A los Dioses, espero que me escuchen. Dioses, oigan mis plegarias, escuchen mi petición. Por favor, que se encuentre justicia por mí. Que el ser maligno que me usó a su conveniencia caiga en una horrible condena de dolor y agonía. Por favor, Dioses... que la muerte de mi padre y mi hermano no sea en vano.
Por favor... escuchen mi plegaria.
Abro mis párpados, mis mejillas se sienten húmedas, tengo mechones de mi cabello pegados en mi frente y en mis mejillas. Mi mirada asustada va hacía el techo, mi ceño se frunce, es el techo de mi habitación. Lo reconozco por la pintura de ángeles.
Me levanto de un salto, salgo de la cama, no importa si estoy descalza o mi vestimenta, no tengo tiempo para preocuparme de eso. Yo debería estar muerta, entonces, ¿por qué me he despertado? ¿Será un sueño? ¿Se trata de un último momento para pedirles perdón?
Salgo corriendo de mi habitación. Quiero comprobar. Quiero saber, mi familia... debo pedirles perdón. Corro desesperada por los pasillos, sé dónde deben de estar, todos los días se la pasaban entrenando con los caballeros que se unían a la orden del Gran Duque Andersen. Incluso si es un sueño, no importa, mientras que pueda pedirles perdón.
Los sirvientes que me ven exclaman sorprendidos, no importa si soy imprudente, salgo de la mansión y logro vislumbrar primero a mi padre, que parece reprender a uno de los aprendices. Verlo solo hace que mi pecho se oprima, creí que lo había perdido o tal vez sí lo perdí.
—¡Papá! —grito, llamando su atención, deja de ver al aprendiz y voltea a verme. Corro hasta él, en cuanto lo tengo cercas lo abrazo con fuerza.
Nunca fui tan alta como mi padre y mi hermano, pero tampoco recuerdo haber sido tan pequeña, mucho menos tan delgada como para que mi padre me pueda cargar sin ningún esfuerzo.
—¿Catarina? —lloro, aliviada por escuchar su voz. Puedo verlo. Puedo ver a mi padre una vez más.
—¿Catarina? —escuchar su voz, solo me hace llorar más, suelto a papá para ver a Karl, quién parece confundido, me aproximo hasta él y lo abrazo.
—Perdón —lo siento tanto, Karl, por mi culpa te mataron. Quiero decirle eso, pero no quiero hacer que me odie más si le digo la verdad, así que esto es suficiente para mí.
Karl me abraza confundido e incluso algo torpe.
—Señorita Catarina, no puede hacer eso —me separan de mi hermano y mi nana me envuelve con un abrigo. Sonrío sin importarme lo demás. Mi papá y Karl me miran confundidos—. Lo siento mucho, gran duque, la señorita se despertó y salió corriendo de su habitación —veo a mi nana y me siento extraña, que yo recuerde, era incluso más alta que mi nana. Veo mi ropa y llevo puesto un camisón rosa, el rosa dejo de gustarme cuando tenía doce años, y ¿por qué nana está aquí? ¿Grover también la mató? Eso es imposible.
—Está bien, no hay problema —mi padre se acuclilla cercas de mí, acaricia mi mejilla y me sonríe—. Vuelve a dentro, Catarina. Esta fresco aquí afuera —miro a todos lados intentando entender bien lo que paso. Morí, estoy segura de que morí. Sin decir nada más, mi nana me guía dentro de la mansión. Mientras vamos de regreso a mi habitación trato de conectar los puntos.
Estoy muy segura que morí. No pudo ser una simple pesadilla. A los veinticuatro años de edad morí luego de ser acusada por traición por parte de Grover, quien se volvió el Emperador luego de la muerte de su padre. Cuando coronaron a Grover fue el momento en que me di cuenta de que me usó hábilmente para su beneficio. Trabaje para él desde las sombras a la edad de quince años. Asesine al príncipe heredero, me deshice de nobles que se oponían a la sucesión de Grover. Y él se casó con Mint y declaró que no tendría Reina ni concubinas.
Me traicionó y asesinó a mi familia... tuve un aborto... me atravesaron con una espada... ¿quién fue el que me mató? Estoy segura de que lo vi.
Estoy empezando a tener dolor de cabeza cuando llegamos a mi habitación.
—Señorita Catarina —exclama alguien llamando mi atención, retrocedo y choco contra mi nana, ya que estoy sorprendida de ver a Artie. Parpadeo varias veces seguidas para estar segura de que es ella. Me acerco hasta donde esta y agarro su falda, doy un pequeño respingón. Artie era una de las sirvientas que servía para mí desde que era niña, junto con mi nana. Pero Artie se casó con un noble de bajo rango y se fue, no volví a saber nada de ella a excepción de lo que me decía en sus cartas, pero perdí el contacto con ella cuando tenía dieciocho, significa, que si ella esta aquí y se fue cuando yo tenía doce...
—¿Qué edad tengo? —pregunto, Artie sonríe divertida, parece que piensa que es un juego, pero hablo en serio.
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Comments
Yeli Martinez
si volvió es para q ese hombre no sea emperador. nunca
2023-01-26
3
Yeli Martinez
ya me intrigó quien fue q la ma.o por la espalda
2023-01-26
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muy bien Catarina es ahora de cambiar tu destino y acabar con los que te hicieron daño
2022-12-17
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