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Entre Luces Y Sombras

Entre Luces Y Sombras

Status: Terminada
Genre:Romance / Amor-odio / Pareja destinada / Fantasía LGBT / Completas
Popularitas:812
Nilai: 5
nombre de autor: MOONligth22

Mico brilla bajo las luces de los escenarios, Tina vive entre raíces sencillas y reale. Sus mundos nunca debieron haberse cruzado, pero lo hicieron; entre secretos y la presión de la fama, tendrán que decidir si lo que sienten vale el riesgo de perderlo todo.

NovelToon tiene autorización de MOONligth22 para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

capitulo 1: La llegada

^^^“Para quienes viven en silencio por miedo al ruido ajeno. Que un día se permitan brillar sin esconderse.”^^^

✨️

Ese año, La primavera llegó un poco antes que de costumbre.

Las calles olían a asfalto caliente y los rayos del sol se colaban con descaro por las persianas del cuarto de Tina, que, como todos los días del último mes, se levantó temprano para prepararse e ir a trabajar.

Sus empleos eran siempre temporales. Todos remotos o de medio tiempo y nunca duraba más de tres meses en ellos. No porque fuera irresponsable, sino porque solo los usaba como medio: necesitaba dinero para seguir pagando la universidad. Nada más.

A los diecinueve años, todavía vivía bajo el techo de sus padres, quienes, especialmente su padre, eran extremadamente controladores. Revisaban sus horarios, sus amistades, incluso la ropa que usaba. Tina soñaba con independencia, pero por ahora, solo podía soportar.

Aquella mañana, sin embargo, algo en ella era distinto. Se arregló con una calma poco habitual, como si el cansancio la hubiera domesticado.

Se recogió el cabello, se puso su uniforme y salió rumbo al trabajo, con un vaso de café en la mano y un nudo en el estómago.

El camino se sintió más largo de lo normal.

Las calles estaban cortadas, el tráfico era un caos y para empeorar las cosas, había muchísima más gente que de costumbre. Entre murmullos y flashes, Tina pensó que debía de haber algún evento, pero no le dio importancia.

Al llegar a la cafetería, entró disimulando su mal humor. Su compañera la vio entrar y sonrió con esa energía irritantemente positiva de cada mañana.

—¿Cómo vas hoy? —preguntó, limpiando una taza.

—Bien —respondió Tina, sin mucho ánimo— ¿Por qué hay tanta gente?

—Parece que alguien famoso está grabando cerca.

—Genial.—soltó con sarcasmo— Trabajo doble.

—Tómatelo con calma o no vas a llegar viva a media mañana —le advirtió la otra entre risas.

Y tuvo razón.

No tuvo descanso en todo el día. La gente entraba y salía sin parar, los pedidos se acumulaban y los clientes parecían tener prisa y hambre al mismo tiempo. Lo único bueno eran las propinas, que, para su sorpresa, ese día fueron generosas.

Por la tarde, cuando el turno al fin estaba por terminar, los gritos en la calle aumentaron. Los fanáticos se amontonaban frente a la cafetería, levantando teléfonos y cámaras. Tina miró por la ventana, curiosa. Un par de camionetas negras se habían detenido justo frente al local.

De pronto, un grupo de hombres vestidos de negro; probablemente guardias, entraron al lugar, abriendo paso a una mujer.

Era joven, quizás de unos veinticinco años. Alta, rubia, con un aire de seguridad que llenaba el espacio. Su presencia llamaba la atención incluso antes de hablar. Si Tina hubiera sido hombre, probablemente también se habría quedado mirándola.

—Hola, bienvenida a Cafetería Buen Café.— dijo Tina, intentando sonar profesional— ¿Qué podemos ofrecerte?

La mujer sonrió, como si estuviera acostumbrada a que todos la atendieran con nervios.

—Quiero un pastelillo de guayaba y un café amargo.

Tina parpadeó, confundida.

—¿Qué?

—¿Qué de qué, mami? —replicó la rubia con un tono burlón.

—Tina. Me llamo Tina —aclaró, señalando con el dedo su gafete— Y ese postre que pidió no lo tenemos disponible.

—¿Son una cafetería y no tienen un postre conocido? —preguntó la mujer, arqueando una ceja.

—¿Conocido en qué aspecto? Nunca escuché hablar de él.

—Pues entonces haces mal tu trabajo —respondió la rubia, cruzándose de brazos.

El comentario le cayó como un balde de agua fría, pero había algo en la voz de aquella mujer que le impidió responder con toda su furia. Era fría, elegante y por alguna razón, intimidante.

—Señorita —dijo finalmente Tina, dejando el menú con un golpe seco sobre la barra—puede elegir cualquiera de estas opciones.

La rubia lo tomó con calma, mirando la carta como si estuviera en una joyería y no en una simple cafetería. Detrás de ella, la fila de clientes crecía y con ella, el mal humor de Tina, que en su mente ya había pensado al menos cinco formas distintas de asesinarla.

—Mmmh, no me gusta nada.—murmuró finalmente la rubia, devolviendo el menú.

Y sin más, se dio media vuelta y salió del local, como si nada hubiera pasado.

Los guardias la siguieron sin decir palabra, dejando tras ellos un silencio incómodo y a una Tina al borde de estallar.

—¿Y esta estúpida quién se cree? —bufó entre dientes.

—¡Tina!—su compañera la reprendió enseguida— Cuida lo que dices, si la jefa se entera te puede despedir.

—Me da igual.—respondió, soltando un suspiro— No pienso quedarme aquí para siempre.

Terminó su turno agotada. Mientras se cambiaba en el pequeño vestidor, aún pensaba en la mujer rubia. Había algo en ella, algo que no podía quitarse de la cabeza: su forma de mirarla, su tono, esa seguridad tan arrogante que, en el fondo, le había despertado curiosidad.

Cuando salió a la calle, el calor todavía seguía pegando con fuerza.

Caminó despacio, con los auriculares puestos y las manos en los bolsillos. Era fin de semana, no tenía universidad al día siguiente, pero sí una pila enorme de trabajos que entregar.

Suspiró; Otro día igual que todo, o al menos eso creía.

1
Leo
Excelente
Agostina Sotelo
está bastante bien
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