La vida se define como aquella capacidad de nacer, respirar, desarrollarse, procrear, evolucionar y morir, pero como ser humano nos enfocamos en la última palabra "morir" todos cometemos los mismos errores de la vida, tememos morir sin lograr los sueños de los demás, sin pensar en lo que realmente queremos en la vida y al final, morimos sin hacer lo que por alguna vez queríamos.
Al no tener un enfoque en la vida, al no tener la meta que nos dará el empuje, te encontrarás como yo en ese momento, perdido en el alcohol, rodeado de chicas que darían lo que fuera por tenerte en sus camas con una gran expectativa y decir "Dormí con Vincent Morgan" patético, pero así es mi vida, descarriada, para el colmo la mujer a la que menos quiero ver está delante de mí fingiendo que no ve en absoluto.
Eres estúpido al creer que la primera mujer que te habla bonito, que te entiende, te ame, no, amigo huye, corre lejos de ese lugar en el que ideaste un futuro que desde el momento en que le abres las puertas va en picada, Madison London, mi ex pareja, que no dudo en meterse en la cama de otro tipo valiéndose que yo lo supiera o no, ahora siento la vergüenza ajena al verla intentar sus artimañas de provocar un signo de celos en mí, pero esta noche no pienso pasarla como comúnmente aria.
Llevo horas desde que llegué, tome una cerveza y me senté en el sofá teniendo una chica en mi regazo, llevaría horas así, perdido en mis pensamientos.
Y es que desde hace cinco minutos he dejado de oír mis pensamientos por cuestiones de la música que vibraba en mis oídos, todo corría en orden cuando vi a una extraña que jamás había visto.
Había visto a muchas mujeres, más de las que podría contar, pero a esa extraña y bajita mujer nunca la había visto, hago un ademán en mi pierna haciendo que la chica sentada en ella se pusiera de pie y se marchara, es cuando pongo mis codos en mis rodillas y no la pierdo de vista, habla con un chico, no, sé quien es en realidad el rubio con carisma de chico bueno y amable, Liam Peterson, pero me enfocó más en la chica que se eleva en puntillas y cubre la boca del rubio quien se ríe de algo que claramente nunca volveré a oír.
Pero no pierdo el tiempo de verla a ella, caderas anchas, muslos regordetes, cintura delgada y hombros anchos al igual que sus caderas, la recorro de pies a cabeza sin disimulo, no quiero perder la de vista.
En veces me pregunto que tan canalla sería al agregarla a lista de espera de las muchas que desean que la voltee a verlas, pero esa lista se borró al verla ahí tan ignorante ante mis ojos que no paraban de recorrerla, me puse de pie con la intención de acercarme a ella y verla más de cerca.
Así paso la noche y con ella una ola de acontecimientos que me fueron indiferentes a la hora de sentir un brazo adormilado, poco a poco, abrí los ojos queriendo acostumbrarme a la luz del sol que entraba queriendo matarme cuál vampiro que se encuentra encerrado en el más recóndito lugar oscuro y lúgubre.
Al intentar mover mi brazo, una punzada de dolor me detuvo de hacer cualquier acción volviéndome a tumbar sobre la cama con el dolor en mi brazo, una vez más tumbado sobre la cama, fue cuando miré de hacia mi costado, por un ligero movimiento me basto para saber que no estaba solo.
Una sonrisa asomó de mis labios, pues ahí estaba, la chica que robo mis ojos ayer cuando la vi de pie con ese rubio, creo que ah de estar profundamente dormida y debe ser ajena a que no está sola en realidad, pues se acomoda dándome más vista de su trasero provocando que la blusa azul se levante mostrándome un pedazo de su piel, cremosa y ¡increíble! Lleva un pequeño tatuaje de conejito en su costado de cadera que sobresalía de aquella falda de cuero.
También me di cuenta del color de su cabello, pelirroja natural de un rojo profundo y a la vez brillante, su cabello es largo que no dude en jugar con uno de sus cabellos con mis dedos logrando desprender su aroma a chocolate, cuando intento ver más haya de ella se levanta de golpe deteniendo en seco.
—Que ha pasado— Una ligera vocecita sonó para mis oídos apenas en un susurro, rápidamente ella se giró hacia mí, que al verse se puso de pie de un salto —Quien eres tú—
—De verdad debo responder a ello— Dije socarronamente soltando una risita que no le había gustado para nada pues sus cejar se ciñeron, aquello provocó una risa en mí que no pude soportar, era tan tierna incluso cuando se mostraba disgustada —De verdad no sabes quién soy o es que quieres que confirme que esto no es un sueño—
—No sé quien eres— Aquello solo me sorprendió más de la cuenta, ¿Qué no sabía quién era? Debe estar tomándome el pelo. Cuando intento hablar la noto más pálida — No ocurrió nada anoche o si— Dijo con la respiración a cien por ciento agitada.
En un intento por recordar lo ocurrido anoche solo recuerdo vagamente que estábamos bebiendo shots y uno un beso, pienso más para ver quien era la chica y cuando la veo más nítida y clara, mis ojos no reparan en ser discretos y la observan con detenimiento, debe ser consiente pues sus mejillas se tiñeron de rosa al instante.
—Un beso, eso fue lo único que ocurrió— Hablo al verla apretar sus manos sobre la costura de la falda viendo como quisiera que esta fuera más larga.
—Ah… Yo… No, adiós — Grito aquello último dándome una horrible jaqueca que había olvidado al tenerla de pie frente a la cama, pues como el maldito imbécil que soy, no paraban de recorrer su cuerpo como el pervertido que soy.
—Oye, espera, solo fue un beso, no quieres repetirlo— No estaba controlando lo que decía, pude darme cuanta al reírme por lo que había dicho.
Eso jamás me había ocurrido, ser abandonado en una habitación desconocida, por una mujer desconocida que no quería lanzarse a mi boca en el ínstente que me viera, sino todo lo contrario, salto de la cama, me miró avergonzada, no sabía quién era y para colmo solo dijo "adiós" debe ser un juego.
...…...
Ahora me encontraba en la cafetería Daniel's junto con mis amigos que no asistieron a la fiesta, quienes me abandonaron en mi soledad, que mi mejor amigo me cambio por su novia que ahora se burlaba de mí.
—Quedamos que no le contarías lo ocurrido — Dije mirando mal a mi amigo que se reía al unísono que su novia
—Lo siento, pero esto lo tenía que saber alguien si no explotaría cada segundo que te viera—
Ese fue error mío, contarle a mi mejor amigo que una chica había huido de mí esa mañana me tenía herido en el orgullo pues jamás me había ocurrido así es todos estos años de don juan, y la burlas de ellos me molestaban al igual que la horrible jaqueca que tenía desde que desperté y para el colmo el brazo aún me dolía al tener la cabeza de esa pelirroja en mi bíceps.
—Definitivamente, tengo que conocer a esa mujer, que se resistió a los encantos de un Vincent Morgan, eso debe ser escrito en un libro—
Dijo burlando a carcajadas y no la culpaba, estaba Aclaro que el extraño comportamiento que me arraigo después de haberla visto huir de mi tan reacia a la idea de que pudo haber dormido conmigo en la misma cama mucho después de haber compartido un beso fue una apuñalada para mi ego, con el mar sabor en la boca, una horrible jaqueca y el asqueroso beso que compartían mis amigos decidí levantarme y salir de la cadera sintiendo el aire fresco que la lluvia proporcionaba en ese preciso instante.
Buscando el encendedor en los bolsillos de mi pantalón encendí mi cigarrillo sintiendo el placer que este conllevaba al menguar un poco el dolor de mi cabeza y la tensión de mi cuerpo, además el frío dejó de sentirse por lo caliente que recorría mi garganta para después ser expulsado.
La vida era una mierda para mí, pero tenía una madre que me amaba, una que me mostraba afecto en todos los momentos en que estaba delante de ella y la apreciaba, pero aun así el enojo formaba parte de mí que sin pensarlo me hice un ser violento y agresivo borrando la luz que mí madre iluminaba con empeño, olvidando su amor al ver lo caótica que puede ser mi vida.
Fue cuando llevé el cigarrillo a mis labios que te vi, una vez más el destino te había puesto en mi camino, te vi cruzar la calle en medio de la lluvia, abrazando ese libro con todas tus fuerzas hasta que llegaste a mi costado para cubrirte de la lluvia, y fue cuando te vi más de cerca, cuando aprecie tus pecas, tus labios carnosos y rosados, tu nariz pequeña y esos ojos que se escondían tras esas gafas enormes de círculo, no me habia dado cuenta de lo hermosa que eras al estar como un bobo viendo tus piernas en aquella habitacion, mis ojos te examinaron sin vergüenza te vi de la cabeza a los pies, de pies a cabeza y ya no podía sacar tu imagen de mi mente aun si te había visto con aquella falda provocadora, pero te veías aún más hermosa en aquella falda larga hasta tu chamorro acompañada por esos tenis negros que hacien juego con tu ropa negra, tan tierna al buscar calor en aquel cuello alto, tan tierna al ver tu nariz roja.
—Hace frío aquí afuera, deberías entrar— Te hablé mientras sentía como las manos me temblaban al ver que me miraste y me dedicaste una ligera sonrisa que brillo para mis ojos, sonreí al ver que no habías reconocido como yo si lo hice al verte cruzar la calle.
—Una amiga pasará por mí, no quiero hacerla esperar— Tu voz sonó tan gentil, tan cálida, tan dulce, tan diferente a la de esta mañana y fue lo mejor que había escuchado en toda mí vida, ni la música más tranquila, ni más melódica, se comparaba con la tuya, una voz dulce, cálida y temerosa al mismo tiempo, apartaste la vista de mí rompiendo el contacto visual.
Al ver tu timidez, sonreí, por primera vez fue una sonrisa verdadera, una de la que yo mismo me extrañe, pues sentí como aquello a lo que se llamaba corazón después de tanto tiempo funcionaba, por primera vez supe lo que eran los nervios.
Me recarge sobre la pared sin dejar de observarte, seguí tus movimientos al ver como sacaste tu teléfono y lo observaste un tiempo para después volver a ocultar esas delicadas manos, perdí la noción del tiempo, mi cigarrillo se había terminado, pero aún estaba ahí idiotizado por ti, hasta que llegó un auto y se detuvo frente a la cafetería y una castaña te gritaba por la ventana por tu nombre.
—Maya— Te grito y tú saliste corriendo en respuesta hasta la puerta trasera y desapareciste de mi vista.
Esa mañana al verte tan tímida al pie de la cama, iba a preguntar por tu nombre, pero no me diste el tiempo de hacerlo al verte correr despavorida, pero ahora sin que tú lo supieras había descubierto tu nombre, el nombre de la mujer que hirió mi ego y puso mi mundo de cabeza.
—Nos veremos pronto Maya—..
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Comments
Bettzi Iseth Nieto Peralta
me gusta narrado desde la perspectiva de los protagonistas
2024-05-05
5