Aprendiendo A Amar Segunda Parte

Narra Dominic

Voy al baño para ducharme, pero termino por autocomplacerme para que esta maldita erecci*n baje, sin embargo, no es lo mismo, sé que mi mente y cuerpo recordaban su olor, su esencia y hasta su sabor; pero volverla a tener después de tantos años me hace sentir débil, es como si faltara algo en mí y que solo ella tuviera la capacidad de llenarlo. Desde que la conocí he tenido que vivir en esta eterna lucha entre lo que debe ser y lo que quiero ser para ella, con la simple y sencilla razón que si es por ella puedo perder mi voluntad por completo, y eso sí que no.

Llevo a la villa de Bruno y entro a su habitación en donde ya está Tessa y su hija, incluso Vera

− Bruno – saludo, pero no recibo respuesta

− El medico viene en camino – responde Vera

− ¿Qué sucede? ¿Por qué no responde? – indago

− Su voz es un poco lenta, no sabemos el motivo, el medico nos explicara mejor la situación – responde Henry

− ¿dijiste que quería verme? – le pregunto a Henry

− Le pregunte que si deseaba verlo a usted y a la niña y el asintió – responde Henry

− Esto es algo normal después de la condición medica de Bruno – comenta Tess

− ¿Mami, el abuelo no puede hablar? – pregunta la chiquilla

− Por el momento no hija, es mejor que salgamos y lo dejemos reposar – comenta Tess al tiempo que acaricia el cabello de la niña

− Seria bueno que la niña se quede unos minutos, Bruno tenía muchas ganas de conocerla – inquiero

− Está bien, por favor, Henry, cuídala – le pide Tessa a Henry y sale sin mirarme. Sigue molesta y así se ve mas exquisita

− ¡sal! – le ordeno a Vera

− Pero…, Dom, soy de la familia – responde ella

− Pero no eres la persona que el quería ver – respondo con autosuficiencia mientras veo a la niña acercarse y tomar la mano del abuelo ante su mirada llena de ternura

− Es mejor que le demos un poco de espacio al señor – responde Henry y ambos salen

− ¿Por qué tomas su mano? – le pregunto a la chiquilla

− Mi abuelo Wil dice que el contacto de la piel no se borra de la memoria, quizás así me recuerde – responde el inteligente diablillo

− Eres un demonio un poco inteligente – le hablo y ella me sonríe

− Mi mami dice que soy la princesa mas hermosa e inteligente del mundo – responde ella con total propiedad de lo que dice

− ¿Y lo crees? – le cuestiono

− No me gustan las princesas – dice la pequeña

− ¿no? A todas las niñas les gustan – hablo y me siento a un lado de ambos

− No sé a las otras niñas, ellas no me hablan – responde sin mostrarse triste por esa afirmación

− ¿te gustaría que te hablaran? Podría obligarlas – le propongo

− No, no lo necesito – responde la niña mientras sigue tocando la mano de Bruno que se ve concentrado en nuestra conversación

− ¿Cuáles son tus pesadillas? – me pregunta el pequeño demonio

− No creo que sea un tema para un pequeño demonio de tu edad – le reprendo intentando sonar rudo

− En ocasiones sueño con monstruos, pero eso no me causa temor – responde

− ¿no? ¿entonces que es? – pregunto realmente interesado en conocer su respuesta

− Mis pesadillas son cuando no puedo mover mi cuerpo y todo se vuelve oscuro, no veo nada, no puedo gritar, solo las caricias de mi mami me ayudan a saber que solo es un sueño – me cuenta algo muy particular, pues de niño me pasaba algo muy similar, en mi caso según mi terapeuta fue por el abandono de mi madre, en esta niña puede ser lo mismo

− Te daré un consejo pequeño demonio, cuando sientas que estas en un sueño de esos y que no sientes las caricias de tu madre, piensa en algo que realmente te gusté, algo que desvié tu a atención de lo que sientes en el momento – le aconsejo y me doy cuenta de que esto se torna incomodo, así que me levanto para salir

− Me gustan los planetas, le pediré a mi mami un telescopio para mi cumpleaños – indica ella haciendo ralentizar mis pasos

− Tal vez te llegue antes – le afirmo

− ¿Me regalaras uno? – pregunto con entusiasmo

− No le digas nada a tu madre de esta conversación, recuerda que eres una Devil, y los Devil no son llorones ni soplones – le guiño el ojo creando complicidad y ella hace el amague de seguir mi juego, lo que me roba una sonrisa al salir de la habitación del abuelo

− ¿Por qué sonríes? – pregunta Vera

− ¿Qué? – pregunto sin entender mi estupidez

− Así es, estabas sonriendo – afirma

− Seguro tanteando la herida interna que Baker me dejo en el box hace un rato – respondo sin saber porque demonios tengo que estar invitando estupideces, es mejor mantenerme alejado de esa pequeña

− Tenemos que reunirnos con el ingeniero en tu casa para que podamos coordinar que la remodelación sea acelerada – comenta Vera

− Debo hablar con Henry, ve primero – respondo frio intentando parecer convincente con mi mentira

− Está bien – responde y sale de mi vista y voy en busca de Tessa, pero en su lugar encuentro a la mujer encargada del pequeño demonio

− ¿busca a la niña, señor? – pregunta aleteando sus pestañas ridículamente

− Busco a la madre – pregunto

− Creo que esta al teléfono – responde ella

− ¿sabe quien la llamo? – indago

− Creo que era de trabajo, señor – responde la coqueta mujer que busca la forma de hacerme ver sus buenas curvaturas

− Ok – respondo buscando la salida

− Señor – detiene mi paso y la observo – quiero agradecerle la oportunidad de trabajar para usted, no sabe lo feliz que me hace poder servirle – extiende su mano al tiempo que muerde sus labios, si supiera como soy no se me acercaría. Tomo su mano y me acerco a su oído

− Le aconsejo que en el futuro evite el contacto visual conmigo, usted no vino a servirme a mi, le sirve a Violet Devil, ella es su jefe ¿entendió señorita Harper? – le susurro esperando que capte el mensaje, pero su pulso acelerado me deja ver lo contrario

− ¿sucede algo? – es la voz de Tess

− Solo aclaraba algunas cosas con la señorita Harper – aclaro

− Umm, ya veo – responde Tess con su rostro distorsionado

− ¿podemos hablar? – le pido tratando de sonar amable

− No tengo tiempo, sal de aquí – me ordena tajando haciendo que mi ceja se enarque instantáneamente

− Esta es mi casa – respondo

− No me importa – responde altiva.