Matrimonio Imperfecto

Agosto

Joder, no puedo despertarme por la mañana y tomar un buen baño sin que alguien ya irrite mi espíritu. No sé qué ve ese tipo en mí para que me mire de forma extraña. En serio, eso es desagradable.

Mi técnica para hacerlo enojar mucho será hoy. Ya está todo marcado. Vivir en esta casa es jodidamente extraño, aún más dormir en una habitación de huéspedes cuando estoy acostumbrado a la habitación de mi casa. Espero volver a dormir allí pronto.

Por más que Gael sepa cuánto no soporto su presencia como pareja, aún así parece no importarle. Nunca he visto a alguien así. Estuve en mi entrenamiento, me exigí un poco más. Era viernes, pretendía dejar el fin de semana totalmente libre para organizar algunas cosas. Como por ejemplo traer mis cosas para acá. Qué frustrante.

Fui con Gabriel a una tienda de artefactos ya que él me había invitado como compañía. El mismo pretendía comprar algo de extremo valor para sus usos personales.

— En serio, ¿por qué no intentas que te guste un poco siquiera ese tipo? ¿Ya intentaste al menos tener sexo con él?

— Debes estar loco, ¿no? ¿De dónde te vino esa idea de que me comería luego a un hombre?

Me indigno con él.

— Pero piénsalo bien conmigo. Por lo que vi, no es feo, tiene un cuerpo en forma también. Además, también tiene un agujero, ¿eh?

— ¿De verdad crees que ando metiendo mi pene en cualquier agujero?

Él me mira estrechamente.

— De una cosa estoy seguro, también tienes que actuar como un marido. O este matrimonio va a dar de qué hablar y sabes lo que sucede.

Maldición, tenía razón. Mi padre debe estar de centinela total en todo esto. Tengo que ser más cuidadoso. Bueno August, está en hora de practicar tus habilidades de actor al menos mientras esta fase pasa. Pensé conmigo mismo.

Mientras analizo junto con Gabriel los tipos de gargantillas y relojes, alguien choca contra mi brazo. Retorcí la mirada con odio. Ni siquiera creí al ver quién fue el responsable de eso.

— Vaya, si no es August.

Cerré mi rostro en el instante siguiente.

— ¿Qué mierda quieres, eh?

— Cuánta ignorancia, ni parece que ya fuimos amigos un día.

Al momento en que él dice eso, falté a atacarlo allí mismo si Gabriel no me hubiese sujetado.

— Calma August, yo resuelvo esto.

Gabriel dijo acercándose a él.

— Mira aquí, recuerdo muy bien lo que hiciste en aquella época, ¿viste?! Si osas aparecer nuevamente en el camino de August, tomaremos serias providencias. Estás avisado.

El desgraciado me miró con una cierta sonrisa psicópata, pero en seguida se fue al ver que no daría para encarar la situación

Que era exactamente su definición. Joder, mi cabeza comenzó a doler solo de recordar el maldito pasado.

— Vamos a terminar de comprar lo que quieres e irnos.

Digo para Gabriel que escoge cuidadosamente lo que iría a comprar.

Al llegar a casa, me topé con Gael sentado en el sofá de la sala leyendo un libro.

— Qué bueno que llegaste, compré algunas galletas. Dejé algunas para ti.

— ¿Por qué estás siendo gentil de la nada?

Cuestiono confuso.

— Yo siempre fui así, aún más que estamos casados ahora. Puedes pensar que este matrimonio es un caos, pero yo no.

En serio, si esto parece que de alguna forma le gusto, es mejor que pare. No soy ni un poco perfecto con él, imagina. Y mucho menos me gustan los hombres.

— Bueno, es un pensamiento tuyo. No soy de rechazar comida, así que cuando me levante iré a comerlas. Ni pienses en comerlas, ¿me oyes?

Balanceó la cabeza con una media sonrisa. Me quedo preguntándome cómo alguien puede ser feliz con algo tan simple. Después de que me recuperé mejor con los analgésicos de mi dolor de cabeza, acabé comiendo las galletas que él había comprado. Estaban razonables.

Por la noche mi invitada especial apareció en casa. Conversamos un poco tomando tequila, llegamos al punto que yo esperaba. Agarré a la mujer con ganas, pero no la besé.

— ¿Por qué te estás haciendo el difícil? ¿Ni un beso?

— No quiero, solo eso. Vamos a lo que importa.

Allí mismo en el sofá hice que se pusiera bastante mojada, facilitando para mí penetrarla. La rubia gemía intensamente a cada embestida. Después de algunos minutos Gael apareció en la sala y vio todo lo que estaba sucediendo. Mi plan era dejarlo bien irritado.

Su expresión no era de las mejores, sin aguantar estar mucho tiempo luego regresó al cuarto. Carajo, acabé eyaculando. La mandé a irse, sería solo una ronda solamente. Mi objetivo era solamente hacer que Gael comenzase a odiarme al punto de querer la cancelación de este matrimonio.