Llega la segunda parte de Incondicionalmente. Está vez narraremos la historia de Ava, hija de Sam y James Sus hermanos Aiden, Ethan y Evan son parte importante de esta historia en donde el amor, las intrigas y los malos entendidos se harán presentes.
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Capítulo 3
Un Bugatti Chiron rojo intenta abrirse camino en las abarrotadas calles de Nueva York, mientras su conductor lanza improperios a diestra y siniestra.
- A menos que puedas volar, te aseguro que no vamos a salir de este embotellamiento.
- Si no te hubieras ido de juerga anoche, no tendría que haber ido a despertarte esta mañana y ya estaríamos en la oficina.
- Lo sé, Ryan. Soy un irresponsable y bla, bla, bla.
- Lo eres, Bruce. No sé por qué no te he despedido aún.
- Porque soy tu mejor amigo y la voz de tu consciencia.
- En eso te equivocas, es porque eres bueno en tu trabajo. Salvo en estas ocasiones en que eres más un dolor de cabeza.
- Ya cálmate, amigo. Tenemos tiempo antes de la reunión.
- Sabes que me gusta ser el primero en llegar a la oficina, soy el jefe y debo poner el ejemplo.
- Exageras, llegaremos unos minutos después de las ocho.
- Y tendremos únicamente media hora para preparar la reunión.
- Llevas una semana preparando esa reunión y seguro tu asistente tiene todo en orden.
- Es una reunión importante.
- Y sin duda vas a cerrar ese trato.
El Bugatti ingresa en el estacionamiento de uno los edificios más lujosos de la Ciudad. De él descienden los dos hombres siendo el qué más llama la atención Ryan Miller; importante empresario de 32 años.
Rubio, un metro noventa, ojos azules intensos. Facciones muy masculinas, barba cerrada, perfectamente recortada. Hombros y espalda ancha, viste un traje a medida azul marino, combinado con una camisa blanca impecable y una corbata a rayas en tonos azules.
A su lado Bruce Thompson, su mejor amigo y abogado de profesión. Es un hombre alto; poco menos que Ryan, ojos verdes y cabello castaño claro rizado.
Viste elegante un traje gris hecho a medida. Ambos caminan a paso firme y seguro hasta el ascensor exclusivo para los directivos.
- Buenos días, señor Miller. Señor Thompson- saluda Jessica Jones, asistente de Ryan.
- Buenos días, Jessica. ¿Todo listo para la reunión?
- Sí, señor. Ya dejé las carpetas en la sala de conferencias.
- Muy bien, Jessica. Informame en cuanto los señores Wilson lleguen.
- Por supuesto, señor. Permiso.
La asistente se retira y Ryan revisa algunos correos en su computadora. Cinco minutos antes de las 8:30 es informado sobre la llegada de los empresarios con quienes tiene programada la reunión.
Jessica se encarga de llevarlos a la sala de conferencias en dónde ya esperan Ryan y Bruce.
- Señores Wilson. Bienvenidos.
Los cuatro hombres se saludan con un apretón de manos y toman sus respectivos lugares. Se proyecta una presentación en la pantalla principal, después se lee el contrato y se resuelven algunos temas legales.
Una vez aclarado punto por punto se lleva a cabo la firma y el negocio queda sellado.
- Es un gusto hacer negocios con usted, señor Miller.
- Lo mismo digo, señores Wilson. A partir de hoy estaremos en contacto frecuentemente. Cualquier cosa, quedamos a sus órdenes.
- Será una cooperación mutua y nos traerá muy buenas ganancias.
- Así será.
Los cuatro se despiden cordialmente quedando para comer más tarde y festejar la fusión.
- Te lo dije, hermano. Este negocio estaba más que seguro.
- Sabes que no me gusta dar nada por hecho y prefiero no cantar victoria con anticipación.
- Pues prepárate para celebrar en grande está noche.
- Nada de excesos, Bruce. No podemos quedar mal con los nuevos socios.
- Son más jóvenes qué nosotros, seguro les gusta divertirse. No seas aguafiestas.
Ryan Miller es un apasionado de la tecnología además de la velocidad. Su empresa está relacionada con los sistemas de seguridad para vehículos de lujo y acaba de fusionarse con la empresa de los Wilson. Ambas empresas están por lanzar al mercado un nuevo software qué les dejará grandes ganancias y reconocimiento mundial.
Los padres de Ryan no tienen nada que ver con el mundo de los negocios. Ambos son médicos, Eloise (su madre) es neurocirujana y Ralph (su padre) cardiólogo. Tiene una hermana menor Lizzy (Elizabeth) y es una reconocida pediatra.
Creció en un hogar sólido y amoroso; sin embargo, no cree en el amor. Se ha topado con demasiadas mujeres superficiales que únicamente buscan un hombre que les brinde estatus y lujos.
Nunca se ha enamorado, ni esta en sus planes hacerlo. Se niega a renunciar a su libertad por una mujer que lo único que busque sea un patrocinador.
Ha tenido una y mil conquistas, la mayoría de una noche. Son pocas las mujeres con quienes ha salido más de una vez y a cada una le deja claras sus intenciones. Todas sin excepción aceptan sus condiciones.
Hace tiempo que se fue de la casa familiar a vivir en un Penthouse. Como hombre necesita su independencia y sus padres son demasiado convencionales y quiero verlo casado y con hijos.
Esta tarde tal y como acordaron con los hermanos Wilson se reúnen en un exclusivo restaurante de la Gran Manzana.
Dejando los negocios de lado se dedican a celebrar por el lucrativo contrato qué recién firmaron.
Para culminar el festejo se dirigen al club de un buen amigo de Bruce y ahí Ryan se encuentra con Esvetlana, una antigua conquista. Como es de esperarse terminan pasando la noche juntos.