbarme a llorar.
—¿Estás dispuesta a casarte con él? —me preguntó mi abuelo directamente mirándome a los ojos.
Yo sabía que no tenía escapatoria y que mentirle no era una opción, por algo estaba parada frente al legendario “príncipe de la maldad”
—No abuelo. Solo pasó y ya, pero no deseo casarme sin amor. Lo que pasó hoy fue un error con el que viviré el resto de mi vida. Él quería responder por mí, pero yo lo hice jurar que no mencionaría nada de lo ocurrido. Así que por favor no lo lastimes, en todo caso fui yo quien lo sedujo.
—Respetaré tu decisión, por ahora toma. No queremos un embarazo no deseado —me dijo mi abuelo extendiendo su mano con una pastilla en ella, y un vaso de agua en la otra.
Yo me apresuré a tomarla y él salió sin decir nada. Al verlo cerrar la puerta, me desplomé en la cama.
Estaba que moría de la vergüenza, no me sentía capaz de verle la cara de nuevo a mi abuelo, me sentía tan estúpida, pero ya no había marcha atrás.
El resto de la historia ya la conocen. Sebastián resultó ser un hombre con mucha palabra, tanto que se mudó a Grecia con una modelo que conoció y solo visita a sus hijas dos veces al año, pero a mí no me afecta para nada. Yo no tengo sentimientos amorosos hacia él, además que mis niñas tienen amor paternal por parte de sus abuelos Asaf.
Yo me alejé de mi familia, porque querían obligar a Sebastián a casarse conmigo, así que me vine a vivir a Inglaterra, siempre me gustó este país. Además decidí criar a mis muñecas lejos de todos, claro menos, de los abuelos Asaf.
Ellos vienen todos los fines de semana a ver a mis muñecas y han sido un gran apoyo para mí, al igual que mi abuelo Dimitri, pero ya el príncipe de la maldad, no está en edad de andar viajando tanto; sin embargo, religiosamente llega aquí una vez al mes.
De mis padres me distancié, porque ellos solo me juzgaron sin asumir que ellos también tenían algo de responsabilidad. Solo me dijeron que estaban muy decepcionados de mí, en realidad no saben donde me encuentro.
Ya tengo cuatro años viviendo aquí y mañana regresaré a Rusia. Porque dentro de cinco días mis pequeñas cumplen cinco años y sus abuelos le han preparado una gran celebración en la hacienda Tarásov. Mi adorado abuelo, no ha estado bien de salud y no puede viajar, así que acepte esa bonita celebración que él mismo mandó a preparar.