Janet tiene un futuro prometedor, pero su padre la fastidia a que ya debe casarse. Como ella se niega rotundamente, la obliga a aceptar un trabajo en la ciudad. Así es como termina cuidando de un hombre ciego llamado Nicolás. Este hombre es hijo de un mafioso.
Será que, el haber ido en contra de los deseos de su familia, ¿Podría significar el inicio de su felicidad?
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...Esta es una historia de ficción romántica dramática desarrollada desde la perspectiva imaginaria del autor, cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia de que la ficción también revela verdades. ...
...🌻🌻🌻...
...DEDICATORIA...
...Para todos los que aun creemos en el romance antiguo....
...Para aquellos que aún no tenemos nuestro romance dramático televisivo....
...Para mi yo del 2014 que comenzó a publicar webnovelas....
...Para Angie, la mejor madre y amiga del mundo. ...
...Para ti, que lees estas líneas, este libro te pertenece....
...¡Te quiero mucho!...
...🌻🌻🌻...
...ÉL...
—¿Cómo te fue en la graduación? —La voz de mi padre suena un poco ronca.
—Estuvo bien. Me toco entregar el reconocimiento a la alumna más destacada de la generación.
Me acerque a su cama, papá estaba reposando a causa de su recuperación.
—¿Cómo se llama la muchacha?
—Janet. Su nombre es Janet y es muy hermosa.
Papá tenía una sonrisa pícara en el rostro. Supe el significado de su semblante.
—¿Capturo tu atención?
—La verdad sí.
Ver sonreír a mi padre era una buena señal.
—Y eso que no querías suplirme. ¡Qué bueno que te envíe en mi lugar!
—Pues sí. Qué bueno que me enviaste.
—¿Le diste algún presente por su graduación?
—No. No se me ocurrió.
Papá pareció desilusionado.
—Conozco a la chica. Es hija de uno de mis alfiles.
—¿Sabes dónde vive?
—¿Le llevaras un presente por su graduación?
—¿Qué podría llevarle?
Papá empezó a toser, le dio un ataque y le pase un trozo de papel. Después de algunos segundos, se estabilizo.
—Llévale unas flores. En el centro del pueblo hay una florería. Compra claveles, tu madre solía decir que a casi todas las mujeres los claveles las hacen sentir soñadas.
¿Eso era verdad?
—Está bien, me parece buena la idea.
La sonrisa de ella me había cautivado muchísimo, sus ojos no podían borrarse de mi mente y era notorio que, en mi interior, Janet me había flechado de una forma simple. ¡Bonita señorita!
—Me da gusto saber que conociste a Janet. Después de todo, creo que fue una buena elección haberte enviado en mi lugar.
Sonreí.
—Y eso que yo no quería ir a cubrirte. La directora te manda muchos saludos.
Porque a pesar de ser narcotraficantes, papá solía apoyar muchísimo a los estudiantes de este lugar.
—Si no hubieses ido a suplirme, te hubieses perdido la oportunidad de conocer a esa muchacha.
Él tenía razón.
—Bueno, ahora iré a comprarle un presente. ¡Es una lástima que yo tenga que volver a la ciudad en un rato!
No me tomo mucho tiempo llegar a la florería. Había diferentes tipos de adornos y un hombre se encargaba de cortar los tallos de unas rosas blancas.
—¡Hola! Buena tarde.
—Buena tarde joven. ¿En qué puedo ayudarte?
—Busco flores.
—¿Alguna ocasión en especial?
—Son para regalar.
—¿A tu novia? —El señor estaba siendo un poco chismoso.
—No. Bueno, no. Son para una señorita que se acaba de graduar.
El florista corto un tallo con una navaja muy afilada, acomodo la rosa sobre el montón de flores que estaba sobre la mesa.
—Tengo estas —hizo seña para que viera la variedad de flores disponibles.
Alguien nos interrumpió.
—Beto, ya vine por mi encargo. ¿Está listo el ramo que te pedí? —Una señora mayor llego a la florería.
—Buenas tardes doña Mari. Sí, ya están listos sus claveles. Permítame tantito joven —dijo el florista.
La señora parecía muy despreocupada y cuando hizo contacto visual conmigo, no pude evitar sonreírle.
—¿Puedo preguntarle algo? —Me anime a ser curioso.
—Claro hijo.
—¿Por qué eligió llevar claveles? —Recordé lo que papá me dijo, de que a todas las mujeres les gustan los claveles. Solo quería confirmarlo.
—Lo que pasa es que a mi nieta le gustan los claveles y hoy se graduó.
Me sorprendió mucho lo que me dijo.
—¡Muchas felicidades!
—Gracias hijo. ¿Tú también le llevaras flores a algún graduado? —Preguntó ella.
—Sí. Bueno, me estoy animando. Pensaba llevarle flores a una señorita que se llama Janet. ¿La conoce?
