Maxi
Como no recordar esos tatuajes; donde ese hijo de perra de Luke. Marca a sus mujeres como propiedad suya. Por supuesto, que así sea obligada, quitaré eso de la hermosa piel de mi gata.
— Vamos, preciosa. Tengo trabajo que hacer — Me incorporé, seguidamente ella hace la misma acción, después de pasar varios minutos en completo silencio.
— Yo, debo ir contigo — Confirmó. Asentí levemente y la ayude a bajar de la mesa. ¡Joder, que cuerpo!, sacudo la cabeza para quitarme las ganas de volver a tomarla ahí mismo.
— Si, preciosa. Te llevaré a que conozcas los negocios de tu esposo — Agarré la ropa del suelo y se la pasé.
— Oh, que serán. Que intriga — Dijo sarcástica, con una sonrisa de lado en sus labios. La tome de la barbilla y pegándola a mis labios susurré:
— Me estás provocando, gata — Deje una lamida en sus labios. Para luego adueñarme de ellos—. Pero no tengo tiempo. Vamos.
Ordene soltandola para vestirme al igual que ella.
— Me iré a cambiar, ya vuelvo — Dijo caminando hacia el marco que divide el comedor de la sala—. Quedé con hambre, prepárame algo delicioso. Tanto como tu.
— No hay tiempo, preciosa. Luego comerás — Hizo una mueca dando media vuelta para ir a la habitación.
Bajo con un vestido rojo acentuado a sus curvas, la tome de las caderas y caminamos hacía la salida.
— Mario, que tengan listo un desayuno en mi oficina — Ordene, este asintió e hizo una llamada. Dina, se sentó a mi lado en el auto; con una mano agarré su muslo mientras hablaba con Alek, sobre la mercancía que debía llegar en pocas horas.
Al llegar al puerto; entramos a las bodegas. Deje a Dina en la oficina para que comiera algo. Baje y el encargado de la mercancía apareció con una cara de pocos amigos.
— Maximiliano, voy renunciar si sigues explotando mi cuerpo de esa manera, llevo dos semanas sin ir a mi casa y mi mujer, piensa que tengo otra.
— No creí que tuvieras mujer, en fin. A lo mejor y tiene un hombre de verdad en su cama. Cambiando de tema, Alek; estará en unas horas y no nos podemos ir, que tus chicos me dejen una bodega del lado oeste vacía para lo que va a llegar.
— Como dices tales cosas. Mi mujer, jamás estaría con otro — Enarco una ceja y le doy una mirada desinteresada—. Bueno, bueno. Los pondré a trabajar, que humor.
— Oye Maxi, no piensas comer algo. Cariño. — Llegó Dina contoneando sus caderas, Albert le dio una mirada de pies a cabeza. Para luego relamer sus labios.
— Que mierda sigues haciendo acá, ve a trabajar — Este despegó la mirada rápidamente de ella, y se fue sin decir nada más—. Hubiese sido mejor, que te quedarás con ese pantalón.
— ¡Qué imbécil, Maximiliano. Tu mismo me dijiste que me cambiará por un vestido! — Exclamó dejando el plato de comida en mis manos. Dio media vuelta y se perdió por el muelle.
— ¿Algún problema, Maxi? — Inquirió Remi burlón a mis espaldas. Me gire para verlo; en sus labios siempre esa sonrisa de superioridad.
— Ya que preguntas, sí. Ve a cocinar, encargaron una merca grande y necesito de tus manos — Dije serio. Frunció el ceño y sonreí levemente.
— No soy tu peón, Maxi.
— Ya deja de preguntar estupideces. Y ve a trabajar.
— Y una mierda, Maximiliano.
— Debes ir a ensuciar tus manos, si quieres seguir con tus lujos y putas de mierda.
Enarcó una ceja, apretando con fuerza la mandíbula. En cuanto iba a refutar mi madre apareció.
— Porque pelean, se supone que son hermanos. Siempre es la misma mierda con ustedes dos, nunca dejarán de ser niños, ¿Verdad? — Llegó dándonos un beso en la mejilla a cada uno.
— No voy a cocinar, eso no es lo mío — Se quejó, Remi.
— Lo siento cariño. Pero debes hacerlo. Acá todos nos tenemos que ensuciar las manos un poco. Recuerda que de eso vivimos.
— Como sea — Con cara de pocos amigos se perdió por el muelle. Para ir a las cocinas en el barco.
— ¿Algo que decirme, Maxi? —Preguntó ella, con una media sonrisa.
— Nada interesante, madre. Todo lo mismo, iré a ver que Remi no la vaya a cagar.
— Él sabe lo que hace, Maxi. Sabes que sólo lo hace para molestarte, siempre ha sido así.
— Cuando va a madurar, ya no es un niño.
— Bueno, vine por otras cosas, no hablar de esto. ¿Dónde está? — Sus ojos grises brillaron intensamente.
— ¿Dónde está, quien?
— Enserio Maxi, aún me pregunto a quien saliste así de serio y poco hablador.
— Supongo que a ustedes, no. Algo más madre, bastante trabajo y poca acción.
— ¡Ya, Maximiliano. Mierda que genio de los mil demonios!.
Y aún me pregunta a quien salí, obviamente a ella. Que es el diablo encarnado en persona. Estaba a punto de hablar, cuando el radio empezó a sonar.
— Camioneta negra entró a territorio prohibido, atravesando el anillo tres
—Pero que mierda, como putas dejan pasar una camioneta no autorizada. Saben que hoy es día de cargue, y todo el puerto se cierra.
—No se sabe como logró pasar, señor.
—Bien.
Agarré el arma y salí por el muelle en búsqueda de Dina, quien charlaba con Remi, apoyada en el barco mientras este empaquetaba sin problema. Hice señas a los hombres y estos de inmediato ocuparon sus lugares. Remi agarró a Dina por el brazo, para traerla conmigo.
— ¿Qué sucede? — Dijo ella llegando a nuestro lado, le dio una mirada fugaz a mi madre para después verme a los ojos.
— Hablaremos luego, preciosa — Inquirió mi madre, Dina frunció el ceño viéndola con extrañeza. Cuando estaba a punto de.volver hablar; la camioneta freno en seco, todos apuntaron a ella y como si nada el hermano de Darren bajo de ella. Agarré a Dina fuerte y está se tenso en cuanto lo vio.
— ¡Dame a la perra y no pasará nada! —Espetó el hombre cruzandose de brazos, con la mirada fija en Dina. Ella me apretó fuerte el brazo, sonreí con malicía y con mi postura neutra hable:
— Y te atreves a decirlo en mi territorio — El hombre fija su atención en mi—. Ella es mi esposa.
El hombre estalló en risas, y toda mi sangre subió a la cabeza.
— ¡Es una puta, que mierda esperas de ella. Y me importa una mierda quien sea, la mataré! —Sacó su arma y apunto directamente a Dina.
Todos empuñaron sus armas incluyéndome, los hombres de Carlo, hicieron la misma acción. No voy a dejar que le hagan nada a mi mujer, ella ahora es mía.
Hola, bellezas. He estado algo ocupada y por ello, casi no he tenido tiempo de escribir. En cuanto tenga algo de tiempo libre. Subiré más de dos capítulos. ¡Bendiciones, y les envío un fuerte abrazo!.
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Comments
Anna carmo
ay vengo de leer la Reyna y 😔😭 y me duele alek 😪
2024-10-12
0
Gloria Farfan Vallejos
maldito desgraciado espero que mueras
2024-03-30
2
Maris Benitez
Apareció el primero,a reclamarla ,🙄🙄🙄🙄🙄🙄🙄🙄🙄🫣🫣🫣🫣🫣🫣🫣🫣🫣🤔🤔🤔🤔🤔🤔🤔🤔🤔
2023-11-15
9