Capítulo 11.

Dina

Todo su cuerpo está encima del mío, dejándome inmóvil debajo suyo, sus labios no dejan de devorar los míos con ansiedad y frenesí. Hasta que un incómodo carraspeo nos hace separar, giramos los rostros a la par, encontrándonos con María, quien tiene una sonrisa llena de malicía en sus labios.

— No quise interrumpir, solo vine a recoger...

— Luego lo haces — Le corta fríamente el hombre, que aún no se ha bajado de encima mío, del todo no puedo sentir vergüenza, a decir verdad quiero que María se vaya; para que continuemos con lo nuestro. Mal, muy mal. Pero es lo que quiero, que me tomé en esta mesa tan grande.

La mujer asiente con picardía en su rostro y se retira de inmediato, Maxi vuelve a mirarme y su sonrisa es de pura satisfacción, me presiona su duro miembro en mi vientre y no puedo evitar soltar un pequeño gemido.

— Porque mierda te pusiste este molesto pantalón — Se baja de la mesa, me agarra del borde del tiro y me lo jala hacia abajo lentamente, viendo mi cuerpo con deseo contenido—. Mi esposa tiene que usar vestido. Nena, para que todo sea más fácil.

— Bueno, eso es cierto, hasta cierto punto. Porque si yo no quiero que me hagas nada, simplemente no pasará, en cambio hoy estoy de buen humor, así que, ¿Qué esperas, papasito?— Sonríe ladino, con prepotencia y el egocentrismo bien en los cielos.

— Gata, estas urgida al parecer — Lo miro enarcando una ceja, me baja las bragas y desliza sus dedos por mis pliegues, provocando espasmos en mi interior—. Ya estás lista para mí.

¡Condenado, sabe que sí!, y aún tiene el descaro de burlarse de mi.

Sigue tocando tan suave, apenas sus dedos rozan de arriba hacia abajo, con calma y lentitud, mientras con su otra mano, desabrocha sus pantalones. Se sube en la mesa en cuanto cae todo al suelo, quedando desnudo de la cintura hacia abajo. Frunzo el ceño, yo quiero ver esos enormes pectorales que tiene.

— Esto también estorba — Empiezo a quitar botón por botón de su camisa negra. Que aunque le queda como un guante, me fascina ver cada cuadro de esa chocolatina, levemente bronceada.

Abro su camisa, y tocó su torso con mis manos pasándolas de arriba hacia abajo, deleitando mi vista con esos músculos, sus tatuajes me encantan, cada uno de ellos me trae loca, más el águila que tiene en su pecho el cual alcanza a cubrir su cuello un poco.

Se sienta con sus piernas abiertas encima mío, apoyándose de sus rodillas en la mesa. Su miembro endurecido me inicita a tocarlo. Daré un gran paso si logró hacerlo, bajo mi mano por su marcada V, hasta posicionarla alrededor, lo envuelvo con mi palma y empiezo los movimientos de arriba hacia abajo, este se estremece cada que voy aumentando el ritmo, veo su azulada mirada, que está perforando la mía, sus dedos acarician mi clítoris con rapidez, haciéndolo justo en ese punto sensible, donde la electricidad se expande por todo el cuerpo. Mi mano se moja de sus fluidos preseminales, con el febril movimiento que hago.

— ¡Ah!... Dina — Murmuró jadeando, mis piernas tiemblan y presiento que estoy a punto de venirme pero quitó sus dedos, dejándome necesitada de más—. Aún no, mi hermosa gata.

Sonreí, aparte la mano de su miembro y empezó a recorrer con sus labios mi cuerpo, cada beso que iba dejando en mi piel, me hace olvidar de todo, terminó de quitar mi blusa y sostén para quedar desnuda. Luego de agonizar en su boca, la cual beso cada parte de mi anatomía. Me abrió de piernas, posicionadose entre ellas, envuelve sus brazos por mi cintura y jalandome hacia él, me penetro suavemente, un fuerte gemido salió de nuestras bocas, al sentir nuestros cuerpos fundirse en uno solo.

— ¡Mierda! — Gruñó él, tomando mi cuerpo con lentas y profundas estocadas, salió y entro con calma, llegando hasta lo mas adentro de mis entrañas. Sintiendo su buen tamaño, y descontrolando mi corazón a más no poder, bajo su boca a mis senos mientras arqueé la espalda apoyando la cabeza en la mesa, y dándole acceso a mi piel, arremete un poco más fuerte, haciendo más fricción y lamiendo mi pezón derecho—. Sabes tan bien.

Suelto un grito cuando muerde mi pezón con algo de fuerza, pero jodidamente me encanta, me alza de la cintura y por instinto enlazo mis brazos en su cuello, sentados en la gran mesa, arriba de él, empiezo a mover mis caderas de adelante hacia atrás, haciendo círculos lentamente, logrando que ahora sea él quien agoniza bajo mi poder. Besa mi cuello en lo que aumentamos de velocidad al mismo tiempo. La mesa se mueve a la par con nosotros, haciéndola rechinar en cada movimiento rápido.

— Levantate — Ordena, me hago a un lado y me bajo de la mesa, seguidamente hace la misma acción, me toma de los brazos echándolos hacia atrás a mi espalda, me baja el tronco hasta que mi mejilla toca la mesa, con una mano me sostiene de las muñecas y con la otra, posiciona su miembro en mi entrada. Las embestidas son más rápidas y profundas, me suelta de las muñecas, y colocando sus manos en mi espalda baja, me ayuda con los movimientos de adelante hacia atrás, con rapidez, fuertemente chocando entre sí, exigiendo más, y llevando un ritmo de estocadas precisas. Se aferra de mis caderas y haciendo círculos sin salir mi vientre empieza a contraerse. Me agarra del cabello y levanta mi cabeza girando mi rostro para que vea el suyo, nuestros ojos se conectan, justo como nuestros cuerpos lo hacen, gimo fuerte para él, con cada arremetida que da, se acerca y besando mis labios disminuye la velocidad,

— Eres preciosa, nena. Me fascinas— Murmuró en mi boca y de fuertes y rápidas estocadas más, llegamos juntos a nuestro clímax. Dejando todo en mi interior, hundiéndose fuerte en mi, sin querer salirse.

Aún estando dentro. vuelve adueñarse de mi boca, robando el poco aire que hay en mis pulmones. Si, él será mi cura para todo ese pasado que aún me sigue atormentando cada noche en la penumbra de mi habitación.

— Que vergüenza con los empleados escuchado nuestros gritos—Digo con una sonrisa, su pecho vibra en mi espalda, saliendo una risa ronca.

— Me vale mierda — Susurra en mi nuca, ruedo los ojos y por fin sale de mi. Me acuesto en la mesa de espalda recuperando el aire, mientras él masajea mi cintura mirándome extraño, e inclinando su cuerpo hacia mí para volver a besarme—. Que rico desayuno el que acabó de comerme.

Murmura entre besos y río por ello.

—En realidad yo te comí a ti, guapo — Ríe, y se tumba a mi lado. Para quedar en silencio por un rato, pensando en todo y nada a la vez.

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Comments

Samyy Calderon

Samyy Calderon

jajaja q horror los empleados 😅porno gratis en el trabajo

2024-05-22

0

Tania Solsol Rengifo

Tania Solsol Rengifo

que bien

2024-02-15

5

Magdalena Parada

Magdalena Parada

cual es el trauma cuando la toca bruscamente xq ahora tuvieron sexo sin problemas

2023-11-27

4

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