—Madre
Sus ojos estaban cerrados, su pierna se encontraba totalmente cubierta por las blancas vendas cubriendo la herida que vio antes de que pudiera entrar.
Olvidando por completo sus deberes en la compañía que fundó desde los cimientos, no demoró en entrar a la habitación después del tiempo en que los doctores le habían confirmado del estado de su madre.
Ahora ahí estaba angustiado tomando su mano con fuerza llevándola a su mejilla para sentir el conocido toque, había estado horas dormida y ahora quería ver sus ojos, quería verla sonreír, quería verla despierta, no de aquella manera.
Al sentir el ligero movimiento de sus dedos en su mejilla se levantó con rapidez de su asiento y sonrió aliviado al ver como aquellos parpados se abrían y lo reconocían.
—Gracias al cielo, madre me tenías angustiado— Dijo con un suspiro largo al ver la sonrisa de su madre esa que solo podía dedicarle a él.
—Mi niño grande, has venido a verme— Logro decir acompañada de la tos
Al escuchar la resequedad de su voz soltó su mano y camino hasta el pequeño refrigerador y sacó una de las botellas con agua y se la acerco a la boca de su madre haciendo que esta tomara sintiendo el frescor del agua aliviar su resequedad, así pasaron el resto de la tarde, tras una reprendida por su poca precaución al conducir.
—Debería volver a la empresa, no quisiera que Nike se enfureciera— Menciono al ver como atendía una llamada tras otra.
—No quisiera dejarte sola madre, casi te pierdo y ahora quieres que me vaya—
Sonrió con delicadeza al ver la aflicción de su hijo que se acercó a ella tomando su mano con fuerza.
—Hijo, me has visto, todo estará bien, los médicos me atenderán, ahora solo son ellos los que pueden ayudarme y tú me ayudarías continuando con normalidad— Menciono dando un apretón a la mano de su hijo dándole el ánimo que necesitaba.
—Bien, le diré a Mary que venga a cuidarte en lo que yo termino con el trabajo— Le dio un beso en la mejilla y prosiguió a salir de la habitación con más serenidad.
Una vez afuera suspiro con alivio una vez más, había soportado los rostros de los molestos socios que no había más que querer explotarlos y pedir más de lo normal.
Su teléfono vibró una vez más exasperándolo, al ver el nombre en la pantalla le dio aceptar escuchándose la voz de su amigo.
—Que es amigo— Contestó con exasperación al reconocer el tono de voz cansado de su amigo quien tras un largo suspiro.
Conversando con su amigo por la llamada camino por los pasillos con normalidad hasta que escucho un nombre que lo hizo detener, un constante golpeteo en su pecho lo hizo sentir ansioso y nervioso tanto que sus manos empezaron a transpirar y temblar por las emociones encontradas.
—Maya
Todo se había esfumado en ese momento, los ruidos dejaron de oírse y tan solo pudo escuchar el palpitar constante de su corazón, girando sé lentamente solo miro a una mujer pelinegra para nada a comparación de la mujer que había conocido en el peor momento de su vida, ignorando el nombre que altero sus nervios llamo a su amigo de nuevo quien aún permanecía en la línea.
La verdad tras aquel nombre es que la mujer que había alterado su mundo en realidad si se trataba de ella, pues al haber sido llamada por una de sus compañeras salió del despacho y camino con ella hasta la cafetería del hospital como eran todas las tardes a la hora de la comida y donde poco después se reunieron con la castaña loca que por mas que hacian lo imposible para que no hablara de temas impropios no dejaba de hablar de los encuentros explosivos y vulgares con su novio.
—Y dinos Maya ¿Ya están saliendo tú y Jason?— Pregunto la pelinegra al llevar un bocado de su sopa a la boca volteando a ver a la pelirroja, esperando por una respuesta abierta y explayada al detalle.
—Se puede decir que sí, hemos salido a citas— Dijo sin tapujos a lo que las dos amigas voltearon a verse y volverse a ella expectantes por descubrir algo más que lo dicho —Hemos dado el primer paso, un beso en la mejilla, en los labios, agarre de manos, más, sin embargo, no hemos sobrepasado el límite de ese tipo—
—Por favor Maya, llevas saliendo con el casi medio año y te recuerdo que Jason Moore no tiene nada de pobre— Dijo exasperada Miranda Green ante la poca motivación que presentaba su pequeña amiga a la hora de tratarse de alguna relación amorosa —Digo que deberían pasar al siguiente paso, si no lo haces otra podría robarte lo que posiblemente sea una relación saludable—
En parte la razón le había golpeado el cerebro al caer en cuenta de sus palabras, pero no le era fácil para Maya quien sufrió una horrible experiencia en el baile de graduación, lambiendo sus labios y con la mirada perdida en su plato Sasha entendió lo que por su cabeza estaba atravesando pues fue ella quien la encontró y ayudó esa noche abrazándola y apoyándola, al abrir su boca no hizo más que cambiar la dirección de la conversación que hizo que la pequeña mujer sonreirá ante su intención por querer que olvidara los momentos del pasado.
Así pasaron la tarde, ocupadas en atender a los pacientes que llegaban y se iban rápidamente satisfechos.
Ahí de pie recibiendo las carpetas de algunos pacientes que requerirán de sus servicios, estaba tan enfocada en la información médica de los pacientes que no se enteró de la visita del hombre con el cual empezó a salir hace medio año, al ver la punta de unos zapatos negros y elegantes levantó sus ojos y lo vio sorprendida al verlo con un ramo de flores, se acercó a ella con lentitud sin dejar de sonreír abiertamente al verla entretenida y por lo mismo no le comunico a la enfermera de recepción para poder ver aquella expresión que le encantaba cada vez que lo veía llegar sin sobre aviso.
—Jason— Gesticulo apenas audible para ambos, volviendo hacer que la sonrisa del Menciono se formulará de nuevo en sus labios.
Maya Thompson era todo lo que un hombre podría llegar a desear, su amabilidad, su timidez, su alegría, todo le era perfecto para Jason Moore, sus imperfecciones, su casi nulo cariño que le daba, pero podía creer que era por la timidez que la dominaba.
Jason Moore es un gran hombre, millonario, cabellos rubios, ojos azules y una sonrisa encantadora, aunque muchas mujeres se guiarían por el estatus económico, Maya solo miraba lo superficial que era con ella, nunca se mostró déspota o petulante, siempre había sonrisa de por medio, un detalle que la sorprendía, pero jamás sintió la necesidad de quererlo como es debido y se lo dijo en cuanto empezaron a salir, aun sabiendo aquello con la delicadeza tomó sus manos dejando en beso en ella y le comento que lo que quería con ella era real y que no era necesario que sintiera algo por igual pues dijo que le gustaban los retos y que la enamoraría a su manera.
Lo mismo ocurría para Vincent Morgan que poco después de que él y su exesposa estuvieran en profundo acuerdo tramitar el divorcio no demoraron en hacerlo a espaldas ya de sus padres quienes lo habían hecho por mero trato de negocios.
Ahora mismo al ser la comidilla de los molestos reporteros y fotógrafos que deliberadamente mostraban la vida personal e íntima de las figuras públicas y no publicar que portaban una gran suma de dinero, había empezado a salir con Samanta Dupont que es la modelo de una de las mejores revistas de Broadway, aunque la verdad era que no la consideraba como una relación, puesto que la morena se tomó deliberadamente el papel de novia que él no le había dado.
Sus insistencias, sus coqueteos y sus para nada privado muestras de afecto le hicieron hablando ese frío corazón y permitirse la oportunidad de empezar de nuevo y vaya que lo dejo ser, pues su compañera de cama al momento en que ambos conversaran al respecto está no espero por más y se lanzó a sus brazos pasando la noche en su departamento en uno de los hoteles de su nueva pareja, al viajar y salir por el lobby jamás se habían imaginado que los periodistas y fotógrafos estuvieran ya esperándolos.
Tras una reprenda de parte de su padre ambos habían dejado en claro las cosas, tanto el que ya tenía 30 años y había fundado su empresa con su sudor al lado de su fiel amigo le dejo en claro a su padre que ya no tteníacontrol sobre su vida y que se podía permitir cualquier lujo pues su imagen ya era suya, así fue como dejó en claro el deslindamiento de padre e hijo.
Así fue como empezó a salir ya en público y sin problema con la morena que encantada mostró sus cartas, como en ese momento que al llegar a su espacio privado en las paredes de su Penthouse privado se vio sorprendido por la aparición de su pareja que se encontraba delante de él sin nada que la cubriera más que la larga melena marrón.
Así es como se encontraba en ese momento en las manos de la experta mujer que no demoró en lanzarse a su boca y ser despojado de su ropa sin siquiera haber finalizado de llagar.
Espero a que ella terminará y cuando por fin había caído rendida fue que se permitió salir de la habitación, estaba cansado de ella y su idea de que son la pareja perfecta, ¿La quería? No le era necesario saberlo por qué no lo hacía, no la apreciaba, no sentía algo por ella tan profundo como lo sintió por aquella pequeña pelirroja que le dolió al despertar solo aquella noche.
Aquella noche quedó grabada en su ser tan profundamente por el hecho de que sería la prueba de su amor, si ella aún estaba con él al amanecer, la seguiría buscando aun si su padre se molestaba al respecto aun si tenía a todos en su contra por quererla, pero le dolió el hecho de que cuando tuvo la valentía de ir a buscarla cuando fue su graduación para verla, felicitarla y pasar la noche con ella se vio oprimido por el hecho de enterarse de que había pasado la noche con Liam Peterson por eso se dio la oportunidad de cambiar y de empezar una nueva relación aun si esta lo estaba ahogando en un mar de tormento.
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 38 Episodes
Comments