Akim Lebreu es un hombre nacido en cuna de oro, tratado como un príncipe. Estudió en la mejor universidad, fue capitán del equipo de la misma... pero siempre le hizo falta algo.
Cindy es una chica que está acostumbrada a ganarse el día a día y no le teme a los retos que le pone la vida. Siempre cuenta con la ayuda de sus dos mejores amigas, Lourdes y Latifa, siempre juntas.
Pero ¿qué pasa cuando las almas gemelas se encuentran?
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Casualidad o causalidad?
Cindy
Voy un poco afanada porque me desperté tarde pues no sonó la dichosa alarma, de tal manera que ni planchar pude el uniforme de la cafetería donde trabajo desde hace dos meses. Este es uno de los tantos empleos que he tenido, he sido repartidora de periódicos, cantante en plazas, mensajera, en fin, muchos otros tantos oficios.
Vivo con mis dos mejores amigas que son como mis hermanas de otra madre, Latifa y Lourdes, ambas son mi complemento. Lourdes es explosiva, contestona y cabeza dura. Mientras que la dulce Latifa es alegre y espontánea, jamás se da mala vida. Yo realmente soy la mezcla entre ellas, tengo un toque de las dos, pero con un quinto de locura.
Fui abandonada en el orfanato apenas nací, así que no tengo ni idea de quiénes sean mis padres. Quizás de niña si ansiaba tenerlos conmigo, pero con el pasar de los años, acepté que no los necesitaba.
Amo hacer todo tipo de dulce que implique chocolate, es mi postre favorito en todo el mundo, así que en casa me dedico a practicar recetas que sigo por internet, mis amigas dicen que tengo manos de ángel para preparar delicias achocolatadas.
Volviendo a la realidad, voy caminando rápidamente para poder cruzar antes de que cambie el semáforo en la esquina que ya está como a 15 mts, cuando un auto pasa a velocidad y splash... me baña enterita con el agua estancada. La persona que conduce frena y retrocede para luego abrir la puerta::puertas y llegar hasta mí, pero yo de repente me olvidé de mi uniforme, creo que hasta de mi nombre. Me quedo embobada con la aparición más hermosa y perfecta que mis ojos jamás vieron. Un hermoso chocolatito como de 192 cms de altura y una musculatura que se marcaba en ese traje oscuro. Tenía ganas de decirle Wakanda por siempre. Dios! debe ser pecado verse así...
-Señorita se encuentra bien?- pregunta mi dios de ébano, sí, es mío, yo lo vi primero -Señorita está usted bien?- me vuelve a preguntar con preocupación, juro que se me olvidó cómo se habla
-Emm... emm... si si es toy bien - logro responder sin quitar mi cara de tonta - Dios! sabes que me encanta el chocolate y me mandas tremenda barra- digo casi impeceptible, pero creo que escuchó porque me regala una hermosa sonrisa y ya, hasta aquí llegué
-¿Cómo puedo compensar lo que por descuido provoqué?- venía un poco afanado y no me di cuenta de que venía
-Es... es mi uniforme, creo que acabo de perder mi empleo señor...
-Lebreu, Akim Lebreu, así me llamo ¿y usted es?
-Cindy Cross- ya en pleno uso de mi conciencia, me doy cuenta que no podré ir a trabajar así, muy seguramente me echarán del trabajo y nuevamente me tocará buscar empleo. Hago un medio puchero por la preocupación
-Señorita Cross déjeme compensarla llevándola a su casa
Así que abre la puerta de su fino auto sin importarle que estoy echa un desastre llevándome de vuelta a casa. Al llegar me vuelve a abrir la puerta y me entrega una tarjeta
-Llámeme si necesita un empleo, es lo mínimo que puedo hacer por usted.
Sube a su auto y lo veo alejarse, perdiéndose en la calle. Miro la tarjeta de diseño elegante y leo su nombre en letras plateadas ''Akim Lebreu- CEO''