NovelToon NovelToon
EL LEGADO DE HELENA

EL LEGADO DE HELENA

Status: En proceso
Genre:Traiciones y engaños / Secretos de la alta sociedad / Policial / Escena del crimen / Casos sin resolver
Popularitas:1.2k
Nilai: 5
nombre de autor: maite lucía

En una ciudad donde las apariencias son engañosas, Helena era la mujer perfecta: empresaria y una fiscal exitosa, amiga leal y esposa ejemplar. Pero su trágica muerte despierta un torbellino de secretos ocultos y traiciones. Cuando la policía inicia la investigación, se revela que Helena no era quien decía ser. Bajo su sonrisa impecable, ocultaba amores prohibidos, enemistades en cada esquina y un oscuro plan para desmantelar la empresa familiar de su esposo,o eso parecía.

A medida que el círculo de sospechosos y los investigadores comienzan a armar piezas clave en un juego de intrigas donde las lealtades son puestas a prueba

En un mundo donde nadie dice toda la verdad y todos tienen algo que ocultar, todo lo que parecía una investigación de un asesinato termina desatando una ola de secretos bien guardado que va descubriendo poco a poco.Descubrir quién mató a Helena podría ser más difícil de lo que pensaban.

NovelToon tiene autorización de maite lucía para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 3: Una mujer de muchas caras

La mañana siguiente amaneció gris y lluviosa, como si el cielo mismo estuviera de luto por Helena Valverde. El inspector Montero llegó temprano a la comisaría, encontrándose con Ortiz quien ya había preparado toda la información disponible.

—Fernando Quintero está fuera del país —informó Ortiz—. Supuestamente, un viaje de negocios programado hace semanas. Coincidentemente, partió el día después del asesinato.

—Demasiadas coincidencias en este caso —murmuró Montero, revisando los expedientes—. ¿Y Mendoza?

—Aún no aparece. Hemos emitido una alerta, pero no hay rastro de él. Sin embargo, conseguimos la orden de registro para su apartamento y la galería.

Montero asintió. Las piezas se movían, pero el rompecabezas seguía incompleto. Algo le faltaba, una perspectiva más profunda sobre quién era realmente Helena Valverde.

—Necesitamos entender mejor a nuestra víctima —dijo finalmente—. Helena Valverde, exitosa empresaria, esposa distante, amante apasionada... pero ¿quién era realmente? Alguien la conocía lo suficientemente bien como para saber dónde estaba esa noche, cómo acercarse a ella y ganar su confianza para ofrecerle una copa envenenada.

El registro del apartamento de Ricardo Mendoza resultó revelador. Tras el elegante mobiliario y la apariencia ordenada, encontraron una habitación cerrada con llave que funcionaba como una especie de santuario dedicado a Helena. Fotos de ella por todas partes, algunas claramente tomadas sin su conocimiento, recortes de prensa sobre sus logros empresariales, incluso prendas de ropa y perfume.

—Parece una obsesión enfermiza —comentó Ortiz, examinando las fotografías—. Mucho más que una simple relación de amantes.

—O una fachada muy elaborada —respondió Montero, deteniéndose ante una colección de llaves etiquetadas cuidadosamente—. Mira esto: "H.V. Principal", "H.V. Oficina", "H.V. Casa Playa"... Tenía acceso a todas sus propiedades.

Entre los documentos encontrados, destacaba un informe sobre Helena: rutinas diarias, contactos frecuentes, hábitos, incluso preferencias alimenticias.

—Esto va más allá de una relación amorosa —observó Montero, hojeando el informe r—. Parece... vigilancia profesional.

De regreso a la comisaría, una sorpresa los esperaba. Sofía Torres, una mujer elegante de unos cuarenta años, insistía en hablar con el inspector encargado del caso Valverde.

—Soy la mejor amiga de Helena —explicó una vez en la sala de interrogatorios—. O al menos, eso creía yo hasta hace poco.

—¿A qué se refiere, señora Torres?

Sofía sacó un sobre de su bolso y lo colocó sobre la mesa.

—Recibí esto ayer por correo. Fue enviado por Helena el día antes de su muerte —abrió el sobre y extrajo varias fotografías y documentos—. Parece que no confiaba en que sobreviviría a lo que estaba investigando.

Las fotografías mostraban a Carlos Herrera y Fernando Quintero junto a un hombre que Montero reconoció inmediatamente: Ernesto Valverde, el esposo de Helena.

—¿Su esposo estaba involucrado con ellos? —preguntó, sorprendido.

—Según la carta que Helena me envió, descubrió que su propia empresa estaba siendo utilizada para lavar dinero proveniente de negocios ilícitos de Quintero. Carlos y Ernesto eran sus cómplices.

—Pero Ernesto estaba en Londres...

—¿Lo estaba realmente? —cuestionó Sofía—. Helena menciona en su carta que descubrió que Ernesto había falsificado su viaje. Estaba en la ciudad la noche de su muerte.

Montero procesó esta nueva información. Si era cierta, cambiaba todo el panorama de la investigación.

—¿Por qué esperar hasta ahora para traer esto, señora Torres?

El rostro de Sofía se contrajo en una mueca de dolor.

—Estuve fuera de la ciudad hasta ayer. Cuando regresé y supe lo de Helena... —hizo una pausa—. Además, en su carta me pedía esperar tres días antes de hacer algo con esta información. Creo que planeaba confrontarlos y resolver la situación ella misma.

Tras despedir a Sofía, Montero ordenó verificar inmediatamente la coartada de Ernesto Valverde. Si había falsificado su viaje a Londres, debían encontrar pruebas.

La verificación no tardó en dar resultados. Ernesto Valverde había tomado efectivamente un vuelo a Londres, pero según los registros migratorios, había regresado en un vuelo privado el día antes del asesinato, un detalle que convenientemente había omitido mencionar.

—Tráiganlo —ordenó Montero, cada vez más convencido de que se acercaban a la verdad.

Mientras esperaban, recibieron otra pieza del rompecabezas. El análisis del Mercedes abandonado había revelado restos de ADN pertenecientes a Ricardo Mendoza en el asiento del conductor, además de fibras textiles coincidentes con la ropa que Helena vestía la noche de su muerte.

—Mendoza condujo ese coche, y Helena estuvo dentro —concluyó Montero—. Pero el vehículo pertenece a Carlos Herrera. ¿Qué conexión hay entre ellos?

La respuesta llegó de forma inesperada. Daniel Ortiz entró precipitadamente a la oficina, sosteniendo un expediente.

—Inspector, revisando los antecedentes de Ricardo Mendoza, encontramos algo. Su verdadero nombre es Ricardo Herrera Mendoza. Es el primo de Carlos Herrera, aunque utilizó solo el apellido materno para su identidad como galerista.

—¿Primos? —Montero se incorporó, sintiendo que las piezas finalmente encajaban—. Todo quedaba en familia. Carlos y Ricardo trabajan juntos. Uno desde dentro de la empresa, otro ganándose la confianza personal de Helena. Ambos en coordinación con Ernesto y posiblemente Quintero

.

El interrogatorio a Ernesto Valverde fue tenso desde el primer momento. Confrontado con la evidencia de su regreso secreto a la ciudad, su semblante cambió del dolor a la fría calculación.

—No maté a mi esposa, inspector —declaró con una calma perturbadora—. Es cierto que regresé antes de lo previsto, pero fue para reunirme con socios de negocios. Nada ilegal.

—¿Esos socios incluyen a Fernando Quintero? ¿O a Carlos Herrera? ¿O quizás a su primo, Ricardo?

La sorpresa en el rostro de Ernesto fue momentánea pero reveladora.

—No sé de qué habla —respondió, recuperando la compostura—. Conozco a Carlos como socio de Helena, nada más. A Quintero lo he visto en eventos sociales, como mucho.

—Tenemos pruebas de transferencias millonarias desde empresas de Quintero a cuentas controladas por usted y Carlos Herrera —mintió Montero, observando atentamente su reacción—. Y sabemos que Ricardo Mendoza, o debería decir Ricardo Herrera, es primo de Carlos y trabajaba para ustedes vigilando a Helena.

El silencio de Ernesto fue más elocuente que cualquier confesión.

—Quiero a mi abogado —dijo finalmente.

Mientras Ernesto hacía su llamada, Montero recibió un aviso urgente. Habían localizado a Ricardo Mendoza, o al menos su vehículo, abandonado cerca del aeropuerto. En su interior, manchas de sangre en el asiento del conductor.

—Análisis preliminar indica que la sangre podría ser de Ricardo —informó Ortiz—. Parece que alguien está eliminando cabos sueltos.

La investigación de Helena Valverde revelaba a una mujer muy distinta de la imagen pública que proyectaba. No era solo la empresaria exitosa, la esposa trofeo o la amante apasionada. Era una mujer astuta que había descubierto una operación criminal utilizando su propia empresa, y estaba dispuesta a enfrentarse a los responsables, incluso si uno de ellos era su propio esposo.

Revisando nuevamente las evidencias en su oficina, Montero encontró algo que habían pasado por alto: entre los documentos recuperados de la caja fuerte de Helena, había registros de una propiedad en las afueras de la ciudad, a nombre de una empresa fantasma.

—Esta dirección no figura en ninguna de nuestras listas de propiedades conocidas de Helena —observó, mostrándosela a Ortiz—. Podría ser un lugar seguro, donde guardaba más pruebas o donde planeaba esconderse.

La decisión fue inmediata. Debían investigar esa propiedad antes de que alguien más lo hiciera.

La casa, situada en una zona boscosa y aislada, parecía abandonada a primera vista. Sin embargo, el polvo sobre el camino de acceso mostraba huellas recientes de neumáticos.

—Alguien ha estado aquí —murmuró Montero mientras se acercaban con cautela.

El interior de la casa era austero pero funcional. Un lugar diseñado no para vivir cómodamente, sino para ocultarse o trabajar en secreto. En la mesa del comedor encontraron una laptop y varios archivos esparcidos, como si alguien hubiera salido precipitadamente.

—Parece que encontramos el verdadero centro de operaciones de Helena —dijo Ortiz, examinando los documentos—. Hay registros detallados de movimientos financieros, fotografías de reuniones secretas, incluso grabaciones...

Montero se acercó a la laptop y la encendió. La pantalla se iluminó mostrando archivos cuidadosamente etiquetados: "Quintero", "Lavado de dinero", "Ernesto", "Carlos", "Ricardo"... y uno especialmente intrigante: "Mi verdadera identidad".

Abrió este último archivo y se encontró con una revelación que cambiaba completamente su comprensión del caso. Helena Valverde no era quien todos creían. Su verdadero nombre era Elena Quintero, hermana menor de Fernando Quintero, presumida muerta en un accidente años atrás.

—Helena no solo estaba investigando una red criminal —murmuró Montero, asombrado—. Estaba exponiendo a su propia familia, buscando venganza por algo que le hicieron en el pasado.

El sonido de un vehículo aproximándose los alertó. A través de la ventana, Montero vio un auto negro deteniéndose frente a la casa.

—Parece que no somos los únicos interesados en los secretos de Helena Valverde —dijo, desenfundando su arma—. O debería decir, Elena Quintero.

La verdadera identidad de la víctima revelaba una dimensión completamente nueva del caso. Helena no era solo una víctima; había sido una mujer jugando un peligroso juego de venganza y justicia, creando una nueva identidad para infiltrarse en los negocios de quienes le habían hecho daño.

Y ahora, mientras observaban por la ventana al hombre que se aproximaba a la puerta, Montero sabía que estaban a punto de enfrentarse a otra pieza del rompecabezas en este caso cada vez más complejo.

1
Michica Omegavers
espero que le guste
Silvia Barreto
hermosa istoria
Fina
actualiza mija que esto es un enrredo total , elena amo a todo 🤣🤣🤣🤣
Michica Omegavers: Helena es casi inmortal más a delante lo vas a dar cuentas tal vez no hemos llegado allí todavía mi querida Helena era bisexual.espero que sea de su agrado Helena es una cajita de sorpresas 😃
Michica Omegavers: falta más jajaja
total 2 replies
Fina
no puedo con tanto , 🤣🤣🤣🤣
Michica Omegavers
muchas gracias 😊 voy a seguir subiendo más capítulos
Hector Figueroa
Está bien interesante esta historia del asesinato de Helena
Michica Omegavers
No lo puedo encontrar
Lee la mia/Smile/
Michica Omegavers: esta bien
total 1 replies
Es interesante
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play