Tan sólo con estas palabras saliendo de su boca dirigidas a mí, me sentí tan nervioso porque ya sabía de que no lo iba dejar así, que tarde o temprano teníamos que hablar los dos, pues era obvio que no se quedaría así. Al poco tiempo, ya estábamos haciendo algunas tareas que nos había dejado el profesor. Más sumado la tensión que me daba el Alfa al sentir su mirada puesta en mi, recuerdos todo el trayecto de la clase. Al poco tiempo, lo veía salir de clase. Ya había sido la salida del almuerzo.
Mi mente estaba en otro lado. No podía concentrarme en nada. Por primera vez, hubo un Alfa que me llamó la atención. Quisiera no pensar que el odio que sentía por ellos desapareciera solo por haberlo conocido a este. En eso, sentó una leve mano moviendo mi brazo.
- Pasa algo David te noto algo distraído si es de lo que hablamos en el estacionamiento no lo pienses tanto _ contestó Salís.
- Si lo se Salís no te preocupes si voy a ver cómo lo manejo con tranquilidad tratando de no darle tantas bueltas me dispuse a salir del salón he ir al comedor a ver si podía distraerme en las comida o en los preparativos que se estaban haciendo en la facultad y también había decoradores haciendo sus trabajo todo estaba quedando bien al doblar la escuela pudo ver al Alfa mirándolo fijamente sin siquiera pensarlo sus piernas tomaron impulso hacia el _ y bueno de que quieres hablar conmigo contestó David tratando de sonar tranquilo ante Tomás.
Se decía que cuando un Alfa y un Omega encontrarán su destinado no había poder alguno en deshacer lo y en este caso si lo había.
- Sabes David, siendo que me estás evitando en todo momento en la clase y en la salida, yo sé que estás sorprendió y un poco inquieto de lo que pasó, pero déjame decirte que no te he faltado el respeto en ningún solo momento contigo. Lo que quiero llegar contigo es que tengamos una conversación tranquila y en buenos términos. Si te parece bien, ¿me puedes acompañar? _ ,pregunto Tomás.
Al llegar en un lugar un poco apartado de la clase, me sentía un poco nervioso por el simple hecho de haberlo seguido sin haberle dicho a Salís en dónde iba. Al poco tiempo, llegamos a una clase un tanto desapartado. A simple vista, no me daba la seguridad de entrar en ese lugar.
- Oye, ¿no te parece que ya es suficiente de perder el tiempo? Mejor dime de lo que quieres hablar, _ contestó David.
- En eso, abre la puerta invitándole a entrar. No tengas miedo, no te haré nada, David, _ respondió Tomás.
-En la entrada se podía ver un sofá entre algunas cosas; no era como lo había imaginado. Estaba limpioy ordenado._ "¿Qué es todo esto? ¿Acaso estás entrando sin el permiso del profesor aquí _ pregunto David Un tanto dudoso.
- No te equivoques. Yo he pedido permiso al director poder ingresar en este salón. Iba a hacer un salón de cocina, pero como que a nadie le interesaba, lo suspendieron. Por esa razón, siempre vengo aquí. Me ayudo a distraerme. Ven, siéntate _señaló el sofá _ Mira de lo que quiero decirte, David. Es que tú, un tanto avergonzado, eres mi destinado .
En otro lado.
- Por qué aún no han llegado, o será que están hablando, se decía a sí mismo Salís al no verlos ingresar en el salón _ Oye Iban ¿será que puedes guardar las cosas de Tomás.
- Si, claro, no te preocupes _ contestó Iban sin preguntar tanto detalles.
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