El día se hizo presente y las ganas de no asistir también. En esa cama cómoda, con el pelo despeinado, se hacía a sí mismo la pregunta de cómo le explicaría a su padre su ausencia en la facultad en un día tan hermoso y refrescante _ Si tan solo el tiempo estuviera feo, tendría una buena excusa de no ir. Maldita sea, el enojo se hacía presente en todo momento. Se decía asi mismo una y otra vez: "¿ por qué , por qué tengo tanta mala suerte?". _ Solo quiero olvidar lo que había pasado y quedarme en la cama, se decía David.
- Al salir de la ducha refrescante, se me vino en la mente que hoy tendríamos que hacer la tarea del proyecto. Al dirigirse la dirigirme en el armario de ropas pudo ver un conjunto de ropa que le quedaba perfectamente bien - Muy bien David ya no eres un niño, eres un adulto. Afronta los problemas que se te presente. La seguridad que se daba a sí mismo era una virtud que le daba muy bien. Al copo tiempo, salí del cuarto en dirección al comedor como siempre no había nadie cosa que daba gracias no encontrar a su padre solo estaba la mujer de pelo negro acomodando las cosas en la cocina - _Bueno día Sarah ¿como estás? _pregunta David a la mujer, que le daba una cálida sonrisa.
_ Muy bien, joven. ¿Quieres comer algo antes de ir _regunto la Sarah.
- Sí, me llevare este sándwich. Con esto ya me basta.
- David sin más, se despidió de Sarah y salí del comedor en rumbo a la facultad.
-En otro lado del lugar se hacía la misma pregunta una y otra vez: ¿cómo puedo ser que tales sentimientos invadieran su cabeza? Y su pensamiento le decía una vez más que tenía que decirle cara a cara a su destinado que era su Alfa. La circunstancia no se lo permitió en ese entonces, pero hoy tendría el valor de decirle a David que era su Alfa. Era cuestión de tiempo _ Bueno, Tomás, no te des por vencido, que hoy se lo diremos, Eso se decía más bien su lobo se lo decía, una y otra vez. Al ver que el teléfono sonaba, pudo ver en la pantalla del móvil que era Salís quien se estaba comunicando con él.
- Buenos días, Tomás ¿cómo estás tú? La voz tranquila del Salís en el teléfono se hacía presente al dirigirse a Tomás.
- Muy bien, gracias por preguntar. ¿Y tú como estás? _ dirigiéndose a Salís.
-Muy bien también ¿Y qué tal te fue con David? ¿Se le pasó el celo con el medicamento que te di? Disculpa por preguntar es que me pareció algo extraño ayer la rección de David al estar conmigo. Tratando de sonar tranquilo bien a la pregunta que le hizo al Alfa. No quería ser ta entrometido contigo _ contestó Salís.
El silencio invadió el ambiente. No se escuchaba ni una respuesta del Alfa a la pregunta del Beta; sólo se escucharon algunas respiraciones agitadas.
Hola Tomás ¿éstas ahí? Preocupado, el Beta al escuchar al Alfa comportándose así le había presentado al no escuchar más su voz, Al poco tiempo, se podía esperar del Alfa decir: -_ "Salís, él es mi destinado" con una voz tranquila y alegre a la vez.
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