Capítulo 5.

Maxi

Salgo de la bodega hacia el casino para solucionar uno de los inconvenientes de hace unos días. Emily ha estado demasiado ocupada con sus nuevos tratos que me ha tocado trabajar más duro, no la culpó, al igual empezó desde muy joven a manejar el negocio de mis padres. Al entrar al lugar que está lleno de gente. Subo directo a mi oficina donde uno de mis clientes me espera.

— Señor Lombardi, que bueno que pudo venir. En el puerto de Asia, hubo unos inconvenientes y la policía incauto toda la mercancía.

Informa nervioso, detengo mis pasos, me giró hacia él, que está sentado en una de las sillas.

— ¿Inconvenientes?, o hay un sapo que informó de mi merca — Afirmo, pasea sus ojos de un lado a otro, resoplo molesto—. William encargate de eso, y vuelve con toda mi droga. ¿Entendido?.

Asiente rápidamente.

— Si señor ya mismo — Se despide y se marcha de inmediato. Me sirvo una copa de whisky. Cuando la llevó a mis labios el teléfono empieza a sonar. Al sacarlo es un mensaje

"Te estoy esperando, lindo. No demores mucho"'

¡Mierda!, salgo del casino a paso rápido, conduzco en mi auto a toda velocidad hasta llegar a la mansión. Al entrar por las puertas Dina esta sentada en una de las sillas con una sonrisa de lado y expresión fría. La chica que había llamado para tener sexo, esta frente a ella dándome la espalda.

— Mi esposo ya llegó, los dejo, linda dale una buena noche a ese precoz hombre —Dice levantándose de la silla y mirándome fijamente. Sonrío, me acerco hasta quedar parado frente a ella.

— ¿Precoz?...

— Precoz, polla pequeña, flacida, sin forma, curvada...

— Cállate— Aseveró tomándola de la nuca, sonríe con sorna y viaja su vista a la chica que está a nuestro lado.

— ¿Necesitas que haga una descripción más exhaustiva? —Inquirió con sequedad, la sujeto más fuerte y la pego hasta qué quedamos a centímetros de rozar nuestros labios.

—¡Lárgate!— Espetó furioso, escucho como las tacones se alejan, Dina me mira a los ojos con burla—. La gata salió exigente para coger.

Pero no debes estar celosa. Recuerda que eres mi esposa, y te respetaré.

— ¡Oh!, no estoy celosa, puedes cogerte a la que sea Maxi, pero que mal de parte de mi esposo traer una puta la noche de bodas.

Su desafiante mirada y manera de hablar me hace perder la cabeza, y eso que sólo llevamos un día de conocernos. Pero si la gata quiere jugar con fuego, le daré todas mis llamas, al fin de cuentas el agua no le gusta a los gatos.

— No soy dado a estar con una sola mujer linda, sólo contigo haré excepción...

La pegué a mis labios, abrió la boca dándome acceso a su lengua y cuando creí que la tenía me sorprendió, de un ágil movimiento me sacó el arma de detrás del pantalón, apuntado en mi miembro. La separe brusco y me apunto a la cabeza.

— Te dejaré en claro Maximiliano, lo que ocurrió unas horas antes no volver a pasar, si no quieres quedarte sin descendencia, es mejor que mantengamos las cosas a raya. Tú por tu lado, y yo por el mío. Lo único que nos une es un papel firmado.

Espetó con rabia, sonreí para mis adentros, me gustan los retos y ella es uno muy grande, me sorprende que una chica que a simple vista parece asustada, sea tan ruda como lo es en realidad. Y extrañamente me encanta, porque de cierto modo es como yo.

— No te alteres linda, estaré a raya contigo — Quita el seguro, veo cómo sujeta el arma con destreza, como si antes lo hubiera echó ya—. Eres intrigante Dina. ¿Donde aprendiste a usar un arma?.

Mi pregunta la desconcierta un poco. Sin bajar el arma me siento en un sillón, sacó un cigarrillo y lo enciendo a espera de si respuesta.

— Eso no importa, sólo no te cruces más en mi camino —Baja el arma y la guarda en medio de sus senos—. Me la quedaré. Ya sabes, nunca se sabe.

Da media vuelta y se va escaleras arriba, doy caladas largas, viendo su silueta moverse, mi vista se enfoca en su espalda donde un tatuaje de flor con calavera y espinas en su alrededor me llama la atención, pero no recuerdo a quien se lo he visto antes.

Me levantó y camino hacía el cuarto de seguridad. Mis hombres se levantan de inmediato.

— Quiero saber todo de Dina, y lo necesito para mañana a primera hora — Asienten y salgo a mi habitación. Paso por su puerta, la cual solo se escucha silencio. Sigo de largo hasta llegar a la mía.

Me despojo de todo y me tumbó en la cama, cierro los ojos cansado. Y su olor me envuelve, lo apretada que sentía cuando la tomé. Lo bien que movió sus caderas cuando tomó el control, sus gemidos y como sus pechos subían y bajaban.

Pero lo que no puedo sacar de mi mente es aquella mirada vacía, que al verme puedo notar un leve brillo de tristeza. Frunzo el ceño, ¿Qué demonios estoy pensando?, porque de repente siento la necesidad de saber realmente de ella. Lo que fue antes en su vida y el porqué terminó en un club privado bailando. Más en manos de un hijo de perra como Darren. ¿Su mujer?, no. Ahora es mía y la gata lo entenderá.

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