Desde los 10 años, Latifa le ha confesado su amor al Príncipe Salomón y le ha pedido que se case con ella. Su destino es ser sólo una candidata a novia del heredero al trono del reino Sufan. Ella sólo es una agregada cultural, alguien a quien nadie ama y nadie extrañará una vez que se cumpla el objetivo de unir a los protagonistas.
Así era hasta que llegué yo, una persona madura que murió en otra realidad, pero esta es una nueva oportunidad para mi, así que no quiero seguir el destino marcado de Latifa, dejaré atrás rogar por el amor de un hombre, las declaraciones sin sentido y pedir el reconocimiento de los padres, es tiempo de darle a esta chica un destino donde ella sea la que tome las decisiones. ¿Habrá alguien que la quiera así?
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Ab…
Naya: ¡¡¿¿Te estás burlando de mí??!!
Latifa: ¡¡No!!, ¡¡¿Cómo crees?!! Estoy hablando de alguien real, pero lo que no sé es si le darás una oportunidad…
Naya: (Completamente sorprendida) ¿Es alguien de la escuela?
Latifa: Sip… si no me crees te puedo enseñar quién es… y no necesitas hablarle directamente, podemos echarle una miradita desde lejos… pero si no te gusta, créeme, llegará después alguien más que se enamore sinceramente de ti.
Esto pareció animar a Naya, quien acordó conmigo vernos en este mismo lugar al siguiente día temprano para ver al candidato a prometido que le presentaría yo. Pero eso sí, ella me aclaró que si no le gusta, definitivamente le dejará muy en claro que no lo querrá cerca.
Ahhhh, estos villanos al parecer son muy inocentes y sólo buscan el amor. Tal para cual Zaid y Naya…
Para mi sorpresa, esa tarde Lara me entregó un paquete que le dio Yohan de parte del ducado Yeber. Venía con una nota que sólo decía, “espero te siente bien. Gracias por ser mi primera amiga”.
Se trataba de un conjunto de pantalón, playera y camisa ideal para hacer ejercicio, así que inmediatamente me los probé y, a diferencia de la ropa de hombre que solía usar y robé de un armario en la escuela, se ceñían perfectamente a mi cuerpo y me permitían hacer ejercicio sin la preocupación de que se me caigan los pantalones en cualquier momento, sin tener que fajarme con vendas o que se abra mi camisa y muestre de más.
Así que le pedí a Lara que me ayudara a preparar unas de sus deliciosas galletas de nuez –que me percaté le encantaron a Zaid—como agradecimiento, sé que no se compara una cosa con otra, pero definitivamente lo que cuenta es el detalle.
A la mañana siguiente, salí a hacer ejercicio con mi ropa nueva y Zaid me encontró mientras sufría tras subirme a la rama de un árbol tratando de hacer ejercicios de barra. Pero como es la primera vez que lo intento con este cuerpo, la verdad me quedé atorada y me daba miedo caer.
Zaid: (Burlonamente) Buenos días socia… creo que te ves muy “mona” en esa rama… jajajajaja
Latifa: Buenos días, Zaid. Gracias, eso quiere decir que mis esfuerzos valieron la pena... uh-uh-uh-ah-ah-ah
Zaid: (Más que divertido) Jajajaja ¿Necesitas ayuda?
Latifa: ¡Por favor! ¿Podrías llamar a los servicios médicos? Seguramente me romperé la pierna al caer de aquí…
Zaid: Jajajajaja, suéltate… yo te atrapo.
Latifa: Nooo… tengo miedo…
Zaid: ¿Entonces para qué te subiste hasta ahí? Anda, no seas necia, déjate caer, yo te atrapo…
Latifa: ¿De verdad me vas a atrapar?
Zaid: Sí, ¿acaso no confías en mí?
Él tenía razón, debo confiar en él. Así que comencé una cuenta regresiva en voz alta… tres… dos y tres cuartos… dos y medio… dos y un cuarto… dos, aunque cerré los ojos esperando el golpe, nunca lo sentí, porque efectivamente me atrapó en sus brazos. Es muy fuerte y me daba pena pesar mucho, pero me dijo que era tan liviana como una pluma, fue muy tierno de su parte.
Aproveché la ocasión para agradecerle por la ropa y, en cuanto me bajó le di las galletas que había preparado el día anterior. Al recibirlas esbozó una hermosa sonrisa. Además, le pregunté a qué hora iría a entrenar y me dijo que justo iba rumbo al campo de entrenamiento cuando me vio en problemas. Así que se retiró y me dejó con la sensación de que mi cara era tan roja como un tomate. Un poco más tarde Naya llegó al sitio y se sorprendió al verme con mi “ropa” de deportes.
Naya: Bien… aquí me tienes…
Latifa: Vamos, está por aquí…
Con mucho cuidado nos colamos en el Centro de Entrenamiento y nos escondimos atrás de unos arbustos que rápidamente detecté. Estábamos ahí cuando lo vi, y Dios santo de mi vida y mi corazón… no sé qué le pasó, pero traía toda la camisa mojada y en ese momento se la quitó, dejando ver su más que bien torneado cuerpo.
Si hubiera podido, habría enviado a mis ojos a explorar a detalle sus abdominales que parecen esculpidos por dioses…
Naya: ¿Quién es la persona que dices?
Latifa: Ab… Ab… Ab…
Sí, lo reconozco… mi cerebro se trabó y no podía articular palabra, ese Zaid me dejó con la boca más que abierta y mis neuronas estaban en medio de un corto circuito.
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hay mi pobre zaid /Grimace/ ojalá se le aclare lo que siente por latifa y actúe como le dijo el tío lou