Con el paso de los días, ya nos habíamos salido del hospital con el bebé en brazos. Al principio, me había sorprendido con lo rápido que había pasado los días. Enrique se había encargado del cuerpo de su esposa, mientras que yo, por mi parte, me había hecho cargo del bebé. No sabía en qué momento me había atrevido a asumir tal responsabilidad, tomando el puesto de la difunda el puesto de la difunta esposa. Si embargo, lo había hecho porque siempre me había gustado el Señor Enrique. Solo lo había descartado por el simple hecho de que tenía esposa.
Al verlo tirado en aquella esquina, me dieron ganas de tenerlo más aún, sabiendo que su esposa había muerto en ese momento. No quise perder la oportunidad, sobre todo teniendi un bebé recién nacido. Al paso de los meses, me había encariñado con bebé. Era como si fuera mío. Le daba todo el amor que en algún momento no había recibido de mi familia se lo daba a él.
- ¿Quién es el bebé más hermoso del mundo?_ con risas se acercó el bebé a punto de soltar un grito de satisfacción _ ja, tú verdad_ contestó Max.
- Al oír abrirse la puerta de la habitación donde estaban el bebé y Max, vi tal expresión de amor y cariño al bebé que no dudé en llevar los papeles que había querido proponerlo a Max _ ¡Hola, Max! Disculpa por la tardanza en llegar, solo que me había tomado al gunos días hacer estos papeles del trabajo y de esta petición que te quiero proponer, si te gusta _ pregunto Enrique entregando los papeles en donde decía que Max era el esposo y madre de David.
- Al tomar los papeles puede leer y ver con mis propios ojos lo que decía _¿Tú quieres esto, Enrique? _sin dudarlo le pregunte.
Muy bien sabía que a Enrique no le gustaba los hombres Omega, no sabía del por qué me quería de esposa.
- Si quiero, si tú lo quieres también, _ solo en papeles seras mi esposo, y así lo asimilaremos en la sociedad, pero en casa cada quien es libre de tener su vida aparte; tú bien ya sabrás que no me gustan los hombres Omega.
- Una clara aclaración y una tristeza invadía mi corazón; sentía que solo era usado. Al sentir las manos tibias del bebé, no dudé en poner de lado mi corazón. Sin duda está bien _asentó Max al firmar los papeles.
Con el paso del tiempo, me fui acostumbrado a la casa de Enrique. Era linda, acogedora; era un lugar en donde había espacio, pero a pesar de ello no se sentía alegría más bien la distancia avecinándose .
- Otra vez llegas ebrio a casa. ¿No te das cuenta de que te haces daño?_ contestó Max
- Tú no me das órdenes. Además, está es mi casa y yo puedo ser lo que se me da la gana. Tú solo estás aquí por él bebé y dada más que eso _ respondió Enrique con crueldad.
- Al salir de aquella sala, Max se dirigió a la habitación del bebé _ al entrar, pudo oír al bebé llorar. _ "Disculpa, mi amor, por haberme ido así" ,con amabilidad lo sostiene entre sus brazos.
Con el pasos del día, llegaba diferentes chica, una tras otras. Todas tenían cara diferentes; ninguna era la misma. Allí pude entender la gran diferencia entre ser Omega mujer y Omega hombre. Él me lo había demostrado con tales hechos que me dolió el corazón
- Este es el futuro que él me lo había ofrecido. ¡Qué estúpido fui! Eso me decía a mi mismo...
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