Capítulo décimo segundo.

Ya estaban oficialmente casados, Fátima había llamado a la nana de su hijo para que viajaran hacia Roma.

Michele se emocionó un montón, no solo vería a su Mom, también conocería por fin a su Dad.

¡Por supuesto que si!

Fátima siempre le habló a su hijo de quién era su progenitor, así que el chico amaba a su padre, porque su madre se encargó de alimentar ese amor.

El sábado llegó procedente de Londres, un vuelo directo a la ciudad de Roma.

Del avión, descendieron un chico de casi 14 años y una guapa mujer de 40 y tantos.

Los ojos de Guido se inundaron de lágrimas, jamás se imagino que aquella mujer que tanto odiaba y amaba, tuviera a su hijo.

- ¡Mom! - el chico abrazó y llenó de besos el rostro de su madre - Te extrañé mucho, la nana es divertida, pero tú lo eres aún más.

Guido miraba fascinado aquella escena, su hijo era muy parecido a él, en cuanto a tono de piel y color de ojos. Michele le heredó también, la mirada intensa.

- ¡Dad! - exclamó emocionado el chico, dándole un abrazo a su padre - Por fin te conozco personalmente.

Guido lo abraza fuerte, no queriendo soltarlo, pues siente que si lo hace, se le va a escapar.

- ¡Eh! Dad, necesito respirar, devuélveme mi cuerpo. - bromea un poco el joven.

- Lo siento hijo, es que estoy muy feliz de conocerte. - decía el hombre con lágrimas en los ojos - Vamos pronto a casa, tenemos demasiadas cosas que contarnos.

Padre e hijo iban abrazados, las tres mujeres venían unos pasos más atrás.

- Pero Fati, el hombre está como quiere. - dice Chloe.

- Lo está, pero no puedo aspirar a tener con él, más que la relación de ser los padres de Michele. - dice con nostalgia.

Dentro de su corazón, se sentía muy feliz de ver a su hijo alegre por al fin haber conocido a su Dad. Él chico siempre soñó con este momento. Ella recuerda como solía mirar a los otros niños de su escuela, interactuar con sus padres.

50 minutos después, llegaron a la casa que Guido compró para vivir junto a su hijo y Fátima. La nana de su hijo serían la única que viviría con ellos, pues Tina se quedaría en el departamento.

- Bienvenidos, el día de mañana vendrá un personal de servicio. - les informa.

Los llevó al segundo nivel, enseñándoles sus respectivas habitación, entonces, el jovencito astuto lanzó un comentario.

- Dad, ¿cómo que mi Mom y tú no van a dormir juntos? - la pareja se tensaron ante la pregunta - Siempre he soñado con poder pasar una noche con mis padres, viendo pelis.

- Cuando quieras tendremos una noche de cine. - le dice Guido.

Fátima solo mantiene el silencio, ella sabe que Guido la odia y desprecia.

- Si me disculpan, debo hacer una llamada a mi amiga Tina. - se excusó rápido, para huir de la incómoda situación.

Guido la vio perderse por la puerta, sabía que sería difícil convivir con ella, esa mujer seguía siendo su perdición.

Mañana debía ir donde sus padres y los padres de Fátima, debía contarles todo, solo rogaba al cielo que su madre no le hiciera la guerra a la madre de su hijo.

- Dime mi cielo, ¿cuáles son tus gustos, que no te gusta? - pregunta el moreno con atención.

Ya mañana habrá tiempo para enfrentar a su familia y a la de Fátima.

......

La parejita salió muy temprano a casa de los padres de Guido. Fátima iba pidiendo a Dios que su suegra no vaya a sufrir un paro cardíaco debido a su matrimonio con su ex.

Más pronto de lo que le hubiera gustado, ya se encontraban en casa de los Morante.

Al descender del carro, sintió desfallecer, quería volver al carro y esconderse allí.

Guido sacó una llave y abrió la puerta, en la sala lo estaban esperando sus padres, sus suegros y cuñado.

- Buenos días, familia. - saludó.

Detrás de él, como cordero que va al matadero, venía Fátima, cabeza gacha.

La madre de Guido que estaba sonreída borró de inmediato su sonrisa.

- ¿Nos puedes explicar qué hace esta mujer contigo? - pregunta la mujer con mala cara.

A pesar de todo, Antonia era su madre y no podía gustarle el tono que usó Xica.

- Estoy esperando una explicación, Guido Joao Morante Gimenes. - insistió la morena de 60 años.

- Mamá por favor, he venido ha hablar algo importante. - dice Guido - No daré rodeo al asunto, Fátima y yo tenemos un hijo...

- ¡¿QUÉ?! - dijeron todos al unísono.

- ¿Ésta es otra de tus artimañas? ¿No te bastó todo el mal que causaste a mi hijo? Eres una porquería, una mier...

- ¡Basta! - dijo la madre de Fátima - Sé que mi hija no se ha portado nada bien, pero no voy a permitir que la sigas insultando, - sigue hablando - tenemos una amistad de muchos años, pero como madre, me duele como hablas a mi hija.

- Solo estoy diciendo la verdad, - habla la mujer, sintiendo su sangre hervir - si no te gusta que le diga la verdad a tu hija, que dañó al mío, creo que nuestra amistad llega hasta aquí.

Fátima no quería causar que una amistad de muchos años se terminara así.

- Creo que lo mejor será irme, - miró desafiante a la morena - no quiero ser la causante de que su amistad se rompa, pero algo si te diré, Xica, cuando quieras conocer a tu nieto, podrás hacerlo, lo mismo para ustedes.

Fátima salió de aquel lugar, hecha un mar de dolor y nervios, sabía que pasaría aquello.

Guido decidió salir detrás de ella, pero antes de salir, su madre lo detuvo.

- ¿Es lo que quieres para tu vida? ¿Seguir siendo su payaso? ¿Su títere? - preguntó.

- Por mi hijo soy capaz de meterme a vivir hasta en el infierno. - responde y sale del lugar.

Junto a su carro ve a Fátima, siendo abrazada por su madre, por primera vez, en los años que lleva de conocerla, la ve tan frágil.

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