«Y que si el mundo está por derrumbarse y que si los seres humanos morirán, yo solo quiero proteger a mi familia y todo lo demás no importa. No importa si soy egoísta por eso».
«Si quieren ser salvados, busquen quien los salve porque yo no lo haré »...
Cuando menos lo esperas algo llega y pone de patas para arriba toda tu vida y en ese momento empiezas a pensar que debiste haber disfrutado cada momento de lo vivido en el pasado.
Nada es eterno, nada es para siempre.
Todo dura solo un instante.
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CAPÍTULO 1: El principio puede ser el final también.
«En todas las historias siempre hay alguien que salva a las protagonistas o incluso hay más protagonistas; en Cenicienta están el hada madrina, los ratones y el príncipe quien convierte a Cenicienta en su esposa, en la historia de la Bella Durmiente están las hadas y el príncipe, Blancanieves es protegida por los enanitos y salvada por el príncipe. Y en todas las historias las protagonistas siempre sufren acoso y humillación de parte sus familiares, algunas llevan vidas pobres y otras vidas ricas pero todas tienen algo en común. Y el final de esas historias terminan en un “Y vivieron felices por siempre” o “Y fueron felices por siempre”; entonces yo siempre pensé que esas historias eran ciertas y que algún príncipe azúl vendría en cualquier momento a salvarme de mi monstruosa vida pero al final caí en cuenta que nadie vendría a socorrerme y que tampoco existían los príncipes azules de aquellos cuentos. Puede que mi vida fuera como la de Cenicienta o Blancanieves pero había una diferencia, mi vida era real, yo no vivía en un cuento de hadas y tampoco tenía alguien más a mi lado que pudiera ayudarme cuando lo necesitara. Estaba sola en el mundo, era más bien yo sola contra los oscuros secretos del universo que amenazaban con convertirme en un sacrificio para su salvación, y cuando todo marcha en contra tuya ¿Qué es lo que se procede hacer? ¿Tal vez simplemente aceptar tu destino o luchar? Bueno, creo que tal vez no tomé ninguna de esas decisiones y solo hice lo que mi instinto me dijo que debía hacer, y puede ser que haya sido una mala decisión pero ¿Qué adolescente no comete un error? Bueno si tan sólo ése error no fuera grave, pero mi error cobró la vida de todos los inocentes y todos mis seres queridos».
«Yo sólo quiero remediar lo que una vez hice mal, ¿Puedo regresar el tiempo y hacer las cosas bien? Cuando pienso en ello me arrepiento de todo corazón, tal vez exista una pequeña esperanza de que pueda volver a hacer las cosas bien».
Y bien, hay personas que dicen que la vida no tiene sentido, pero en realidad no es así. La vida si tiene sentido, solo que tú no has encontrado el lugar al que perteneces o sigues sufriendo por algo que no vale la pena.
Mi vida era así, sentía que no tenía sentido el vivir, el existir, que era un error el haber llegado a nacer. Sentía que nadie me quería, que a nadie le importaba y que siempre cometía errores que no podía remediar, tal vez por eso llegué a ser tan antisocial e introvertida. Cursaba el primer año de la secundaria y no tenía ningún amigo o amiga; por azares o no del destino me enamoré a primera vista de un chico pero hasta el día de hoy me preguntó si eso fue amor o sólo porque necesitaba algo de afecto me encariñé con aquél chico esperando que me diera lo que necesitaba, cariño ¿Qué es el amor y el afecto? ¿Qué diferencia tienen ambas palabras? En ése momento ni siquiera me había hecho esas preguntas, lo único que sabía es que lo que sentía era amor.
Era mi “primer amor”, por eso cada que lo veía mi corazón se aceleraba y latía con tanta intensidad que en un momento pensé que me daría un infarto, cuando lo veía hablar con alguna chica mi corazón se sentía herido y desearía gritarle a los cuatro vientos que ése chico me pertenecía. Él era como una droga que con solo una mirada ya no podía escapar de sus garras pero también era un infierno, un dolor de cabeza, mi tristeza. Todo aquello junto con los problemas que vivía a diario me desanimaron en los estudios hasta que mis notas de 9 y 10 bajaron a 6 y 7 pero extrañamente un día algo cambió, y supongo que ése día todo dio un giro de 360 grados.
Esa mañana mientras me dirigía a clases me sentí un poco extraña, era como si algo o alguien me estuviera siguiendo y observando, pero llegué a pensar que solo estaba alucinando por lo que sin voltear a ver seguí mi camino.
Después de tomar las primeras clases, llegó la hora del receso, me dirigí hacia la parte trasera de los salones a comer lo que había comprado minutos antes que claramente eran golosinas, de pronto alguien me agarró del brazo, rápidamente me giré para ver quedándome sorprendida al ver a la persona que se encontraba ahí. Era él, el chico de quien yo estaba completamente “enamorada”.
Me quedé congelada en mi lugar al escuchar que él quería hablar conmigo después de clases a las afueras del pueblo. Estaba realmente emocionada y nerviosa que ni siquiera me había dado cuenta cuando terminaron las clases y ni siquiera me detuve a preguntarme el porqué ese chico quería hablar conmigo si apenas cruzábamos palabras y éramos completamente desconocidos. (Hasta el día de hoy me he preguntado ¿Qué hubiese sucedido si ése día yo hubiera pensado con mi cerebro y no me hubiera dejado guiar por mi emociones? Tal vez no estaría en dónde estoy ahora, tal vez no tendría la responsabilidad que tengo ahora).
Con prisa guardé mis libretas en mi mochila y salí casi corriendo de la escuela. Mientras me dirigía a aquél lugar empecé a imaginarme múltiples escenas en donde él se me declaraba y me pedía ser su novia pero tampoco hacían faltas las escenas en donde él me pedía ser su mensajera y entregarle cartas a la chica que le gustaba o que me pedía que dejara de mirarlo. Pensaba un sin fin de cosas mientras caminaba, hasta que me dí cuenta que el cielo se estaba llenando de nubes oscuras y gotitas de agua se asomaron bajo ellas, sin darle mucha importancia aceleré mi paso y en menos de 15 minutos ya estaba ahí aunque con la mochila y la ropa goteando, era un bonito lugar cuando el sol salía pero en ese momento se veía tenebroso con los suaves cantos de lo pajaritos buscando un lugar en donde resguardarse de la lluvia, los pinos al igual que las pequeñas plantas se movían y goteaban de agua. En ese preciso momento pensé en que había sido una mala idea hacerle caso a un chico desconocido, pensé que pudo ser una broma ya que habían pasado 10 minutos y él no aparecía. Entonces con el corazón chiquito y casi roto me dí la vuelta para irme, por un momento pensé que había dejado de llover pero al levantar la cabeza miré un paraguas cubriéndome y él mirándome con una ligera sonrisa divertida en el rostro.
—. Me temo que te vas a resfriar, eso quiere decir que tendré que cuidarte o si no, tu mamá me va a matar.
Me quedé sin palabras al escucharlo, a pesar del mal tiempo él había venido y me estaba diciendo que me cuidaría si me resfriaba ¿Acaso me estaba dando señales que yo le gustaba?, mi corazón estaba latiendo tan fuerte que hasta temía que él lo escuchara, lentamente bajé la cabeza muy avergonzada de mi ropa mojada y a la vez nerviosa. Con un pequeño tartamudeo logré responder.
—. Pen-pensé que no ven-vendrías.
Él solo negó con la cabeza, me agarró de la mano y me giró a verlo, lo miré con nerviosismo pero en vez de ver esa sonrisa de unos segundos antes de parte de él lo que ví fue una mirada seria y fría, lo que hizo que se me helara la piel.
—. Tengo algo importante que decirte.
Dijo mirándome a los ojos, algo andaba mal. El clima se había puesto peor, una neblina muy densa empezaba a cubrir el suelo y un viento que helaba mis huesitos. Por instinto me alerté pero era demasiado tarde porque en aquél tenebroso lugar no había ni un alma que pudiera socorrerme en caso de necesitar ayuda, busqué con la mirada un lugar en donde esconderme o escabullirme por si pasaba algo. Mi ropa toda mojada junto con mi mochila que goteaba agua, estaba completamente indefensa en ese momento además de la paliza que me daría mi madre al llegar a casa en ese estado aunque eso no me estaba preocupando mucho, lo que realmente me tenía aterrada era el no poder volver a casa, ¿Qué tal si no volvía a casa?, ¿Qué tal si algo me sucedía?, ¿Qué tal si era mi última vez estando viva?
Pero todos esos pensamientos desaparecieron cuando él se arrodilló ante mí agarrándome de la mano y mirándome a los ojos, estaba sorprendida y nerviosa ante lo que fuera que saliera de los labios de él.
—. Hace mucho tiempo que quería decirte esto y hacerte esto pero nunca lo hice porque temía que tú me hicieras daño.
Dijo agachando su cabeza, estaba tan emocionada, lo único que esperaba que saliera de sus labios era el “¿Quieres ser mi novia?”, pero después de unos segundos no sucedió nada, ni una palabra más. Las cosas se estaban poniendo algo raras o ¿Era yo quien estaba tan desesperada por escuchar aquella declaración?