Capítulo décimo sexto- maratón 2/5.

Miércoles por la noche, Guido llegó a su casa, sin pensarlo mucho, fue hasta la habitación de Fátima, donde ésta se levantó espantada por el golpe de la puerta al ser abierta abruptamente.

- ¿Se puede saber por qué entras así? - pregunta seria y molesta.

- Porque es mi casa y entro como me de la gana, además, no mereces consideración de mi parte, te atreviste a agredir a mi madre. - dijo con voz de trueno.

- Sea lo que te haya contado, no me voy a desgastar tratando de explicar, es obvio que por ser tu madre la vas a defender. - habla seria.

Guido se acercó de manera amenazante y la tomó con fuerza por el brazo, zarandeándola, para luego empujarla y hacerla caer con fuerza a la cama.

- Si no fuera por mí hijo, jamás te hubiera vuelto a mirar, eres una... - intentó terminar.

Pronto a la habitación entró corriendo Michele, quien abrazó a su madre. Los ojos del chico eran fuego puro.

- No te permito ni a ti ni a nadie, tratar a mi Mom así. - el jovencito estaba realmente enojado.

- Hijo, yo... - volvió a tratar de hablar.

- Mom, quiero volver al departamento, en cuanto termines con tu trabajo, irnos a Londres, no quiero seguir aquí. - habló ignorando a su padre.

El corazón de Guido se contrajo, dolió como nunca antes, se maldecía así mismo por ser un bárbaro, por no saber razonar, estaba a punto de perder a su hijo, si es que ya no había sucedido.

Fátima que no había dicho nada, también sentía su corazón triste, le dolía ver la actitud de su hijo hacia Guido, ella sabe del gran amor que su hijo siente por su progenitor.

Una vez solos, madre e hijo se acostaron abrazados en la gran cama, ella comenzó a acariciar el cabello del jovencito.

- Mi amor, mi pequeño, no puedes enojarte con tu Dad. - habla la rubia.

- Mom, te maltrató, no voy a permitir que eso suceda. - dice con tono molesto.

- No lo voy a justificar, pero realmente ha actuado así, porque alguien le dijo que yo había agredido a tu abuela, ¿cómo reaccionarías tú? - explica la rubia.

- Estaría molesto, bueno, ya lo estoy... - se quedó pensando un rato - nos vamos a quedar, pero si lo vuelve a hacer, prométeme que nos iremos de inmediato. - le dice Michele a su madre.

- Es una promesa, yo tampoco voy a tolerar el maltrato. - le dice la mujer - Te prometo que si vuelve a maltratarme nos vamos a Inglaterra, no importa si dejo el trabajo tirado.

En la habitación de en frente, Guido estaba sentado en el piso al pie de su cama, cubría su rostro con ambas manos, mientras lloraba, se sentía el peor de los hombres. Su hijo lo odiaba, y cómo no, si lo vio maltratando a su madre.

Debió preguntarle a Fátima cómo ocurrieron las cosas, sabía en el fondo que su madre le declaró la guerra a su esposa y si no le ponía un freno a la mujer que le dio la vida, perdería a su propio hijo por ser un inconsecuente.

- Dios, ¿qué debo hacer? - preguntaba.

Poco a poco y luego de largas horas sin poder pegar los ojos, por fin se durmió. A la mañana siguiente se ofreció llevar a su hijo como todos los días, pero su hijo prefirió que fuera su mamá la que lo acompañara. Casrigaría a su padre con la ley del silencio, el señor Guido Morante, debía aprender a ser más racional.

Cuando quiso llegar a su oficina, ya lo estaban esperando las mismas tres mujeres del día anterior.

- Hijo, Hola mi bebé. - saludó la mayor.

- Hola mamá, ¿cómo estás? - trató de sonar amoroso.

- Hola Guido, que lindo verte. - esta vez habló Marietta - ¿Recuerdas a Adreana? Ella es la modelo de la que te hablé, ayer quise que tu fotógrafo la conociera pero fue grosero y sin justa razón nos gritó, incluyendo a Xica. - habló Marietta que era una mala leche de lo peor.

Guido solo hizo un asentimiento a la mujer que se lo estaba comiendo con la mirada. Sin que ellas supieran, él comenzó a buscar en las cámaras ocultas y que nadie, aparte de su jefe de seguridad, sabía que existían aparte de las cámaras comunes.

El hecho de que esas tres visitaran su oficina ayer, como le informó Apolonia apenas lo vio ingresar, para que supiera que no había sido ella la que reacomodó sus cosas.

Lo que vio en aquel vídeo lo hizo enojar al máximo, había sido una mierda con su esposa, por estúpido y no pedir una explicación, solo sé dejó envenenar de la mujer que hasta hoy, creía correcta.

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