Segunda Oportunidad(Saga Mujeres Empoderadas III)

*Por Dios, es por mi culpa, por mi culpa. Si no le hubiera insistido en venir ésto no hubiera pasado.

* Señora cálmese, debe calmarse.

* Cómo me voy a calmar? Yo prácticamente mate a mis familiares.

* Usted no hizo nada.

* La obligué a venir, ella quería salir a divertirse y yo la obligue a venir. Le dige que viniera, que tenía que ver a mis abuelos.

* La vida te tiene tu día asignado,todos tenemos fecha de caducidad, igual si hubiera salido a divertirse, le hubiera pasado otra cosa y hubiera muerto igual.

* Pero murió por mi culpa, no solo ella, mis abuelo también.

* Tranquila, el hubiera no existe, ha pasado y ya. Tienes que asumirlo, por que si no, no vivirás tranquila en tu vida.

* Ahora estoy sola, no tengo a nadie en el mundo, de que me sirve vivir?

* Pues tendrás que hacerlo, la vida te ha dejado aquí por que tienes una misión asignada.

* Y que misión es esa, que me quita a mi mitad y a mis abuelos.

* Lo averiguarás conforme la vida vaya pasando.

* Mierda de vida. Asco me doy, no podré volver a vivir con lo que he hecho.

* Tu no hiciste nada.

* Me quiero morir, doctor ayúdeme, inyecte me algo para quitarme de este mundo. Ya no tengo razón de vivir.

* Espera un momento, he llamado al doctor Feiser y el vendrá a hablar con usted.

* Y que va a solucionar eso?

El pecho me quema, casi no puedo respirar y no puedo parar de llorar. Es que no puedo expiar mi culpa. Dios mío perdóname.

* Es un psicólogo.

* Yo no estoy loca, estoy rota, rota y marcada de por vida.

Llega un joven con rastras y tatuajes, una bata blanca y me mira.

* Señorita Míriam, puede venir conmigo?

* A dónde? Tengo que estar con mi hermana.

* Ahora vendrá con ellos.

Entramos a un despacho y como por casualidad el toca un juego de bolitas de metal que tiene en la mesa, lo que me deja hipnotizada.

Empieza a hablar conmigo y yo le respondo.

Por cada cosa negativa que le decía el me respondía con una positiva.

Estuvimos tres horas hablando y cuando ya no podía más me dijo.

* Solo piensa, a tus familiares les gustaría verte como estábas?

* No.

* Pues... por ellos tienes que estár bien, que estén donde estén, ellos te van a estar viendo y no querrían verte sufrir.

* Pero.

* Pero nada. Tienes que ser fuerte.

* Gracias, has sido de gran ayuda.

Salimos del despacho y vamos donde está el agente y el médico que me recibió al principio.

* Señora Míriam...

* Soy señorita, el señora envejece. Como diría mi hermana.

* Bien, vamos a realizar la auptosia a sus familiares, debería ir a descansar. E ir resolviendo el funeral.

* Gracias, entre las pertenencias de mi hermana, tenían que estar las llaves de la casa de mis abuelos.

* Espere un momento.

El doctor sale y me entrega dos juegos de llaves, uno de nuestro apartamento y el otro de la casa de mis abuelos.

Los cojo doy las gracias y cuando voy a salir el agente me para.

* Señorita, la acompañaré a casa, yo la llevaré en su coche y mi compañero nos seguirá, para poder volver y así tener mañana el coche allí.

* Gracias, por que la verdad no sé ni cómo llegué.

* Llegó usted en media hora en un viaje que suele tardar de 2 a 3 horas.

* Dios mío. Pues ya corrí.

* Sí. Tengo algo que decirle.

* Dígame

* La prensa amarillista ya ha dado la noticia de la muerte de su hermana.

* Ohhh, dios mío, dígame que no hay imágenes.

* Solo suyas, en plena crisis de ansiedad.

* Que asco, son verdaderos buitres.

* Por éso también la acompañaré.

* Se lo agradezco.

Salimos por la puerta trasera del hospital, el agente, del que no recuerdo el nombre ya me espera allí con el coche de Nadia.

Llegamos a casa de mis abuelos en poco tiempo, me deja allí, aparca el coche y me da las llaves.

El se va en la patrulla con su compañero y yo me quedo en casa.

Al entrar, el calor familiar inunda mis sentidos. Las fotografías, los cuadros a punto de cruz que hacía mi abuela, las figuras de madera que talla a mi abuelo. Todo hace que mi mente se llene de dulces recuerdos.

Voy al desván y cojo cajas de cartón prensadas, la abro y empiezo a guardar todo.

Guardo todos los recuerdos de mis abuelos, después los de mi hermana y por último los míos.

Dejo la casa vacía y está todo guardado en cajas, cuando levanto la vista veo que es de día, tengo todas las cajas apiladas en el salón. Antes de nada llamó a un camión de mudanzas para que lleven todo a un guardamuebles que alquilé hace años, allí están las cosas del primer apartamento que teníamos en la universidad. Es bastante grande y se que cabrá todo.

He tomado la decisión de vender la casa, era lo que mi hermana quería. Y tenerla es recordar y de los recuerdos no puedo vivir.

Después llamo a la funeraria para el funeral.

No pienso enterrarlos, los voy a cremar. Ellos siempre dejaron claro que no querían ser enterrados.

Al cabo de un rato recibo una llamada de número desconocido.

* Dígame.

* El lunes a las 7 tienes que estar aquí para terminar de rodar la película que tu hermana dejó a medias.

* Eres idiota o qué?

* Sí no vienes te demando.

* Pues no se si iré, estaré ocupada con el funeral de mi hermana y mis abuelos.

* Ya te lo dije, tienes que terminar la película.

Le cuelgo, estoy impotente. Tengo ganas de matarlo. Pero esto no se queda así.

Llamo a mi abogado y le cuento lo que está pasando y a lo que me está obligando ese ser despreciable.

* Bueno, en principio vas, siento todo lo que ha pasado. Pero debes ir hasta que revise el contrato.

* OK. Pero no se si tendré fuerzas para ir el lunes.

* Debes ir. Yo empezaré a trabajar en el contrato en este preciso instante.

* Necesito que por favor llames a la universidad y les digas lo que ha pasado y que haré el examen lo más pronto posible.

* OK, no te preocupes.

Salgo de la casa cuando me avisan que el camión de mudanzas está fuera. Le indico todo lo que se tienen que llevar que es todo y al girar la cabeza veo a los agentes.

El que estuvo conmigo anoche se acerca a mi.

* Estamos aquí para que no pueda entrar la prensa.

* Gracias.