A medida que llamaban la lista, sentía como mi corazón se acelerado. No sabía por qué estaba así; al escuchar mi nombre ser llamado, me sentía aún más disgustaba.
- Que suerte que estomos juntos. David, ¿no te parece perfecto? Al verlo un tanto inquieto, ¿pasa algo? David, no te veo del todo bien.
- Ah, no es nada, solo es un ligero dolor de cabeza - respondió David
Un tanto nervioso al sentir cómo su cuerpo le molestaba, no sabía por qué le estaba pasando esto, pero peor aún estando en la facultad.
En eso se acerca los dos miembros del grupo que faltaban y sin, más tardar, se presentaron.
- Hola, mucho guego. Yo soy Iván Gualquen Martínez, encantado de conocerles - respondio Iván.
- Hola, ¿que tal? Mucho gusto, soy Tomás Balcón Guerra, encantado de formar equipo con ustedes - contesto Tomás al dirigirse a la mirada a David.
- El gusto es nuestro. Yo soy Salís Texas Real y él se llama David Salto Pilar, encantado de conocerles - contesto mirándolo.
Sin más tardar, se pusieron de acuerdo en dónde iban a hacer el trabajo. A medida que la hora pasaba sonó la campana que indicaba la hora de salida de clase.
- Bueno chicos, quedamos en hacer el trabajo en cada casa. Ah, no se olviden de pasar números para así ponernos de acuerdo en la hora en que podemos hacer el trabajo - contestó Salís
- Está bien, Salís, este es mi número - respondió Iván. Así, sin más tardar, se repartieron los números para formar grupo.
- Oye, David, ¿te encuentras bien? Te he notado algo inquieto ¿te duele algo o qué? - pregunto Salís mirando un tanto preocupado.
- Solo es un leve dolor de cabeza, no te preocupes, Salís - respondió David.
- Ah está bien cuídate y avísame de cualquier cosa - contestó Salís.
-Está bien sin más, me dispuse a salir del salón con apuro. No sabía qué era lo que me estaba pasando, dolo quería llegar lo antes posible a casa. Al salir de la facultad, sentí una mano que me tomaba con dureza. Al mirar quien era, sentía cómo mi corazón estaba acelerado a más no poder - disculpa, ¿puedes soltarme?, voy un tanto apurado, tratando de sonar tranquilo - respondió David.
- Disculpa, es que desde hace rato te he sentido así, ¿acaso no te diste cuenta de que estás en celo?, déjame llevarte - pregunto Tomás.
- De que estás hablando ¿ yo en celo no puede ser.
En eso, siento las feromonas del Alfa; era un olor peculiar. No era un olor desde, más bien me gustaba. Sentí como mi cuerpo se debilitaba al punto de ceder ante su petición.
- Yo puedo solo, no te preocupes - contestó David. Al dar vuelta, sintió el aroma más fuerte, al punto de no poder dar un paso más.
- No te voy a dejar ir así como estás. Además, ahora me doy cuenta de que tú eres mi destinatario y eso significa que yo soy tu Alfa, por eso estás así. Era de esperarse que un Omega destinado se comportaba así con las feromonas de su Alfa. El vehículo estaba lleno de feromonas un arma a miel; se sentía tanto bien.
- No me hagas esto, David. Tu olor me enloquece al punto de querer hacerte el amor. Rayos ¿que estoy diciendo?.
- Alfa, dame tus feromonas, te lo suplico. En eso, sin dudar, sube entre las piernas del Alfa; sin dudar olfatea el cuerpo de Tomás. Al mirarlo, no podía resistir a esos hermosos ojos fijos en mí. Me llenaba de excitación al sentir sus labios contra los míos. Sentía un alivio que nunca había sentido y eso me gustaba.
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