En las áridas tierras de Wadi Al-Rimal, donde el honor vale más que la vida y las mujeres son piezas de un destino pactado, Nasser Al-Sabah llega con una misión: investigar un campamento aislado y proteger a su nación de una guerra.
Lo que no esperaba era encontrar allí a Sámira Al-Jabari, una joven de apenas veinte años, condenada a convertirse en la segunda esposa de un hombre mucho mayor. Entre ellos surge una conexión tan intensa como prohibida, un amor que desafía las reglas del desierto y las cadenas de la tradición.
Mientras la arena cubre secretos y el peligro acecha en cada rincón, Nasser y Sámira deberán elegir entre la obediencia y la libertad, entre la renuncia y un amor capaz de desafiar al destino.
NovelToon tiene autorización de Eliza Márquez para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Después de La Princesa y el Rey de Wall... Arenas del destino
Las gotas constantes resonaban como martilleos en su cabeza.El agua qué no caía sobre el suelo, sino directamente sobre su piel, gotas frías como hielo. Nasser abrió sus ojos, y de inmediato supo que estaba en Durham.
El hedor fétido y del hierro oxidado lo envolvía otra vez, como un sudario invisible.
Las paredes tenían marcas de sangre , cicatrices vivas que aun parecían brotar.
Quería moverse, pero sus brazos estaban sujetos por grilletes antiguos qué se clavaban en su piel, como si llevara ahí toda la eternidad y ese era su castigo, morir en ese lugar.
La pequeña ventana que no lograba alcanzar, era ahora un ojo que lo vigilaba constantemente, un vigilante cruel.
Las paredes, barrotes y el techo se movían presionando a Nasser, no lograba respirar.
Como si la tortura no fuera ya suficiente, voces conocidas comenzaron a llamarlo, su madre rogaba, sus hermanos y su padre quien suplicaba.
Y esa voz, esa voz que lo torturaba llorando, Mariana.
Nasser intentó gritar, pero su voz no salió, el aire se volvió espeso mientras sentía que ese lugar se cernía sobre él robándole hasta el aliento.
—Nunca saldrás de aquí —dijo la sombra, con una voz que era la suma de todas las voces que lo atormentaban.
Nasser quiso retroceder, pero la celda se había vuelto un ataúd de piedra. Las paredes cerraban, la oscuridad tragaba todo, y el eco de las gotas ya no era agua… era sangre cayendo, interminable.
Despertó de golpe, jadeando, con el corazón a punto de estallar. Estaba en su cama, sudando frío, pero durante un instante no supo dónde terminaba el sueño y dónde empezaba la realidad, tres años de infierno no se olvidaban fácilmente.
Esta es la historia de Nasser Al-Sabah, pasaron cinco años desde su liberación, durante estos cinco años Nasser ha trabajado incansablemente para recuperar todo lo que había perdido por la injusticia, cada día trabajaba arduamente como abogado para que otros no fueran víctimas de la injusticia.
Aunque él, en el fondo sabía que si había cometido un crimen y tal vez el peor de los pecados, había oído murmuraciones, había dudado de la lealtad y honestidad de Mariana Hazbun su prometida, lo peor de todo era que había callado porque no quería lastimar a Mariana con sus dudas, para al final del dia terminar lastimandola con su actitud, pero como solía decir su madre tal vez ese era el destino trazado por Dios.
Nasser salió de la cama se dio una ducha y se dirigió a su oficina, ese día comparecería ante los tribunales.
Al llegar se asomó a la ventana de su oficina, como si el universo quisiera recordarle lo que había perdido frente a sus ojos había una gigantografía de la heredera de Raleigh junto a su primogénito Khalil Beaumont heredero de Raleigh, el pequeño de cuatro años ya era toda una celebridad en Raleigh.
Se escucho un golpe en la puerta.Su secretaria Fatima ingreso.
— Buenos días, señor Al-Sabah le traje la correspondencia.
— Gracias Fatima, no me pases llamadas quiero concentrarme en el expediente de Al–Rashid.
— Como ordene, ¿Desea algo de tomar?.
— Tráeme un café dijo Nasser.
Ya con su taza de café Nasser se sentó en su escritorio con el expediente de Amina Al–Rashid. Nasser había estudiado Derecho, se había especializado en Derecho Penal, terminaba de recibirse y durante un acto de rebeldía contra su padre quien era un importante decano de la Universidad de Raleigh, se había inscrito en el ejército. Llegando a participar en la batalla contra Jaddara, fue asi que conocío a Mariana. Eran las últimas horas de la batalla y su avión había sido averiado, al eyectarse vago por el desierto durante dias hasta que terminó en el valle de Athuk, lugar donde Mariana acampaba junto a su padre, ella como buena doctora le salvo la vida y él perdió la cabeza por un par de ojos de color celeste como creados por el mismo cielo, asi que en cuanto se recuperó tuvo dos prioridades, volver a ver a Mariana y trabajar para el bienestar de las mujeres de Raleigh como abogado.
Nasser desecho los recuerdos del pasado y ñse concentro en el expediente, una familia estaba al borde del precipicio. Amina era viuda. Su esposo, Kazim Al–Rashid, pertenecía a una familia influyente y conservadora del país. Tras la muerte de Kazim en un accidente <
Para doblegarla, la acusaban falsamente de abandonarlas costumbres y poner en riesgo la educación y bienestar de sus hijos. La denuncia viene acompañada de cargos fabricados <
Había demasiado en juego, con ese caso.
Era cerca del medio día cuando Nasser se dirigió a los tribunales.
La sala del juzgado era un lugar solemne. Techos altos, adornado con madera talladas.
En el centro un estrado elevado donde se encontraba la silla del juez.
Las paredes estaban cubiertas con tapices antiguos qué representaba diferentes hechos históricos de Raleigh y frases en caligrafía que recordaban la importancia de la tradición y la justicia. Y en el centro la imagen del Rey Khalil Hazbun y su heredera.
Frente al estrado, bancas de madera oscura, donde acomodaban a las familias y acompañantes; la familia paterna de Amina ocupaba un lugar destacado, protegida por guardias que se mantenían en silencio, imponentes. Entre las bancas y el estrado, un pasillo central de alfombra carmesí guiaba la vista directamente hacia el juez, como si cada quien debiera rendir cuentas ante la tradición.
Nasser tomó aire, ajustó la túnica sobre su traje y se preparó para hablar. Cada fibra de su cuerpo sabía que en ese instante, más que un caso legal, estaba enfrentando el peso del pasado, la tradición y la justicia, todo al mismo tiempo.
—Excelencia, antes de hablar en nombre de mi defendida, debo hablar como hijo de esta tierra. He visto cómo la justicia puede ser usada como un arma para callar a los débiles. Hoy pido que este tribunal no sea cómplice del silencio, sino guardián de la verdad...
Mientras tanto a treinta minutos de Rhaydan la capital de Raleigh se encontraba la ciudad de Al-Rimah donde se erguía la base militar más importante de Raleigh.
Si bien el ejército de Raleigh había comenzado a aceptar mujeres treinta años atrás solo podían servir en áreas médicas, administrativas, comunicaciones y logística, pero en los últimos cinco años accedían a entrenamiento de combate.
Vestida con un atuendo militar oscuro, botas tactica, el cabello recogido y tapado con un pañuelo estilizado, Mariana Hazbun la heredera al trono de Raleigh hizo su entrada a la sala de Jefes de La Base militar Al-Rimah...
...****************...
Una vez mas gracias a todas por acompañarme en esta nueva travesía, no se olviden de dar me gusta al final del capítulo ya que es lo que punta al libro.