-Bueno, ya sabemos el origen de la piedra -dice Liam-. ¿Ahora como salimos de aquí?, la única entrada que vi es por donde me caí pero está como difícil subir por ahí.
-Nada es difícil con nuestros poderes.
Caminamos por el angosto sendero y nos dirigimos al hoyo por donde bajamos. Admiro por última vez la cueva, a parte de que es súper hermosa se siente un aire de paz, de armonía, es muy relajante.
Me adelanto y entro al hoyo, con mi poder de tierra hago pequeños escalones para facilitarnos la subida. Voy lento porque todavía no he aprendido perfectamente a controlarlos pero tan sólo con ver que puedo hacerlo me siento orgullosa.
Liam me sigue sin apresurarme, lo que es bueno porque estoy con los nervios a flor de piel que cualquier cosa me puede hacer estallar.
Siento una delicada brisa y veo unos pequeños rayos de luz, y sé que pronto llegaremos a la cima, no me equivoco y en unos cuantos segundos salgo al bosque, enseguida sale Liam y camuflados el hoyo para que nadie pueda encontrar la entrada de la misteriosa cueva.
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Esta ha sido la experiencia más loca de mi corta vida y eso que ya hemos vivido cosas irreales, como descubrir lo de nuestros poderes, lo del día que me descontrolé en la fiesta. En fin, el primer puesto se lo lleva sin duda ver con nuestros propios ojos algo que pasó hace miles de años, fue muy impresionante. Si Lia no lo hubiera visto pensaría que estoy completamente loco pero como no es el caso, a menos que los dos lo estemos.
Salimos fácil del bosque ya que conozco esta parte y tampoco hay mucha perdida, no es muy grande. Vamos donde está el carro y le propongo ir a tomar algo o comer un helado para hablar relajadamente de todo lo que pasó. Me dice que mejor el helado porque estaba haciendo calor.
Arranco el carro y decido ir a La Glace, ahí venden helados muy ricos y solo está como a 23 minutos. Llegamos y el lugar está un poco lleno, veo una mesa desocupada y vamos enseguida.
Espero que Lia pida y decido elegir lo mismo, un cono de helado con vainilla y chocolate. Mientras esperábamos nuestra pedido quedamos en un incómodo silencio y decido romperlo.
-Bueno, es tiempo de que hablemos de todo lo que pasó, ¿no te parece?.
-Si, es que todavía estoy procesando lo que vimos, fue algo tan irreal, tan fantasioso -expresa Lia perpleja.
-Así es, fue una aventura inesperada. Pero analicemos la situación con cabeza fría, cuando tocamos la pared logramos ver lo que mostraban los dibujos pero en vivo y en directo, lo de Adán y Eva y el diluvio, y eso pasó hace mucho tiempo. Lo principal que podemos sacar de lo que vimos es como se formó la piedra elemental y la negra.
-Y si todo esto tiene que ver con Dios entonces él fue quien permitió que viéramos eso para mostrarnos como creó la piedra, el origen de nuestros poderes.
-Tienes razón. Así que Noé y su descendencia protegió todo estos años la piedra hasta que nuestros padres y sus amigos la encontraron -le recuerdo lo que descubrimos en la oficina de sus papás.
-Si. Oye en las carpetas que hay en el cuarto secreto no mencionan nada de la piedra negra.
-Seguro que sólo encontraron la piedra elemental, quién sabe donde estará la otra. Si esa piedra nos dio poderes no me imagino que puede dar la otra que está echa con la maldad de la gente.
-Nada bueno debe dar -expone Lia y llega nuestra orden.
Mientra comemos el sabroso helado no decimos ni una palabra. De repente se me viene un pensamiento que ya lleva días rondándome la mente y no aguanto más y se lo digo.
-Que será lo que les pasó a nuestros padres para que no estén con nosotros. Porqué razón nos están criando otras personas y no ellos.
-También he pensado en eso y no se me ocurre nada. Las personas que deben saberlo es tu mamá y mis papás pero ni modo preguntarles, no confiamos en ellos y no sabemos si nos dirán la verdad.
Terminamos el helado y voy a pagar. Lia no quería que le pagara el helado pero luego recordó que no llevaba dinero encima y me dejó hacerlo con la condición de que la próxima ella invitaba.
Le abro la puerta del carro y me dirijo a su casa.
-Recuerdas cuando Dios le dijo a Noé de una profecía, ¿como decía? -me pregunta Lia.
-Pues más o menos me acuerdo, empieza: la descendencia de la piedra elemental luchará contra el mal. Hasta ahí me lo sé.
-Yo recuerdo algo de lo que sigue pero las palabras se me embolatan, creo que sigue así: dos almas se separarán por el bien de la humanidad y alguien podrá cambiar el trágico final.
-Me parece que no es dos almas se separarán sino que se unirán. Y no es alguien podrá cambiar sino que es nada cambiará.
-Ah si, así es. Entonces queda como: la descendencia de la piedra elemental luchará contra el mal, dos almas se unirán por el bien de la humanidad y nada cambiará el trágico final.
-Si, así esta bien. No sé, pero siento que habla de nosotros -expongo dudoso.
-Pensé que era la única que pensaba eso. Me dije a mi misma que unas palabras que dijeron hace miles de años no se puede referir a nosotros pero es lo que siento y creo.
-Si, debemos analizar esas palabras con más profundidad aunque será en otra ocasión, ya llegamos.
Aparco afuera de su casa y espero a que se desabroche el cinturón. Sale del carro y da unos cuantos paso hasta que recuerdo algo importante y salgo le agarro la mano.
-Oye, ahora que hablamos de la profecía y de todas esas cosas extrañas, me acordé que cada año en el mismo mes, el mismo día y a la misma hora tengo una pesadilla y analizándolo bien creo tu apareces ahí -le cuento y me queda viendo boquiabierta.
-¡¿Como es eso posible?!. Yo también sueño con una pesadilla que se repite cada año. Entonces eso tiene que ver con nuestros poderes y la piedra elemental, seguro que soñamos lo mismo por nuestra conexión sobrenatural y sanguínea.
-¡¿Qué dijiste Lia?! -grita alguien y nos volteamos.
Oh, oh.
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